Capítulo 24: Clases de baile

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Hoy me he despertado muy animada he sobrevivido a la muerte, y solo tengo un rasguño en el brazo ¡Puedo darme por satisfecha! Me levanto, me aseo y me visto. Bajo a desayunar con Hermione y Ginny. Al llegar al comedor veo que Malfoy está desayunando y, al verme entrar, no me quita los ojos de encima. Los chicos también están allí y nos sentamos con ellos. Harry lleva el brazo en cabestrillo y una tirita intenta unir una brecha en su mejilla. Las gemelas Patil pasan tras Harry y lo saludan. El las sigue con la vista y topa con Chan, la cual lo mira y él por intentar sonreírle se le escapa el zumo por la boca.

- ¡Por Dios, Harry! – le digo poniendo los ojos en blanco. - ¡Así no, eh! – le regaño. Él me mira confuso.

- ¡Fíjate en esto! ¡Es increíble! ¡Lo ha vuelto a hacer! – me grita Hermione para que mire lo que está leyendo en el periódico. – La Srta. Granger, una simplona ambiciosa, parece desarrollar un gusto por magos famosos. Su última presa, según fuentes, es nada menos que el bombón búlgaro Viktor Krum. No se sabe aún como se ha tomado Harry este mazazo emocional- termina de leer y me mira cerrando el periódico enfadada. Harry encoge los hombros y sigue comiendo. – ¡Y de ti no dice nada! – me dice casi en un grito.

- ¿Y porque me culpas? ¿Qué quieres que te diga? – le pregunto encogiéndome de hombros.

- Tendrías que haber salido tú en portada con Malfoy y no estas – me acusa colérica.

- ¡Ah! Eso es fácil - le digo. - Los Malfoy habrán comprado su silencio ¿De qué te asombras? – le pregunto sonriéndole.

- Paquete para usted Sr. Weasley – dice un pequeñajo rubito.

- Gracias Nigel. – le dice al chico que se nos queda mirando a Harry y a mí. – No, ahora no, Nigel luego – le dice al chiquillo. El pobre se va triste por el pasillo y Hermione y yo nos quedamos mirando a Ron para que nos dé una explicación. – Le dije que le conseguiría un autógrafo de Harry y un beso tuyo. – dice tímido.

- ¡No me lo puedo creer Ron! – le reprocho. - ¡Nigel! – lo llamo y el chiquillo se gira a mirarme. Le hago señas para que se acerque y viene corriendo emocionado. Me giro para tenerlo de frente y puedo ver a Malfoy por el rabillo del ojo. - Harry no puede firmarte el autógrafo ahora, está mal herido ¡lo ves! – le digo moviendo la cabeza hacia el moreno, el cual para de comer para mirarnos con una pequeña sonrisa.

Vuelvo a mirar al pequeño. – Pero yo sí puedo, así que dime, ¿Qué puedo hacer por ti, Nigel? – le pregunto mirándolo a los ojos. El crio baja la mirada y le empieza a subir el color a las mejillas. - ¿Quieres un beso? – le pregunto. El chiquillo asiente tímido. Le cojo del mentón suavemente y le doy un beso en la mejilla. Su sonrisa se ensancha y le giño un ojo. Sale disparado corriendo hacia la puerta del gran comedor.

Miro fugazmente a Malfoy antes de girarme en mi sitio y veo tensión en su rostro.

- Lo has hecho feliz – me dice Hermione.

- Y él a mí – le digo sonriéndole.

- Mira, mi madre me manda algo – dice Ron abriendo la caja – Me ha enviado un vestido – dice al sacar su contenido.

- Te pega con los ojos ¿Lleva tocado? – bromea Harry. - ¡Aja! – dice sacando unas chorreras de la caja.

- ¡Ya está bien Harry! – le protesta el pelirrojo. – Ginny, debe ser para ti – le dice a su hermana mostrándoselo.

- Yo no me pongo eso, ¡que horterada! – le suelta la pelirroja con cara de asco. Los tres empezamos a reírnos - ¡pobre Ron! – pienso.

- No es para Ginny, es para ti – le aclara Hermione entre risas. – Se llaman túnicas. –

A través del Multiverso (Draco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora