Capítulo 21

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Los asuntos burocráticos y legales tras mi renuncia no tardaron en aparecer y volverse un problema que no tarde en solucionar con ayuda del lindo de Matías que se había ofrecido ayudarme para facilitarme las cosas y él aprovechar la ocasión como experiencia para lo que pronto llegaría a ser su trabajo, porque cada vez faltaba menos para que mi amigo se recibiera y volviera uno de los mejores abogados del país. Algo que me enorgullecía porque ver crecer a mis amigos, mi segunda familia, avanzar en sus vidas y cumplir con sus metas, era de mis cosas favoritas en la vida. Verlos feliz me hacia feliz.

La noticia de mi renuncia había viajado muy rápido llegando a los oídos de mi familia mucho antes de que yo se los comunicará. No lo tomaron bien, estaban preocupados por mí y también por mi economía, sabían que había empezado a amueblar mi nueva casa y que muchas de esas cosas las saqué a crédito por lo que tenia que pagar mis nuevas deudas. Algo que a mí todavía no me preocupaba porque todavía tenía plata de mis ahorros y también la mitad de mi ultimo sueldo, por lo que me alcanzaba para vivir y pagar los dos primeros meses de mis cuentas. Administrar la plata era algo que se me daba bastante bien y también algo que no compartía con la familia, por lo que entendía su preocupación.

Pero, además de tener para sobrevivir unos meses, tenia fe de que encontraría trabajo pronto porque dos clínicas se habían comunicado conmigo para avisarme que tendría una segunda entrevista, esta vez con la jefa de recursos humanos, lo cual era bueno porque era una señal de que tenia chances de ocupar uno de los puestos de trabajos que había disponible en respectivos lugares.

—¿Cuándo tenés las entrevistas? — me preguntó mi tía.

Extendí el brazo aceptando el mate que ella me ofrecía.

—Una el lunes que viene a la mañana y la otra el jueves, también por la mañana — le respondí llevándome la bombilla a la boca.

—¿Y decís que quedas?

—Sí, estoy casi segura. Así que dejen de preocuparse por mí que ya estoy bastante grandecita y puedo lidiar con mi problemas.

—Lo sabemos, pero para nosotros seguís siendo nuestra chiquita que todavía necesita de nosotros — me explicó —. Ponete en nuestro lugar, creciste muy de golpe y no nos diste tiempo para asimilar el cambio.

—Sí ya sé. Creo que todos experimentamos eso, el tiempo pasa demasiado rápido a veces y apenas podemos disfrutar de algo o alguien.

Ella asintió de acuerdo conmigo y noté un rastro de nostalgia o quizás tristeza en sus ojos.

—Eso es verdad. No puedo disfrutar a mis sobrinos porque cada vez crecen más rápido — hizo una mueca — todavía sigo sin caer que tu primo tenga novia y encima, que no la odio. Me parece una buena chica.

—Es de no creer, parece ayer cuando todavía se chupaba el dedo para dormir — le dije entre risas — y ahora tiene una novia encantadora.

La semana se me había hecho mucho más corta que otras al cortar con mi rutina de trabajo, se sentía un poco raro estar todo el tiempo en casa, había pasado mucho desde que esa era parte de mi normalidad y mi intención no era volver a eso, quería mantenerme ocupada, aunque sea una parte del día para no sentirme tan inútil. Arranqué la semana temprano para tener un lunes más productivo y también porque tenia la entrevista a las nueve de la mañana en capital y como tenía unos cuarenta y cinco minutos en colectivo hasta allá quise salir más temprano para llegar con tiempo y no dar una mala impresión.

Llegué treinta minutos antes de lo pactado y aproveché el tiempo para conocer un poco más el edificio, que era mucho más grande que en el que trabajaba e incluso podía notar que el ambiente era otro. Me quedé hablando con Nicolas, el chico que estaba en la recepción. Él se encargó de contarme un poco como eran las cosas ahí adentro confirmándome que todos se llevaban bien y que eran, en su mayoría, muy unidos y que el ambiente de trabajo era muy bueno gracias a eso, tal como lo había notado. Nico me cayó bien desde el primer momento que le hable para confirmar mi presencia, era un chico amable y carismático con una apariencia imposible de ignorar. Y cuando mi entrevista con Analí, la jefa de recursos humanos, termino pasé por donde estaba él para despedirme y no tardó en pedirme mi numero para seguir en contacto y tener un amigo si llegaba a quedarme ahí.

Sabri: Ya salí ¿Queres que pasé por tu casa?

Envié el mensaje y dejé el chat abierto esperando su respuesta mientras miraba a cada rato si el colectivo que debía tomar estaba cerca.

Lionel: Sí, vení que te espero con el desayuno.

Sabri: ¿Sabias lo mucho que te amo?

Levanté la vista justo a tiempo para ver el colectivo a media cuadra de donde yo estaba. Estiré el brazo haciéndole señas para que me parará mientras maniobraba para sacar la tarjeta sube de la mochila. Suspiré aliviada cuando subí y vi que no había muchas personas y tenía lugares disponibles para sentarme.

Sabri: Ya tomé el colectivo, amor. En veinte estoy llegando.

Sabri: Tengo mucha hambre :(

Lionel: Okey. Ya me pongo a preparar todo.

Le envíe muchos emojis de corazón para luego cerrar el chat y buscar algo para entretenerme en el teléfono por lo que duraba el trayecto hasta su casa. Y sin nada más interesante, me encontré viendo las noticias que aparecían en Google, la mayoría eran sobre escándalos o sobre las nuevas series y películas que iban a llegar a la plataforma de Netflix el próximo año, siendo que faltaban menos de tres semana para eso.

Terminé de leer un articulo que hablaba sobre la nueva temporada de Grey's Anatomy y que especulaban cuales serian los personajes que desaparecerían en esta - siendo que en cada una sucedía una tragedia con los favoritos de la serie-, cuando la imagen de la siguiente noticia tomó toda mi atención. Hablaban de Breana Indigo y su posible nuevo romance, hace tiempo había escuchado a las chicas hablar de ella, pero no era quien me importaba sino el chico con el que aparecía en una de las fotos que encabezaba la noticia.

—Jodeme — murmuré leyendo con atención lo que decían.

Sin querer creerlo, cerré la noticia para abrir su perfil y hacer algo que no hice antes por boluda. Busque entre las personas que él seguía a sus más allegados, entrando perfil por perfil para ver si tenían alguna foto con el que me diera la información que yo quería. Y la encontré, Diego Martínez, uno de sus mejores amigos al parecer, fue el que, sin querer, brindo toda la información que yo necesitaba.

Abrí el navegador y en el buscador escribí su nombre, enseguida me aparece una breve biografía de Wikipedia que confirmaba lo que ya sabía. Voy a las imágenes y admito que me gusta lo que veo. Hay varias de él jugando, entrenando y posando justo a una pelota o a su equipo, encuentro otras dónde no lleva remera y se puede apreciar más sus tatuajes.

Salgo de ahí parar entrar a la aplicación por la cual nos comunicábamos para posteriormente buscar su chat entre todos lo que tenía y tocar el icono del teléfono llevándome el teléfono a mi oreja y escucharlo sonar. Intenté llamarlo tres veces, pero en ninguna de ellas respondió. Crucé los dedos y probé mi suerte por ultima vez volviendo a presionar mi dedo contra el icono para iniciar la cuarta llamada la cual respondió en el tercer tono.

—¿Hola?¿Sabri?

—Sí.

—¿Pasó algo o solo me llamaste porque me extrañabas? — me preguntó y me lo imagine con su sonrisa sobradora.

—No, ni siquiera me acordaba de tu existencia —le dije para molestarlo.

—No te creo, mentirosa.

Me quedé en silencio pensando la manera en que iba a preguntarle lo que quería y que no pareciera que le exigía alguna explicación cuando no tenia por qué dármela.

—Resulta que gané nuestro juego... — solté. 

—Ah ¿sí?

—Sí, sos Bruno Bigongiari, un lindo futbolista ¿Cierto?

—Sip ¿Cómo lo averiguaste? — quiso saber.

Dudé si decirlo o no, pero entonces el impulso me ganó y abrí la boca para disfrazar la decepción que sentía.

—Fue por casualidad, ni siquiera me acordaba de eso, pero entonces salí de una entrevista de trabajo que tuve porque renuncié al que tenía y busqué algo para entretenerme hasta llegar a la casa de Lionel. Google fue mi mejor opción así que empecé a leer las noticias que tenía y en eso encontré una que hablaba de un escándalo....

—Sabri, no...

—Uno igual que otros tantos que había leído, pero este tenía algo en particular— continúe — hablaba de cómo, y cito, uno de los mejores jugadores de España fue visto en una cita súper romántica con su espectacular novia Breana Indigo.

El chico de InstagramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora