—No me quiero dar protagonismo, pero en parte fue mi culpa —le dije a Matías sosteniendo el teléfono entre mi oreja y hombro mientras buscaba algo de ropa para cambiarme.
—¿Por qué? ¿Acaso los forzaste a besarse?
—No, pero le insistí a Gala para que me dijera lo que pasaba.
—Tarde o temprano se iba a saber. Además tanto él con ella tomaron una decisión y es por eso que solo ellos son los responsables de su propio desastre, aunque nos termine afectando a todos.—Bueno, sí. Puede que sea así, pero de todos modos me siento un poco culpable, no quiero que nos separemos.
Tomé una remera de manga corta y un pantalón negro holgado que me compré hace años y procedí a ponérmelo después de haber dejado el teléfono sobre la cama y en altavoz para poder seguir escuchando la preocupada voz de mi amigo.
—¿Crees que ella se va a alejar de nosotros? —me preguntó luego de quedarse unos segundos en silencio.
—Sí, necesita alejarse un tiempo para poder aclarar su mente y poder superar lo que siente por Kevin o por lo menos asumirlo e intentar verlo solo como un amigo —le respondí teniendo en cuanta lo que Gala había dicho hace unas horas — es una mierda, pero es necesario. No está bueno que se ilusione y joda su relación cada vez que Kevin le da falsas esperanzas de que puede llegar a pasar algo serio está vez. No es justo para ella.
—Yo hablé con Kevin y se siente mal con lo que hizo, vos sabes muy bien que él si siente algo por ella pero que no puede avanzar por todos esos estúpidos ideales que tiene.
Asentí de acuerdo con lo que Matu decía. Era cierto que Kevin también sentía algo por Gala, pero por más que los dos quisieran estar juntos siempre había algo que los frenaba y en parte eso era la tonta promesa sobre no tener nada serio a la que él le era fiel. Sin embargo, en varias ocasiones tenía un momento de debilidad con ella y terminaba dándole un granito de esperanza sobre ellos juntos que terminaba durando menos de lo que mejor amiga esperaba.
—Y con más razón, creo que ese tiempo lejos los va a ayudar a los dos para que aclaren sus mentes y puedan seguir siendo amigos o lo que ellos quieran.
—Los voy a extrañar— dijo y lo pude imaginar haciendo un puchero con sus labios.
—Podes ir a verlos a cada uno —le sugerí al tiempo que me sentaba en la cama y agarraba el cepillo para pasarlo por mi cabello y darle un poco más de forma.
—Sí ya sé, pero no es lo mismo, Sabru.
—Peor es nada, así que... — el teléfono vibro sobre la cama con un mensaje entrante de Bruno.
Brandon.acv2: Creo que estoy cerca, bueno el GPS dice eso.
Terminé de leer su mensaje y presioné mi dedo sobre la barra para responderle.
Sabri_nardella: okey, la puerta está abierta así que pasa tranqui que yo me estoy terminando de cambiar, pero igual me da fiaca salir a abrirte.
Sabri_nardella: por cierto, es la reja violeta. Entras y subí las escaleras.
—¿Y vos cuándo te le vas a declarar a Cami?— le pregunté a Matu volviendo a nuestra conversación.
Lo escuché reírse antes de suspirar y supuse que lo que seguía era alguna excusa por lo que todavía no lo había hecho.—Acabo de ver como una amistad se rompe por algo que hasta puede llegar a ser pasajero, no voy a arruinar la nuestra por lo mismo —me dijo seguro de sus palabras.
—Ustedes son un punto y aparte, no tiene porqué ser lo mismo, mira si ella siente lo mismo por vos.
—Vos y yo sabemos que no es así, me tiene en la friendzone forever —suspiró— y ya me resigné a que sea así, en algún momento me va a dejar de gustar.
—¿Y si no? —insistí agarrando el teléfono para dirigirme hacia las escaleras que le me llevaban al living.
—Nada es para siempre Sabri, en algún momento voy a dejar de tenerla veinticuatro siete en la cabeza y me va a empezar a gustar alguien más y lo que siento ahora por Camila va a ser cosa del pasado.
Asentí sin poder contradecirlo, tenía un punto y era bastante cierto. Abrí la boca para hablar y darle la razón sin dejar de insistir que en algún momento iba a encontrar a alguien que sí correspondiera a lo que él siente, pero el ruido de la reja abriéndose me distrajo y caminé rápido hacia la ventana que daba al pasillo de la entrada para ver a Bruno apoyar las bolsas que cargaba sobre el suelo para sacar su teléfono.
—¡Subí!— le grité y enseguida se giró para verme regalándome una de sus lindas sonrisas.
—¿A quién le hablas?— me preguntó Matu del otro lado de la línea, curioso—¿Me vas a engañar con otro?
Me reí y quitando el altavoz me llevé el teléfono a la oreja al tiempo que cerraba la ventana.
—Ya estás igual que Lio y su locura de que lo engaño todo el tiempo.
—Eso no responde mi pregunta, mal amiga.
—No te estoy engañando, solo es Bruno que vino a casa.
—Mmm— dijo y enseguida imaginé su expresión, era algo así como la del emoji de la luna —. Así que tu chongo te fue a ver, eh ¿Y qué van a hacer?
—No sé, comer.
—Comerse, querrás decir —me burló.
—Nada qué ver, nene.
—Seguro que no, nuestra pura Sabrina jamás haría eso—contestó sarcástico.
—Sos un pesado, Matías —me quejé acercándome a la cocina para acomodar algunas cosas que había dejado tiradas hace días.
—Igual me amas, así que no sé qué tanto te quejas.
—Cállate tonto, después hablamos. Chau.
—Usen preservativo —me gritó antes que finalizará la llamada, justo a tiempo para escuchar la puerta de casa abrirse y ver a Bruno entrar por ella.
No tarde mucho en mirarlo de arriba abajo mientras me acercaba, fascinada con lo que llevaba puesto hoy y con lo bien que le quedaba. Tenía puesto una camisa blanca con los primeros cuatro botones desprendidos, un jean negro con roturas en la rodilla, unas zapatillas blancas y, por supuesto, unos lentes negros que lo hacían ver mucho más lindo, y eso sumaba muchos puntos.
—¿Sabías que dejar la puerta abierta es un peligro? —me preguntó inclinándose para besarme con la misma emoción con la que yo le correspondí, haciéndolo nuestro nuevo saludo y para nada algo incómodo.
Me gustaba esa comodidad y familiaridad que me generaba.
—Mis tíos están afuera, así que me siento lo suficientemente segura — le contesté alejándome de él para luego tomar una de las bolsas que cargaba.
—Demasiada seguridad tenés, casi que no me dejan entrar. Fue todo un interrogatorio.
—Ves, por eso me siento segura —dije riéndome mientras dejaba la bolsa sobre la mesada— ¿Qué compraste?
—Algunas cosas para cocinar.
Me giré para verlo.
—¿Vas a cocinar vos?
—Obvio, corazón — sonrió con autosuficiencia— te voy a hacer mi especialidad.
—¿Y esa cuál sería? — cuestione levantando una ceja, moviéndome para acomodarme sobre la mesada, sin dejar de verlo.
—Es una sorpresa, pero te puedo asegurar que soymuy bueno, igual que en todas las cosas que hago — me aseguró giñándome un ojo antes de girarse para seguir sacando las cosas de la bolsa.
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El chico de Instagram
RomanceElla no lo recordaba en lo absoluto. Él no podía sacársela de la cabeza. Un comentario y un mensaje en Instagram fue lo que le dio lugar a que algo entre ellos comenzara, una buena amistad que poco a poco fue evolucionando, volviéndose lo que ello...