Capitulo 21- La Noche En La Que Cae El Telón

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Capitulo 21

La noche en la que cae el telón

 25 de noviembre de 1998 04:53-5:15

Ángela gritaba. O eso trataba de hacer sin éxito. Con sus dos manos presionaba una almohada que impedía la respiración de su víctima a tal punto de que la muerte fuera limpia, sin sangre ni gritos. Ella estaba subida a Ángela para evitar que se escape o pida ayuda. Después de varios minutos murió.

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Corría por la calle principal aun con el sonido de las sirenas de fondo mientras con sus brazos agitaba parte de la cabellera de su más reciente víctima. Desde la primera vez que la había visto había notado la cabellera larga y dorada que tanto encantaba a las personas de ambos sexos. Sus manos estaban manchadas con sangre y con pequeños residuos provenientes del cráneo de su víctima. Para ahorrarse tiempo había trabado de una manera irreversible la puerta de la habitación de Ángela.

Solo le faltaban dos personas en su lista y estaba segura que al él lo encontraría a dos manzanas de la casa de su más reciente víctima.

A lo lejos quizás los bomberos, si ya habían actuado, habrían encontrado los cuerpos mientras le gente aterrorizada se percatara de que no había sido un accidente. Que la familia parecía haber sido descuartizada por un animal salvaje. Encontrarían todo menos los dientes de Tim, ya que ella los guardaba celosamente en uno de sus bolsillos. Como trofeo.

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 Abrió la pequeña llavecita del gas y tapo su nariz con su ropa para evitar que el gas la adormezca. Sabía que el gas adormecería a Wallace y a sus padres. Teniendo el camino libre para vengarse podría realizar su trabajo.

El gas corrió lentamente y con un pequeño silbido imperceptible esparciéndose por toda la casa e inundando el sistema de cada habitante del hogar.

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Sobre sus manos sentía la sangre caliente de los padres de Wallace correrse. Ellos no habían significado un gran esfuerzo ya que fueron víctimas fáciles y no opusieron resistencia. Pero el gran problema venia con aquel pequeño niño quien parecía ser la presa más difícil. Caminaba lentamente por el umbral del hogar admirando tranquilamente las pinturas que adornaban el vestíbulo del primer piso de la casa de Wallace, en ellas había representadas aves cazando presas más pequeñas, pinturas históricas personificando la sociedad del neolítico, o simplemente pinturas de lagos o pequeñas esculturas postimpresionistas.

El viento entraba por las recién abiertas ventanas y hacia que las cortinas blancas bordadas se agitaran levemente. El ambiente estaba sumido en el silencio y en la calma. Pero parecía que detrás de esa calma y ese silencio había algo más. Una sensación de amenaza. Oculta como si la presa estuviera prevenida de un ataque.

-¿Creías que no sabía que te vengarías?- le dijo Wallace que estaba al lado de la escalera.

-No, me sorprende lo suspicaz que has sido, siempre me pareciste el más inteligente del rebaño- respondió Susan tranquilamente mientras seguía jugando con el cuchillo.

-Sabía desde un principio que no eras buena y me arrepiento de haber hecho lo que hice pero nada de eso justifica lo que estás haciendo – dijo dubitativo observando el cuchillo.

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