XXIII- Tarde de terror

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CAPÍTULO XXIII — Tarde de Terror

NATHALY

—¡Ah! —grito pegando un respingo y derramando cotufas a mi alrededor.

Es domingo, estamos en casa de Mike con nuestra tarde de películas en marcha, todo iba muy tranquilo hasta que nuestro estimado anfitrión se dejó manipular por el puchero y los ojitos tiernos de Mara y la dejó elegir la película.

¿Saben quién es una amante del terror y el misterio? Mara Escalona.

¿Saben quién es una miedosa innata? Yo.

—No exageres, eso ni siquiera asusta. —bufa Mara rodando los ojos.

—Sabes que detesto los payasos. —le recuerdo y me pego las rodillas al pecho casi que haciéndome una bolita asustada.

Ella escogió algo "suave" para no traumarnos, puso la de It, pero creo que olvidó por completo que tengo una fobia irremediable hacia los payasos. Los detesto por completo. Justo en la pantalla acaba de verse la escena en la que el niño pierde el barquito de papel en la alcantarilla y cuando se inclina a ver por ahí los ojos amarillos y terroríficos del payaso hacen su aparición, lo que no entiendo es por qué narices el niño no sale corriendo, o sea, yo veo un payaso en la calle y de inmediato mi cerebro me grita: ¡Corre perra, corre! ¡En círculos no, derecho, derecho!

—¿No te gustan los payasos? —pregunta Víctor escrutando mi rostro con curiosidad.

—No, los aborrezco —respondo con un estremecimiento—. Cuando era niña, mi mamá solía llevarnos a McDonald's, y siempre había mujeres con las caras pintadas me perseguían diciendo: "¿Quieres pintarte la carita? ¿Quieres que las payasitas te pintemos una flor?" —imito la voz chillona—. Y yo siempre corría lejos de ellas diciendo que ¡no quería que me pintaran mi carita ni que me hicieran ninguna flor!

Todos estallan en unas sonoras carcajadas.

—Y aun cuando va a ese sitio evita a toda costa cruzarse con las payasitas. —añade Mara riéndose.

—Pero si ellas son inofensivas. —comenta Morgan y se mete un puño de cotufas en la boca.

La miro con desconfianza.

—No lo son, son malas. Con su sonrisa demoniaca y sus expresiones raras espantan a cualquiera.

—Dramática. —me espeta Mara.

—Quiero oír que me digas eso cuando una de esas locas me secuestre.

—Yo te protegeré de los payasos, preciosa. —susurra Danny en mi oído con voz ronca.

Me sonrojo sintiendo hasta las orejas calientes, le doy una sonrisa de agradecimiento acompañado de un beso en la mejilla.

—Awwww, que bonitos son ustedes dos...

Mara resopla.

—¿Bonitos? Tanta azúcar me empalaga.

—Pues yo quiero un príncipe azul tan cariñoso como un oso, y lo seguiré esperando toda la vida si hace falta.

—Mi hermosa damisela, su espera ha acabado, porque su caballero ha llegado. —recita George tras aclararse la garganta y se arrodilla frente a ella, así como aquella vez en la playa.

—¿Dónde está que no lo veo? —pregunta ella haciéndose la loca para fastidiarlo.

Erik se burla de él.

—Amigo, recoge tu dignidad.

—¿Por qué él habla tan extraño? —inquiere Jordan de repente refiriéndose a George.

Una estrella agonizante ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora