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—Siento haber llegado tarde —Escuché un murmuro, pero no estaba concentrada, mi vista estaba fija al frente, leía con mucha atención una y otra vez la frase pegada a la defensa de la camioneta frente a nosotros.

"Este vehículo está protegido por mi suegra y rastreado por mi mujer"

—¿Ah? —Deje salir, por un momento había olvidado que iba en mi coche oloroso con una celebridad. 

—Que siento haber llegado tarde hoy a la reunión —Repitió. Parpadee despertando del trance. 

—Oh. No te preocupes, apenas estábamos comenzando. —Aunque en realidad una parte de mi quería decirle que odiaba a la gente impuntual, me contuve. Él me dio una sonrisa de lado, quizás estaba incómodo. 

No pude evitar concentrarme de nuevo en las gigantescas ojeras debajo de sus ojos, recordé que probablemente yo estaba igual. 

El maldito tráfico estaba detenido. Como siempre. Mire a los carros a nuestro al rededor, todos parecían estar acostumbrados por el tráfico de esta ciudad así que no hacíamos más que esperar, siempre esperar. El sonido de un celular me trajo a la realidad, sin embargo, no era el mío. Observé a Luke sacar su celular del bolsillo de su pantalón, aunque le tomó un poco de trabajo pues no podía estirar más la pierna. Me reí mentalmente, este hombre es muy alto y realmente no cabe en este auto tan pequeño. 

Su mirada cambió en cuanto observó la pantalla del aparato, vi como apretó su mandíbula con cierta fuerza, cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia el asiento. En el acto, su cabello se movió y me pareció por un segundo más atractivo de lo normal. Miré al frente tratando de dejar de parecer una maldita acosadora, seguramente él sabía que yo lo estaba viendo. Bueno, supongo. A veces me consideraba como un gato. Curiosa. 

—¿Todo en orden? —Pregunté. Y casi de inmediato quise lanzarme del puente en donde estaba el embotellamiento. El me miró pero sorprendentemente sus ojos completamente llenos de lágrimas, me sentí horrible. 

Me costó mucho trabajo no aparentar que me había descolocado por completo. Pero una parte de mi pensó que quizás había recibido una noticia de algún familiar, algo por el estilo. Lo miré ligeramente impactada, el tragó fuerte, quizás para deshacer el nudo en su garganta. 

—No —Se limitó a responder. Dejó de mirarme para regresar la vista al frente, me quedé pegada. No sabía que hacer o decir. Veía su realmente hermoso perfil, tenía una nariz preciosa y la luz traspasaba sus pupilas creando un celeste más brillante, sin embargo, estas estaban llenas de lagrimas. 

Inconscientemente llevé mi mano a su brazo. Al tocarlo, él se giró y deslizó su vista desde mi rostro hasta mi mano. Pensé que me rechazaría, pero no lo hizo. Simplemente se limitó a observarme con ese claros ojos llenos de sentimientos que clamaban por algún hombro en donde derramar sus lágrimas.

Pero el sonido de un claxon nos hizo estremecer. El tráfico había avanzado considerablemente y éramos el único coche que no se movía, por lo que el rubio rápidamente aceleró. Una sensación tan extraña se había instalado en mi pecho, era una gran necesidad de saber que estaba pasando con él y el porqué de su rostro afligido. Bajé la mirada, estaba tan sumida en mis pensamientos que no recordaba mi tobillo lastimado y claramente hinchado. 

Con la vista periférica lo vi moverse y segundos después, las bocinas del vehículo sonaron con la voz de algún locutor de una estación de radio. Mordí mis labios con cierta incomodidad. No me atrevía a mirarlo de nuevo. 

—¿Te molesta si pongo algo de ruido? —Lo escuché decir. No lo miré. 

—Adelante. 

Deseaba con toda el alma llegar al departamento. Pero tampoco había pensando en cómo es que Luke se regresaría. Bueno, supongo que llamaría a su chofer o algo por el estilo, siendo famoso pues debe tener quien lo lleve a todos lados. ¿No?

—¿En que tanto piensas? —Su voz me saco del trance. Su pregunta me descoloca un poco. Sus ojos azules me miran con curiosidad y las palmas de mis manos comienzan a sudar de los nervios. 

—¿Yo? —Si, definitivamente soy estúpida. La reina de las estúpidas. 

—¿Pues quien más? —Responde gracioso. Agradecería muchísimo si un rayo me parte en este momento, pero no, el cielo está extremadamente soleado con cero por ciento de probabilidad de tormenta eléctrica. 

—Lo siento —Contesto, estúpida. 

—No hay porque disculparse —Responde, lo miro con una sonrisa de lado, tratando de que no se vea incómodo. —De hecho, yo debería disculparme. 

—¿Por qué?

—Hice que lastimaras tu tobillo y quizás arruiné tus planes de hoy —Me mira con culpa. Comienzo a morder mi labio inferior en señal de no saber que decir. Incluso puedo asegurar que sigo en shock desde que lo vi entrar a la sala de juntas. 

—No, no, fue un accidente y estaré bien —El embotellamiento comienza a desaparecer, pues pasamos el origen del antes mencionado. Resultó ser un accidente automovilístico que invadió casi la mitad de los carriles. 

Me era imposible apartar la vista de la manera en que el rubio a mi lado conducía. También podía asegurar con firmeza que era demasiado guapo para mi vista, incluso dolía. Estábamos a menos de dos minutos de mi hogar, por lo que comencé a darle indicaciones para tomar calles en particular y poder llegar más rápido. 

—Es ese condominio —Le indiqué apuntando la pequeña construcción con apenas tres niveles. No dijo nada y se estacionó justo al frente. Suspiré. —Muchas gracias por traerme. 

—Es lo menos que podía hacer —Responde, yo asiento. Nuestras miradas siguen conectadas y no se como describir la sensación que provocaba en mi interior. Quizás emoción mezclada con nerviosismo. —Oh...

El sale del coche y lo rodea, me quito el cinturón de seguridad y abre mi puerta. Le doy una sonrisa a labios cerrados y tiende sus manos hacia mí, las tomo inmediatamente sintiendo una revolución en mi estómago. Salgo del coche apoyada en mi pie sano y de nuevo, me ayuda a subir las escaleras. 

—Está bien aquí —Le digo una vez que llegamos a la entrada del condominio. 

—¿Vives aquí? —Pregunta apuntando la puerta del primer departamento. 

—No, no, pero llamaré a mi hermano para que baje a ayudarme —No era muy consiente de lo peligrosamente cerca que lo tenía. Podía oler perfectamente su loción. 

—¿Qué dices? Claro que no, vamos, te ayudo —Su mano pasó a mi espalda de nuevo y tragué fuerte. 

Una parte de mi quería que sí, me ayudara. Pero porque quería seguir a su lado, y no se por qué. Pero otra parte de mi quería que se marchara en este mismo instante, pues mi familia entera lo vería y probablemente el nivel de vergüenza rebasaría el 100% que actualmente estaba. Solo era el siguiente piso, así que no demoramos mucho, mucho menos con él ayudándome. Básicamente me cargó en los escalones y morí de nuevo mentalmente. 

—Vale... —Dije una vez recargada en la puerta, acomodé mi blusa pues se había subido por su agarre. —De nuevo, muchas gracias. 

—¿Gracias? —Preguntó, a lo que yo elevé una ceja. —¿Me agradeces por haberte torcido el tobillo por mi culpa?

—Mas bien por traerme... —Mordí de nuevo mi labio, podía sentir mis malditas mejillas rojas como una cereza. Él apretó los labios en una línea que realmente no supe como traducir. 

—Una vez más, discúlpame —Yo negué rápidamente. 

—Te he dicho que no te preocupes, fue un accidente...

Este definitivamente era el día en que más vergüenzas había pasado en toda mi patética vida. La puerta se abrió tan rápido que no me dio tiempo de separarme de ella, por lo que la gravedad hizo su trabajo y me jaló al suelo. Sin embargo, los brazos del rubio de ensueño me envolvieron para no caer. Mis manos se afirmaron a su camisa en un intento estúpido por detenerme. Esto bien podría ser una maldición o una bendición. Su rostro a solo un par de centímetros del mío me veía con cierta gracia, miré sus labios solo una fracción de segundo, misma que él utilizó para ponerme completamente de pie. 

—Alexa —La voz de mi hermano me sacó de la burbuja en donde solo estábamos el rubio y yo.

Este día definitivamente estaría en mi memoria por siempre. 

𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂𝐈𝐓𝐘 - 𝐋𝐑𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora