—¿Por qué dejaste de bailar de manera profesional?
Era algo que nadie, hasta el día de hoy, me había preguntado ni siquiera mis amigos, supongo que ellos creyeron, así como todos, que fue por mi mamá porque al tiempo de que ella murió yo deje algunas cosas de lado. Sin embargo, ni ella ni su muerte fueron el motivo de que yo dejara a un lado una de mis cosas favoritas en el mundo, sino que fue por mí.
La realidad era que estaba por cumplir dieciocho, necesitaba un trabajo que me ayudara a sobrevivir mientras estudiaba algo que me ayudara económicamente en un futuro y también algo que me guste y no odie, porque no tenía la intención de depender eternamente de mis tíos, sobre todo porque ellos no tenían esa obligación conmigo y tampoco quería que la tuvieran, no quería ser una carga.
—Supongo que fue parte de crecer — le respondí encogiéndome de hombros.
—¿Lo retomarías en algún momento?
—Me encantaría hacerlo, pero mis horarios son horribles. No me daría el tiempo.
—Me suena a excusa.
—Puede ser - admití — No me siento preparada para volver, seria como volver a empezar. No sé, pero si me gustaría mucho enseñar.
—Ah ¿Sí?
—Sí es algo realmente hermoso, es otra experiencia. Hace unos meses di una clase con una amiga y te juro que lo que sentí en ese momento no tiene comparación con nada, ni siquiera con solo bailar —le dije recordando ese momento tan lindo y especial. Levanté la vista y lo encontré observándome fijamente, algo que me resultó un poco incomodo a pesar de que él no estaba acá sino en la pantalla de mi teléfono — ¿Qué? ¿Tengo algo?
Llevé mis manos a mi rostro y empecé a tocarme esperando encontrar algo que estuviera fuera de lugar, no sé, quizás algún rastro de comida o baba, en el peor de los casos.
—Nada. Sos muy linda ¿Sabias?
Siento como sus palabras hacen efecto en mí y mis mejillas enrojecen.
—Si, pero quiero escuchar más — dije creyéndomela, y provocando su risa.
Otra de las cosas que recientemente descubrí que me gustaba de él.
—Y después decís que yo soy el creído, Sabrina — lo vi mover la cabeza lentamente de una lado al otro, negando.
—De los dos, vos sos el más creído y egocéntrico - repliqué, Brandon volvió a negar, pero esta vez mordiéndose el labio inferior, un gesto que me gusta y me deja algo tonta por unos minutos.
Lo que digo desata una discusión que dura varios minutos en los que él insiste en que no es tan creído como yo lo pinto, sino que solo es un hombre honesto y sincero que le gusta hablar con la verdad, algo que me causa demasiada gracia en todas las formas en que me lo dice, es imposible no reír cuando él se esfuerza tanto para justificar algo que es injustificable.
—¿Te hubiese gustado dedicarte otra cosa? — le pregunté de la nada.
Brandon me miró pensativo y algo indeciso, tardándose más de lo que pensaba en responder.
—Me hubiese gustado ser profesor.
—¿De qué? — curioseé.
—De matemáticas, enseñar en un secundario o quizás en la universidad.
—Camila, una de mis mejores amigas, esta haciendo un profesorado de matemáticas. Así que eso te vuelve el segundo rarito que conozco que le gustaría ser profesor y encima de matemáticas.
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El chico de Instagram
RomanceElla no lo recordaba en lo absoluto. Él no podía sacársela de la cabeza. Un comentario y un mensaje en Instagram fue lo que le dio lugar a que algo entre ellos comenzara, una buena amistad que poco a poco fue evolucionando, volviéndose lo que ello...