Capítulo 8: Expreso a Hogwarts

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Ya ha amanecido y me levanto derecha a la bañera. Noto que la cabeza me duele un poco, seguramente del golpe de ayer. Me miro en el espejo de la pared, pero no me veo marca alguna, solo noto el dolor. He subido al baño la ropa que me pondré. Hoy toca los tejanos rotos con una camiseta elástica corta, por encima del ombligo, de color rosa chicle, manga larga y descubierta por los hombros. Lo acompañaré con mis eternas converse y la cazadora tejana. El pelo lo dejaré suelto como siempre. Cuando ya estoy arreglada regreso a la habitación para comprobar que lo he guardado todo en la maleta ya que he de dejarla preparada para irnos. ¡Que nervios!

Bajo a la cocina y todos están allí desayunando.

- Querida, ¿Qué le pasó a tu camiseta? ¿Se ha encogido? – me dice la Sra. Weasley mirando mi ombligo.

- ¡No, no! ¡Es así! ¡La moda muggle! ¡Ya sabe! – le contesto con una sonrisa nerviosa.

- Pues a mí me gusta – dice Fred casi en un susurro. Harry sonríe.

- ¡Vamos querida! – me dice la Sra. Weasley llamándome con la mano para que me acerque. – Siéntate a desayunar – Tomo mi lugar y me uno al resto de la familia.

Una vez terminamos y recogemos todas nuestras pertenencias, nos dirigimos a la Estación de Kings Cross, en específico, al andén nueve y tres cuartos. Todos empiezan a cruzar el muro de uno en uno. Llevan los baúles en los carros de transporte. Yo me niego a pasar Me da miedo atravesarlo. Seguro que me golpeo de nuevo la cabeza y me caigo de culo. Antes de que me dé cuenta, Hermione me coge del brazo y me arrastra con ella. - ¡Vaya! ¡No me he estrellado! ¡Otro punto para mí! – pienso, contenta.

Pues aquí estoy, maleta en mano, frente al Expreso de Hogwarts. El tren de vapor es ¡Increíble! ¡Quien me lo iba a decir!

Nos despedimos de los señores Weasley. Yo los abrazo con mucho cariño, se han portado superbién conmigo y me da mucha pena dejarlos. Una vez subimos al tren, Ginny y los gemelos desaparecen en diferentes compartimentos. Nosotros cuatro encontramos uno vacío y allí nos instalamos. Tanto Ron como yo nos ponemos junto a la ventana. A mi lado Harry y Hermione frente a él, o sea, junto a Ron. La maleta de ruedas y el neceser los he subido, con ayuda de Harry, en la bandeja de equipaje sobre nuestras cabezas. La cazadora también. A mi lado solo he dejado la mochila.

El Expreso comienza su camino. Mantenemos una conversación animada, pero Hermione no deja de leer el periódico, informándose sobre lo que ocurrió ayer. Bueno, más bien sobre lo que dicen que paso, ya que nosotros sabemos perfectamente que ocurrió, estábamos allí.

La señora del carrito de dulces pasa ofreciendo su mercancía. Nosotras no queremos, pero Ron sí y se acerca para comprar algo con los galeones que tiene, que no son muchos. ¡Pobre!... Harry también se acerca al carro y mira lo que hay, diciéndole a Ron que él invita. Ron rechaza su ofrecimiento y compra solo un dulce. Harry sigue mirando que comprar, pero su atención se centra en Cho Chan cuando la ve acercarse al carrito - ¡Casi se le cae la baba! ¡que mono! Si no fuera tan tímido la tendría en el bote - pienso. La señora del carrito sigue su camino cuando Harry le dice que no quiere nada y él vuelve a sentarse. No han pasado ni cinco minutos y siento mucha sed.

- ¿Sabéis si la señora del carrito lleva agua? – pregunto.

- ¡Claro!, no solo lleva dulces- contesta Hermione sin despegar los ojos del periódico.

- ¿El dinero muggle vale? – les vuelvo a preguntar.

- No, solo dinero mágico, galeones – me contesta ella de nuevo.

- Toma, yo invito – me dice Harry ofreciéndomelos.

- No, no quiero que nadie me invite – le protesto.

A través del Multiverso (Draco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora