Capitulo 23- El Eclipse Parte 2

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Capitulo 23

El Eclipse P2

29 de noviembre de 1998 12:15-13:45

Zumbidos y gritos era todo lo que había. La ensalada estaba en frente de ella y al lado había una gran fuente llena de otra clase de ensalada que desconocía ¿De qué podría ser? Se preguntaba ella. De espárragos o de alguna verdura rara de las que compraba quizás. A su lado en la mesa familiar estaba sentada su hermana quien la miraba de vez en cuando de manera intuitiva y precavida. Su hermana era la más inteligente y mas sufrida de la familia. ¿Por qué? Porque tenía que cargar con todo el peso de dedicarse religiosamente al colegio, tener las mejores notas, estar siempre presentable, hacer oídos sordos a los rumores de que su padre le pegaba a su madre, contener a sus madre y curarle las heridas y hacer como que todo estaba bien. Sinceramente a Susan no le molestaba que su hermana la entregara a la policía si es que lo hacía. Quizás eso aliviaría la conciencia de ella y de su hermana. ¿Cómo saberlo? No quería que su hermana cargara con aquel secreto oscuro porque de todos era ella a la que más quería o quizás era a la que menos odiaba.

No podía pensar lo mismo de su madre y de su padre. Primero porque fueron ellos quienes la tuvieron y la confinaron en aquella oscura granja donde tuvo que soporta diez años de abuso por parte de aquella vieja borracha. Segundo de su padre pensaba que era un cobarde que les pegaba a las mujeres por ser cobarde y no tener los huevos de pelearse con un hombre con su fuerza y su madre era una idiota por no defenderse y hacer sumisa a su única hija reconocida.

-Debió ser culpa tuya. Si, tú nunca educaste a la niña como una mujer de valores y de conducta ejemplar. Es una puta como tú - gritaba su padre en la cara de su madre quien sollozaba y se secaba las lágrimas con el extremo de su delantal.

-Tú no hiciste nada por educarla, apenas salió de mi vientre la mandaste para la casa de no sé quien que era tu pariente- le contestaba su madre gritando escandalizada- Susan llévate a tu hermana.

Susan tiro de la manga de la blusa de su hermana y la forzó  a levantarse de la silla e ir hacia el vestíbulo de la casa.

-¿Sabes que papa tiene un arma entre su ropa?- preguntaba a cada rato su hermana preocupada.

-Cálmate- le decía Susan mientras le arreglaba el pelo a su hermana y se lo sostenía con una vincha- ¿Sabes que no dejare que no te pase nada?- la abrazo fuertemente para contenerla de aquel violento mundo que no era mucho para Susan pero para su hermana sí.

-Pero, pero, pero no le puede hacer daño, es nuestra madre aun que la odies- su hermana no se podía contener.

-Ella me abandono a mí y te dejo a ti a la merced de ese animal que tenemos como padre, su destino es un asunto de ella, no nos corresponde- dijo Susan cortante a quien no le interesaba que pasara con su madre- Yo quiero protegerte a ti, porque de la familia eres la que esta menos perturbada.

Se hizo un gran silencio.

-Se que quieres confesar que sabes que yo mate a esos niños- Susan no se sorprendió con la mueca de su hermana- Tienes todo el derecho, si eso te alivia a ti es lo que yo quiero, debes salvarte y para hacerlo debemos esperar el momento adecuado para mover las fichas y hacer la jugada que te saque de aquí y me lleve a mí a un nuevo destino- Su hermana estaba desconcertada.

29 de noviembre de 1998 16:53-17:15

Sus padres estaban discutiendo en la habitación y sus gritos se oían. Con una mirada Susan le ordeno a su hermana que agachara la cabeza y que se pusiera  a escribir las últimas palabras en su diario porque desde ese día todo cambiaria. No tenía miedo. Sabía que su padre no tardaría en perder el control con su madre y que aquel seria su momento de mayor debilidad emocional. Todo estaba muy premeditado pero era muy riesgoso. Era imperativo que su hermana no cayera en el fuego cruzado.

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