Capitulo 7
Recuerdos y vodka
Al parecer el leñador la había drogado porque no podía abrir los ojos, simplemente se hallaba sumida en una pesadilla continua. Cuando una terminaba entraba en otra más vivida y dolorosa. Como avispas chocantes pinchándote la cara.
¿Por qué la habría drogado? ¿Para dormirla? ¿Para callarla mientras la violaba? ¿Para que no grite al darse cuenta de que el piso estaba lleno de las partes humanas de la que alguna vez había sido su aliada?
Ya no estaba en la cabaña del leñador. Sino que estaba en lo que parecía su cabeza. Como un psicólogo de la tele diría su “psique”.
Era un lugar muy desordenado, (eso ya lo sabía aun despierta). Parecía un cuarto con forma cubica cuyos extremos estaban bien delimitados. No había puertas. No tenia techo. No había cielo sino que había una luz verde que lo iluminaba todo. Había una gran cama y una mesa en la que estaban apoyadas tres botellas de vodka y un frasquito de píldoras. Frente a ella había varias personas sentadas. Cada una con una mesita y alrededor pilas y pilas de ropa.
Ella estaba tumbada en la cama. En el centro.
-¿Quiénes son?-le pregunto.
-somos las voces- contestaron al unisonó.
Una de ellas estaba vestida con un pijama verde y ella la reconoció al instante como una de las más pesimistas, a su lado había un niño pintado con un pijama blanco como la seda del capullo de una oruga. Mas a la izquierda había una mujer más anciana vestida como una reina de Inglaterra y con sus labios pintados de rojo carmesí y junto a ella un hombre con aspecto serio que llevaba colgado un Abaco antiguo.
-ayúdenme a recordar- les rogo.
-bebe.- solo eso le dijeron.
Y bebió. Con sus manos temblorosas tomo la botella y sirvió su contenido en un vaso de cristal. Al primer contacto de sus labios con el vodka sintió una punzada de dolor en su cabeza, dos, tres, cuatro, cinco, seis. La cabeza le estallaba de dolor. Su cuerpo se empezó a agitar, sus manos y todos sus músculos se contrajeron en una pose antinatural y el aire se empezó a esfumar de cada milímetro de sus pulmones. Era como si un fantasma la estuviera asfixiando. Como si fuera un animal que se había tragado una bolsa de plástico.
Las figuras se levantaron una a una mientras ella se ahogaba y se contorsionaba. Con sus manos la fueron reduciendo. Y con ellos el aire se acabo.
Estaba en un recuerdo. Lo podía notar.
No era una alucinación.
Se veía en una habitación parecida a un camarín de estrella de Hollywood, allí estaba su otro yo apoyada sobre un mueble mirando hacia el espejo lleno de lucecitas. Llorando. El recuerdo parecía nítido. A un lado había polvo blanco esparcido por todo el piso. Era droga.
Su otro yo estaba llorando cada vez más, pero con una especie de llanto ligero, mientras tarareaba una canción en alemán.
La canción hizo llorar a todos en la habitación. El recuerdo parecía normal hasta que de pronto saltaba a otro en un escenario donde su otro yo era abucheada y apedreada como la mismísima María Magdalena, ante la atónita mirada se ella.
El recuerdo se saltaba como una cinta fallada y al final se mezclaba con otras imágenes indescriptibles.
Solo algo fue verdad para ella, la canción.
Aunque no la pudiera recordar, para ella había sido lo mejor.
Era eso.
Solo un recuerdo de una canción.
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Aves De Rapiña
ParanormalNo sabe quién es ni donde está. Pero lo único que sabe con certeza es que está atrapada en un bosque en el que nada es lo que parece. Trampas mortales, gente que no es lo que aparenta ser, asesinos, drogas y un motivo por el que todo eso tiene senti...