capitulo 5- El Perro Del Leñador

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Capitulo 5

El perro del leñador

La casa parecía antigua pero con solo ver el humo de su chimenea uno se sentía reconfortado. Estaba hecha de madera antigua y tenía un color tradicional. Desde afuera parecía deshabitada pero a medida que uno se acercaba a ella se escuchaban los ladridos de un salvaje perro que parecía ser del dueño de la casa. Debía entrar rápidamente por que quizás el maniático que había dejado atrás desmayado por los golpes de una roca  se despertaría deseoso de venganza y por recuperar su hacha.

Desde que había tomado el hacha lo sostenía en sus manos pero no quería mirarlo ya que le generaba mucha aversión sostener entre sus manos un arma que había visitado la piel de aquella joven y la había cortado hasta que los nudillos del maniático le dolieran. Era mejor ignorar algunas cosas.

Lentamente, para que nadie se diera cuenta de su presencia ni de su asedio a la casa, se acerco hasta rodear la casa. Tenía una gran puerta trasera que estaba asegurada con tres pares de candados y con una tabla muy pesada.

Entre los arboles una figura empezó a moverse rápidamente. El pánico se apodero de ella. No terminaba de salir de una situación y ya se veía inmersa en alguna otra. La figura se movía rápido y no podía distinguir quién era.

-¡ayuda!- le grito.

La figura no repara en sus palabras y sigue su marcha. Parecía más asustada que ella por eso corría a tal velocidad. Si ella no se metía en su camino estaría todo bien.

Ahora que tenía aquella hacha podría cazar algo para comer, pero para eso debía hacer un poco de fuego para asar a sus presas. Los primeros intentos de cazar alguna presa fueron muy tontos y errados, hasta que torpemente pudo coger un pescado que no parecía muy bueno pero algo era algo. Hacer el fuego fue lo más fácil, no era un buen fuego pero era decente. Dejo a un lado su hacha y con una rama atravesó el pescado en una de sus aletas y lo puso a asar.

La noche ya estaba cayendo y el frio se empezaba a hacer evidente.

Se puso su chaqueta y recordó lo del anillo con forma de ojo. Lo saco y lo observo durante unos minutos, mientras el sol se ocultaba ella meditaba sobre cuál de sus recuerdos eran verdaderos y cuál de estos eran una maquinación de la imaginación.

No se dio cuenta.

Cuando giro la cabeza el hacha ya no estaba en su lugar. Su cuello y su boca estaban sujetados por una mano en la que estaba el hacha. Detrás de ella escucho:

-mira preciosa, no te muevas o este lindo hacha se deslizara por tu cuello y te rebanara la cabeza- dijo una voz intimidante.

-¿Quién eres?- pregunto rápidamente.

-alguien que está en la misma situación que tu- le responde.

-¿Cuál es tu nombre?-<<no dejaras de preguntar y de hablar hasta que te rebane el cuello ¿no?>> dijo una de las voces en su cabeza

-¿tienes alguna otra arma?

-no.

-mira esto vamos a hacer: caminaremos y me indicaras el camino hasta el lugar en el que te refugias, no creo que una chica como tu haya sobrevivido tanto sin un lugar donde esconderse.

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La tormenta cada noche se desataba con más fuerza y como siempre el tronco era un refugio ideal contra esta.la extraña tenía su cara demacrada, cabello rubio, mirada misteriosa y ojos azules aunque uno de ellos estaba inyectado en sangre. Ellas no cruzaban palabra y la extraña parecía ser muy agresiva. Sus manos estaban atadas con una especie de precinto plástico propiedad de la extraña.

El hacha reposaba en una esquina secándose del chaparrón que se habían agarrado mientras trepaban por el árbol.

-¿Cómo llegaste hasta aquí?- pregunta la extraña, saliendo de un silencio que se había vuelto muy incomodo.

- todavía lo estoy tratando de averiguar- le respondo con el ceño fruncido por culpa de los precintos plásticos.

-mira debemos salir de aquí aunque no nos conozcamos…

 -primero ¿Que es este lugar?- le reprocho, no podía confiar así como así sin indagar más acerca de la identidad de mi supuesta aliada.

-no lo sé, una especie de bosque que no tiene final ni principio aparente. Las únicas instalaciones que sirven de referencia son la Mansión De Los Juegos, la casa del leñador, el acantilado, la montaña Zion y La Torre oscura

-¿y eso que nos indica?- pregunta sintiéndose como una estúpida al no darse cuenta de algo.

-mira el bosque empieza en la carretera y esta se encuentra cerca de la casa del leñador. En un sentido la carretera conduce a la mansión de los juegos y en el otro al pueblo que existe- ahora entiende

Entonces se da cuenta de que debemos evitar a toda costa la mansión, quizás los monstruos se dirigían allí, quizás es donde se reúnen y quizás es el único lugar que les serviría como referencia.

-cuando la tormenta pare debemos refugiarnos en la casa del leñador- le dice la extraña.

Quizás era muy temprano para entrar en confianza.

Dos cabezas piensan mejor que una. Quizás.

Pero no era tiempo de pensar fríamente si confiar o no confiar. Ya lo resolvería.

Ahora el objetivo no era ver quien traicionaba a quien.

El objetivo era llegar hasta la casa del leñador.

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