Capítulo 29

43 16 0
                                    

Con el teléfono en la mano, después de haber cortado la llamada con Kevin y llenar de mensajes el chat de mi mejor amiga, volví revisar las notificaciones esperando ver alguna mensaje o señal de vida de Gala, sin embargo, seguía igual que hace unos veinte segundos: vacía. No había caso, por más insistencias de mi parte sabía que ella no iba a responder ni mucho menos que iba poder solucionar todo el desastre en una noche, Gala necesitaba más tiempo, pero Kevin tampoco se lo daba y eso hacía tan difícil todo.

Sobre todo, tener que responder las interrogativas de Matías mientras intentaba convencerme a mí misma que esto no iba a terminar mal.

Sin embargo, cuando Bruno se puso detrás de mí y su pecho desnudo —porque se negó a ponerse nuevamente su camisa— se pegó a mi espalda antes de que sus brazos rodearan mi cintura desde atrás provocando que la piel se me erizara ante su contacto y sintiera una pequeña corriente recorrer mi cuerpo de pies a cabeza, me desconecté de absolutamente todo. Fue automático, sentirme tan relajada y cómoda en sus brazos. Y se sintió tan bien que ni siquiera intenté cuestionarme lo loco y raro que era sentirse así después de habernos visto solo tres veces en toda la vida.

—¿Ya terminaste de retar a tu amigo?—me preguntó con tono burlón.

—Sí, aunque me quedaron las ganas de asesinarlo.

—No creo que sea para tanto, el pobre está enamorado.

—No sé, sinceramente con él nunca se sabe si es en serio o solo algo temporal —le conté un poco decepcionada de que fuera así porque la que salía perdiendo siempre era mi querida amiga.

—No creo, se nota que en serio la quiere. La forma en que la mira lo dice todo, además los escuché hablar en año nuevo, el hombre se escuchaba arrepentido.

—Yo no estoy diciendo que no la quiera, solo que con Kevin es difícil saber si es esta vez quiere tener algo serio o si es solo otro capricho que se le va a pasar en unos días y volver a lo mismo de siempre.

—Uhm ¿Kevin? Creo que me equivoque de persona—. Giré un poco la cabeza justo para verlo formar una mueca con sus labios.

Lo miré confundida.

—Sí, Kevin...¿De quién estabas hablando vos?

—No sé, no importa—me dijo para posteriormente deshacer nuestro abrazo para tapar mis ojos con sus manos, llevándome de vuelta, por unos segundos, a la primera vez que nos vimos cara a cara—.Ya está la comida, y como es una sorpresa me veo obligado a taparte los ojos.

—¿Es necesario?

—Sip, para darle un toque más de misterio a la noche.

Con su ayuda, y de hecho no fue mucha porque terminé chocando con algunas cosas en el camino, me senté en una de las sillas que rodeaban la mesa del comedor y enseguida el aroma de la comida me cautivo.

Y no me decepciono en lo absoluto al ver que nuestra comida se trataba de nada más ni nada menos que pure de papa con una presa de pollo, hecho al horno y muy bien preparado. Una delicia total que tenía un lugar especial en mi corazón.

Sin embargo, algo no me cerraba.

—Vos sos una estafa—lo acusé dudando de su credibilidad.

—¿Por qué?

—¡Porque vos no hiciste esto, Bruno!

—Te juro que lo hice yo.

—Encima juras en vano—meneé la cabeza, negando e intentando contener la risa— no tiene sentido ¿En qué momento llegaste a preparar esto?

El chico de InstagramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora