𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂𝐈𝐓𝐘 - 𝐋𝐑𝐇

3.5

Habían pasado cuatro días desde esa caótica noche, al menos caótica para mí. No había tenido comunicación con ninguno de los chicos a excepción de Calum que mencionó que viajarían a Japón.

Por otro lado, Luke no me habló y yo tampoco lo hice. No sabía que hacer. ¿Debí buscarlo? ¿Debió buscarme? ¿Había significado algo lo que pasó esa noche? Para mí si, para él no lo sé.

Me mantenía ocupada en mi trabajo, la agencia me había contactado de nuevo para alargar unas clausulas de mi contrato. Al parecer, la banda quería abrir una pequeña tienda de merch oficial en el continente asiático, por lo que estaría a cargo de todo el diseño incluyendo mercancía exclusiva y demás cosas.

Me sentía completamente afortunada de poder formar parte de eso, estaba emocionada y nerviosa cada vez que presentaba mi trabajo ante los chicos.

Luke. El chico de ojos intimidantes, cabello dorado y labios suaves. Cerré los ojos recordando su toque en mis labios. Maldita sea. Me tenía grave por esos besos y quizás no significaron nada para él. Me daba golpes mentales por lo estúpida que era en permitir que mi corazón se acelerara de manera idiota en tan solo pensar en él.

El timbre del apartamento me hizo dar un salto en mi asiento, giré la vista a la puerta pensando en quien podría ser. No tenía alguna entrega pendiente de Amazon y Fernando se había marchado a la Universidad hace apenas media hora. Me levanté dejando mi lápiz digital de lado y caminé a la puerta abriéndola.

-¿La señorita Alexandra? -Un chico de una increíble tez oscura sostenía en su brazo derecho un increíble arreglo floral. Regresé la vista al chico.

-¿Si? Soy yo... -Tendió hacia mi el arreglo hacia mi, tomé la base de cristal que parecía una pecera sintiendo el peso de la gran cantidad de rosas rojas y rosadas.

-Que tenga buen día.

-¡Espera! -Grite antes de que diera otro paso más. -¿Quién envío esto?

-No lo sé señorita, solamente recibí la indicación de traerlo -Me sonrió amable. Yo asentí.

-Bien, muchas gracias. -El chico dió la media vuelta desapareciendo por las escaleras. Miré las rosas algo desconcertada.

Cerré la puerta con ayuda de mi pie dando un pequeño portazo y caminé a la barra de la cocina, el perfume de las rosas inundaba mis fosas nasales y no pude evitar enterrar mi nariz en una de ella aspirando el aroma de estás.

Calculaba entre veinte y treinta rosas, toda tenían sus colores intensos y me parecieron increíblemente hermosas. Giré la base suavemente rotando todo el arreglo. Una pequeña tarjetilla se encontraba anclada en una de las rosas.

"I can still feel the taste of your lips, the softness of your skin and the sound of your voice"
L.H

Mi corazón dejó de latir por unos segundos, segundos en los que contuve el aliento y llevé una mano a mi pecho. Mordí mis labios con emoción leyendo una y otra vez la pequeña tarjeta rosada. Sentí toda una revolución en mi estómago y quise gritar.

Regresé la vista a las rosas, pasé mis dedos entre estas sintiendo la suavidad de los pétalos bajo mi piel. Mierda, me tenía en la palma de su mano. Acomodé la tarjetilla entre la base de cristal y el tallo de una rosa.

Corrí a la mesa donde el desorden de mi trabajo se encontraba y tomé mi celular, abrí la cámara rápidamente tratando de hacerle justicia a la belleza de las rosas con una foto. Evité que saliera la tarjetilla por lo que rote el arreglo.

Procese lo que estaba por hacer, pensando si debía hacerlo o no, pero al final de cuentas poco me importó. Jamás nadie me había regalado flores, excepto mi padre cuando me gradué del colegio pero eso era totalmente diferente a esto.

Cargué la foto en mis historias de Instagram y agregué un pequeño corazón rosado en la esquina superior derecha. Presioné 'Enviar' e inmediatamente salí de la app para entrar a mis mensajes en busca del rubio responsable de esto.

No habíamos cruzado palabra alguna, el último mensaje era de esa misma noche cuando me avisó que había llegado sano y salvo a casa de Ashton una vez que me trajo a casa. Me quedé pegada unos segundos pensando que decir.

Me decidí por cargar una de las fotos que había tomado y escribir en el pie de la misma. "Están bellísimas, me encantan" fue lo que escribí para después enviar el mensaje. Salí rápidamente del chat y bloquee el celular, tenía el estómago revuelto del nerviosismo.

Verifiqué que tenían suficiente agua y las dejé ahí mismo en la barra de la cocina. Regresé a la mesa con mi desastre y regresé la vista hacia las rosas. Se veían espectaculares. Llenas de vida a pesar de estar fuera de su fuente de energía natural. Suspiré dramáticamente. Estaba cayendo tan rápido.

El sonido de una notificación en mi celular me estremeció. Miré la pantalla que mostraba un mensaje del rubio, tomé una respiración antes de leer. ";)"

¿Qué se supone significaba eso? Mierda. Otro mensaje llegó. "¿Estás libre hoy por la tarde?". Tragué fuerte antes de pasar mis manos por mi rostro incrédula de lo que pasaba, de nuevo. Abrí el chat, viendo como seguía en línea. Comencé a escribir.

"Lo estoy..." Marcó el leído de inmediato, por lo que sonreí sabiendo que estaba esperando mi respuesta. La burbuja que me indicaba que estaba escribiendo salió, segundos después su respuesta se hizo presente. "Paso por ti a las 5".

-Oh por dios... -Me estaba comportando como una adolescente, lo sé, pero me era imposible no sentir las mariposas en mi estómago.

"Estaré lista desde las 4 ;)". Respondí con la sonrisa más grande que cabía en mi rostro. Un emoji riendo recibí como respuesta y después; "Llegaré a las 3 entonces".

Reí fuerte, si alguien me viera probablemente pensaría que estoy loca de remate. Observé como seguía en línea esperando mi respuesta. "Vale, entonces me daré más prisa :P"

Dejé el celular de lado y me levanté de un salto, alcé los brazos y di un grito de emoción. Mierda, estaba siendo tan infantil pero se sentía tan bien. Miré la hora en el reloj de pared en la cocina, tenía exactamente 7 horas para avanzar en mi trabajo tanto como pudiera y prepararme.

¿Esto era algo así como una cita? No lo sé, no me dió ni un solo detalle. Quizás solamente iríamos a casa de Ashton y pasar la tarde con los chicos o quizás iríamos a un restaurante demasiado costoso para mis bolsillos en los que no tendría ni idea de que cubierto utilizar para cada platillo.

Estaba exagerando, como siempre.

Estaba nerviosa, demasiado nerviosa. Solamente habían dos cosas que podían calmar mi ansiedad de tanto pensar las cosas. Cigarrillos y comida. Los primeros me los había terminado la noche anterior así que solo quedaba la opción b.

Mi vista se clavo en la nevera, dejé escapar un suspiro de frustración pensando una y otra vez en las mierdas que hacía. Obligue a mis pies a caminar de vuelta a la mesa con mi computador encendido y mi iPad, obligándome a concentrarme en mi trabajo y dejar en segundo plano mi autodestrucción. Quizás lo dejaría para más tarde.