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—¿Estás bien? Te noto nervioso —Pregunté observando cómo agitaba su pierna. Él asintió con una sonrisa nerviosa e incliné mi rostro mirándolo con los ojos entrecerrados. —¿Seguro?

—Me gustan tus pantuflas —Responde apuntando a mis pies, me río con una mueca. 

—Te hubiera recibido con unos lindos tacones si me hubieras avisado que venías... —Respondí burlona. 

—Prefiero tus pantunflas de gatito —Dijo con u a pequeña sonrisa mientras agitaba su cabello y yo morí por un nanosegundo admirándolo. Unos jeans negros con una camisa naranja debajo de una chaqueta de cuero.

—Me gusta tu camisa... 

—Me gustan tus shorts —Apuntó mis shorts y yo reí, eran los shorts más viejos del mundo, de tela rosa con gatitos blancos. —Mucha temática gatuna.

—¿Viniste para burlarte de mi outfit de casa? —Pregunté con gracia. Me acomodé mejor en el sofá subiendo mis rodillas y quedando más de frente a él, me era un tanto extraño la manera en que me observaba. 

—No me estoy burlando, al contrario, creo que te ves increíble —Rodé los ojos divertida. —Te lo juro. 

—Está bien, te voy a creer... —Apoyé mi codo en el respaldo del sofá y lo miré fijamente. Evitó mi mirada posándola en sus manos que jugaban nerviosamente y suspiré, llevé mi mano a las suya para detenerlo. —¿Qué sucede? Estás muy intranquilo. 

—¿Tan obvio soy? —Su tibia piel contrastaba con la mía que casi siempre estaba helada, siempre he sido de manos frías y sentir el calor de las suyas era reconfortante. Sus dedos se entrelazaron con los míos. 

—Un poco, pero tienes la fortuna de que soy buena escuchando —Sonreí para darle más confianza en lo que sea que pase por su cabeza y lo tenga intranquilo. Suspiró ruidosamente recostando su cabeza en el respaldo del sofá mirando al techo. 

—Quería que supieras que soy un desastre con manos y pies —Dice girándose a verme aún recostado, alzo una ceja confundida por sus palabras. —Quería venir a decirte el problema humano que soy y también decirte que estás en todo tu derecho a decidir si no quieres ser parte de ellos.

Wow-wow vale, primero que nada dejemos algo en claro —Llevo mi otra mano a las suyas tomándolo firmemente. —Ningún problema tuyo tiene que hacerme dudar de si quiero o no estar a tu lado y segundo, no eres un problema humano Luke. 

—Eres demasiado genial para mi —Yo niego. 

—No, tu eres el que es demasiado genial para mi Luke —Sonreí a labios cerrados. —Ahora dime que es ese problema tuyo que según tú me hará querer huir. 

—Hay días en los que no quiero saber nada de nadie, no quiero salir de mi cama y preferiría estar dormido todo el día... —Yo asiento escuchándolo atentamente. —Hay otros en los que me siento con muchos ánimos de hacer muchas cosas y otros en lo que tengo que tomar algún medicamento para no pensar en cosas estúpidas. 

—Tienes depresión... —Él asiente mirando al techo. Me acerco hasta quedar literalmente junto a él, suelto su mano para posarla en su brazo y reconfortarlo con algunas caricias. — ¿No te gusta admitirlo?

—Suena extraño cuando lo digo en voz alta —Murmura aún observando al techo. —Como si decirlo miles de pares de ojos voltearan a verme y juzgarme. 

—El único par de ojos que hay aquí además de los tuyos son los míos y yo jamás te juzgaría por expresar el cómo te sientes Luke —Se giró a verme. —Está bien no sentirse bien, somos humanos y no somos perfectos, nadie es perfecto y el que lo intenta falla. 

𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂𝐈𝐓𝐘 - 𝐋𝐑𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora