Capitulo 28- Fuera De Servicio

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Capitulo 28

Fuera De Servicio

Las realidades chocan y uno no sabe qué hacer. Susan se sentía así cada vez que pensaba en que habría en el futuro y más aun ahora que su vida estaba tan jodidamente llena de líos. Vickers estaba a su lado con un cuchillo atravesado en la garganta mientras de ella brotaban manantiales de sangre, al igual que en sus ojos y sus orejas de las que delgadas líneas de sangre brotaban. Me tumbe y me arrastre con mi cuerpo hasta la orilla del cauce del rio. Hundí las manos y con el agua que saque me enjuague la boca. Escupí un chorro de agua de rio mezclada con sangre que no era mía. Era de quien había partido de este mundo a manos mías.

Me volví y me metí en la carpa. Afuera hacia frio y las primeras gotas de lluvia empezaban a caer. Mis ojos siempre iban, venían y terminaban siempre viendo como el cuerpo de Vickers se desangraba o quizás ya se pudría en medio de la suciedad del bosque. Por alguna extrañan razón el sabor a sangre no se iba de su garganta ni de sus dientes.

Estaba asqueada.

Solamente fue posible matar a Vickers de aquella manera. Tuvo que hacerlo.

El sabor de la sangre de Vickers inundo su boca cuando Susan mordió su yugular. Sus dientes se mancharon de sangre y sintieron el calor proveniente de ella. Ligamentos, musculo, todo quedo hecho pedazos. Sintió como el cuerpo de Vickers caía inmóvil y se flexionaba un poco antes de postrarse en el suelo.

 Yo me tire a llorar. Hasta vomite luego de unos minutos, mi estomago parecía una bolsa de plástico en la que habían revuelto un pedazo de pollo mezclándolo con salsas acidas y sangre. Mucha sangre. La carpa era cálida y concentraba el calor por la noche pero con esta lluvia lo único que hacía era concentrar más el calor.

No sabía si lo que tenia era fiebre o el mismo calor de la carpa, quizás se estaba muriendo, al final. Quizás así moriría; llena de el hedor a sangre, con un estomago revuelto y con una fiebre de 39 grados. Se sirvió un poco de agua y tomo. Junto al agua obligo a que su estomago acepte unas galletas.

Dormí.

Cuando me desperté la temperatura había caído por el suelo. Mis dedos y mis brazos estaban entumecidos por el frio, alrededor del bosque caía una nieve espesa y la temperatura, según el aparato electrónico que traía Vickers, era de      -12 grados bajo cero. Me arrastre un poco y me abrigue bien aun que nada bastaba.

¿Cómo era posible explicar una variación de temperatura tan grande de la noche a la mañana?

Obviamente esto era obra de Los Amos. ¿Qué otras trampas tendrían preparadas?

La respuesta fue inmediata. El canturreo de los pájaros del bosque era lejano pero cada vez se fue incrementando y acercando más. Parecían estar furiosos y a la ofensiva. Susan se quedo observando el cuerpo de Vickers tirado y cubierto de nieve, y así como así poco a poco los pájaros fueron llegando, algunos se posaron en las copas de los árboles y otros simplemente se quedaron a una distancia prudencial. Como si estuvieran analizando la situación.

Susan se quedo inmóvil casi como si estuviera petrificada. Eran águilas, búhos, halcones, secretarios (Saggittarius Serprentarius), todas aves de rapiña o de otra manera conocidas como aves de presa. Una de las águilas con todo un plumaje marrón emitió un desgarrador grito. Todas las aves de presa saltaron de sus árboles y algunas planearon del suelo hasta el cuerpo de Vickers.

Susan presencio como las aves hundían sus picos en los ojos de Vickers y desgarraban cada centímetro de piel para llegar a los músculos y a la sangre. Era asqueroso pero hipnótico ver como el cuerpo de Vickers ya no se podía ver por la gran cantidad de aves que tenia encima. Susan sabía que irían por ella. Lentamente recogió algunas cosas como comida, un cuchillo, cerillas,  medicamentos y un arma de fuego. Cuando todo estuvo en su mochila salió corriendo.

La ventisca penetraba su abrigo. El frio se sentía en cada porción milimétrica del cuerpo. La sangre de Susan se helo y su respiración disminuyo, sus músculos se entumecieron tanto que Susan se cayó sobre la tierra cubierta de nieve. Sintió una pequeña presión bajo ella y vio que la tierra se estaba agrietando, a su espalda las aves habían dejado un limpio cadáver e iban por ella. A su izquierda el suelo empezó a liberar vapor y a abrirse formando geiseres. Todo era un caos y ella solo se podía levantar y seguir corriendo. En un abrir y cerrar de ojos una porción del bosque que se encontraba hacia el este voló en una orgia de fuego y cenizas que se mezclaban con la tierra y el ripio que eran expulsados por la onda expansiva de la misma explosión.

Frente a Susan una porción de tierra se abrió tanto que dejo entrever un caudaloso rio subterráneo. Todo a su alrededor parecía una imagen que se podría apostar que es una postal de la guerra o una postal de la formación del gran cañón. Tropezó de nuevo pero esta vez cayó en un rio de aguas cálidas, sobre ella las aves cayeron en picada.

Susan tomo aire y se sumergió, arriba se oían los gritos iracundos de las aves. Abajo del agua había otro mundo. Todo se veía de un color verde agua o azulado. Las rocas que constituían el manto de la superficie estaban fundidas con pedazos de metal y de mampostería de extraña procedencia.

Me adentre más en las profundidades. Y casi grito de la sorpresa.

Frente a mí se elevaba una puerta de metal acorazado que rezaba:

“Túnel fuera de servicio”.

Aves De RapiñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora