Capitulo 17
La noche de las campanillas
25 de noviembre de 1998 02:32-04:52
La sangre caía de su mentón. Estaba bañada en ella como si fuera una pared blanca con una pintura casi terminada color rojo. Se alejaba riendo en medio de la medianoche. Sirenas de coches de bomberos y policías se escuchaban a su espalda, además de grito desesperados de vecinos que aguardan afuera de la casa esperando a la llegada de los bomberos.
La mitad del pueblo había concurrido a las cercanías del incendio mientras la otra mitad estaba durmiendo tranquilamente sabiendo que sus casas estaban lejos del incendio. La calle estaba desierta y ella corría con total libertad. Se balanceaba y caminaba sobre las mesas de los cafés, saltaba las bocas de agua, y miraba maravillada las luces de navidad que decoraban la tienda de botones. Se reía. Se regocijaba.
Oía un tintilíneo lejano.
Bajo los adoquines de las tiendas de trajes y el techo del banco alguien había colocado una larga cadena de campanitas que eran movidas por el viento y que tintineaban sin cesar al ritmo de las intermitentes luces de la calle.
Algo tenían aquellas campanas. Pero no era tiempo de averiguarlo porque tenía un asunto con Ángela que era necesario arreglar.
*********************************************
La sombra de las copas de los arboles se reflejaba en los cristales de los autos estacionados en los bordes de la acera. De la casa de Ángela solo una ventana parecía estar abierta y de ella provenía una luz muy potente y los ruidos de la televisión.
Toco el timbre.
*****************************************************
Veía como Ángela salía a la calle para ver quien había sido el que había llamado a la puerta pero no había nada. Nada en la calle. Pero en los recovecos había arbustos y allí se ocultaba una criatura deseosa de venganza.
No podía hacer nada. La casa estaba llena de adultos.
Debía encontrar una manera.
********************************************************
Dio la vuelta a la casa después de horas de pensar.
Atrás solo había un columpio y una enredadera de flores blancas que salía del techo y llegaba hasta las ventanas del primer piso de la casa. No le tomo mucho tiempo deducir la utilidad de la enredadera en sus planes. Con sus pies se estabilizo y con su brazo derecho tomo una de las prolongaciones de las ramas del único árbol del patio. Con sus brazos desplego toda la habilidad gimnastica que había adquirido en la finca de su abuela. Era elástica y se movía sigilosa entre las ramas como una sombra.
Sus pasos y saltos eran cubiertos por el ruido de las sirenas y del llanto de las víctimas.
Una vez arriba agarro una de las prolongaciones de la enredadera y comenzó a trepar. Trepaba y trepaba sin mirar para abajo. Solamente concentrada en la ventana de Ángela.

ESTÁS LEYENDO
Aves De Rapiña
ParanormalNo sabe quién es ni donde está. Pero lo único que sabe con certeza es que está atrapada en un bosque en el que nada es lo que parece. Trampas mortales, gente que no es lo que aparenta ser, asesinos, drogas y un motivo por el que todo eso tiene senti...