Capitulo 16- Ducha Fría

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Parte 2: Los Amos

Capitulo 16

Ducha fría

Muchos días habían pasado desde el evento con el deslizador que la había sacado de su aletargamiento en aquella cueva, y ahora estaba sola en una de las habitaciones de la mansión de Los Amos.

Le habían curado las heridas y las quemaduras producto del colapso del volcán. Su piel ya no era como antes, no era uniforme, no era de una sola tonalidad, no era lisa como una hoja de papel, era todo lo contrario.

Era como una criatura que había evolucionado en aquellos días de agonía. Ya podía verse al espejo sin llorar, sin gritar porque ahora sabía su nombre. Se sentía nueva pero de una manera muy extraña. Como si el fuego que la hubiera envuelto hubiera quemado todo lo que había sido desde que había puesto un pie en el bosque.

Ya no tenía que hacer fuerza para lograr recordar algo, porque ahora los recuerdos venían solos y hasta a veces en cantidades peligrosas.

Su cuerpo se había despojado de cualquier vestigio de las artimañas que el bosque le había jugado.

Cada tanto se acercaba un misterioso hombre cubierto con un traje de látex blanco y le inyectaba una solución salina extremadamente concentrada que hacía que todo diera vueltas y vueltas.

La habitación era muy lujosa. Definitivamente era una mansión. Las paredes estaban cubiertas con una especie de tapiz grabado con nombres y con líneas en formas de ramas que se conectaban, las ventanas eran grandes y estaban completamente enmarcadas y cubiertas por una cortina de tela, las lámparas estaban adornadas con seda negra y con perlas de marfil, la cama sobre la que estaba era de roble y tenia respaldares tallado con formas de ángeles y  para terminar coronando a la habitación con un toque de elegancia un candelabro lleno de lucecitas y adornos de vidrio.

No se podía mover por ningún medio. Solo podía pestañear y mover el dedo índice de la mano y el meñique del pie. Su nariz olisqueaba un olor a vainilla en el ambiente que contrarrestaba el de las cenizas del bosque.

Abren la puerta. Un señor con el distintivo traje de látex entra con una cubeta de metal y unas esponjas y toma el conducto de plástico que unía una aguja intravenosa con una bolsa de suero e inserta una sustancia color purpura que viaja rápidamente hasta la aguja.

Deja de sentir sus extremidades. Solo siente su cara.

El sujeto la toma delicadamente de los brazos y la arrastra hasta que se cae de la cama. Su cuerpo es un peso muerto. Siente el ruido del piso cuando sus pies se resbalan. La sigue arrastrando con cuidado.

Ella podía ver que era como una casa club porque en cada pared había fotos de personas ricas levantando palos de golf, de cricket, y algunos hasta tenían trofeos. El piso era ancho y grande pero no tenía ni puertas ni ninguna abertura. Estaba completamente blanco a excepción de los trofeos y copas de caza que había.

Al final había una puerta.

Pero esta solo llevaba a un cuarto de baño donde el sujeto la desvistió y el tiro en contra de los azulejos y le pego con un chorro de agua helada a alta presión. Los gritos se desprendieron de su boca.

El agua fría hacia que la suciedad saliera de cada uno de sus poros y la hacía emerger de los sedantes.las lagrimas caían de sus mejillas.

Al parecer el problema no estaba resuelto.

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