Capítulo 6: Un pequeño partido

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Seguimos caminando por el bosque en silencio durante un rato. Pienso que podría buscar algún sitio para sentarme y escuchar música. No sé si Harry querrá marcharse para buscar a Ron. Cuando me decido a hablar para preguntarle, muevo mi mano derecha y noto que la tengo sujeta. Miro hacia ella y veo que Harry no me la ha soltado. - ¿Cómo no me he dado cuenta que vamos de la mano? – pienso con los ojos como platos. Un subidón me hace arder las mejillas. Lo miro y él me mira también ruborizado. Nos soltamos de golpe e intentamos disimular los dos como podemos.

- Voy a sentarme a escuchar música en aquel árbol de allí. – Le digo nerviosa.

- Vale - me dice tocándose la nuca. – ¿Te puedo acompañar? – me pregunta nervioso.

- Claro – le digo lentamente. – La verdad es que preferiría que se fuera y me dejara sola para que se me pasara la vergüenza que estoy sintiendo. Harry me sonríe como aceptación y nos dirigimos al árbol caído para sentarnos. Cojo el auricular y lo enciendo. Harry me mira y le muestro el otro.

- ¿Quieres oír música? – le pregunto.

- Sí, claro. – responde. Le indico como ponerse el auricular y yo me pongo el otro. Ahora estamos enlazados por un cable - por lo menos no hay contacto físico. – me golpeo mentalmente. La música suena y de vez en cuando miro su expresión. – ¡Me meo! – me rio interiormente. – ¡No está preparado para el Reggaetón!... La letra es demasiado fuerte para él. – pienso de golpe. – Mejor cambio el estilo de música – le digo.

- No, espera - me dice escuchando.

- Se acabó – de digo quitándole el auricular de golpe cuando oigo "pero soy una perra en la cama". Me he puesto muy nerviosa. – Pero, ¿Cómo se me ocurre dejarle oír esas cosas? – me recrimino.

Me mira con los ojos como platos y se pone como un tomate. - Pero, ¿qué escucháis los muggles? ¿Todas las canciones son así ahora? – me pregunta.

- No todas... Es un estilo de música como cualquier otro. – le informo.

- ¡Vaya! – exclama mirándome a los ojos.

- Ni se te ocurra contarle a ningún Weasley sobre esto – le digo enseñándole el auricular. – Ya he tenido bastante con que le hayas contado a todos los pelirrojos nuestro encuentro de anoche. – le digo molesta. Me levanto de golpe y me encamino hacia La Madriguera.

- ¡Tranquila! No te enfades, no diré nada será nuestro secreto. – me dice sonriendo. Asiento con una pequeña sonrisa. - No me puedo enfadar, es tan guapo - pienso como una tonta.

Cuando llegamos a La Madriguera, ya es hora de comer. La Sra. Weasley ha preparado algo especial, según me dicen, y la ha servido en la gran mesa. Cada uno se sienta en una silla, que resulta ser la misma del desayuno. Parece que cada uno tiene un sitio fijo Los pelirrojos comienzan a hablar y, a veces, parece que lo hacen al mismo tiempo, subiendo las voces uno más que otro. Parece que no se escuchan entre ellos, pero solo es una ilusión auditiva, ya que se contestan mutuamente. Cada uno habla sobre un tema distinto. Cada vez que levanto la cabeza del plato me topo con unos ojos azules mirándome. - ¡Me voy a derretir de un momento a otro! – pienso. Los gemelos no paran de hacer bromas y a mí casi se me sale el dichoso zumo de calabaza por la nariz con un golpe de risa.

Una vez hemos acabado, la Sra. Weasley, prácticamente, nos hecha de casa. No quiere vernos hasta la cena, la cual será pronto porque mañana tenemos que madrugar. Nos hemos sentado en el jardín de atrás y estamos rodeados de calderos oxidados y botas de agua viejas. – Parece que alguien tiene síndrome de Diógenes - pienso mirando a mi alrededor.

- ¿Qué hacemos ahora? – pregunta Ron a Harry.

- No sé – le dice encogiéndose de hombros.

A través del Multiverso (Draco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora