Capitulo 26- Los Amos

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Capitulo 26

Los Amos

Corría por un pequeño pasillo oscuro lleno de polvo que quizás fuera del cemento de alguna pared o quizás de ladrillo. Las sirenas rojas habían empezado a sonar y los enfermeros corrían hacia las salidas pero no sabían que estaban colapsadas y mientras otros trataban de ayudar a sus pares que estaban atrapados en montañas de escombros. Había momentos en los que tropezaba y caía pero continuaba por que por primera vez todo había salido bien para ella. Nunca hubiera esperado que la explosión hubiera funcionado tan bien, hasta parecía que había destruido todo el ala de cuidados intensivos.

Su cuerpo estaba lleno de polvo y de cenizas. Cuando pasaba en frente de los enfermeros ellos ni siquiera le prestaban atención porque estaban más interesados en salvarse.

¿Los Amos habrán abierto la gran puerta que lleva a la mansión para evitar muertes?

Bueno, la repuesta era no. Muchos trabajadores habían tenido la misma suerte o quizás la misma idea. Había muchos agolpados enfrente de la gran puerta de concreto y de titanio con una franja amarilla. Todos la golpeaban y gritaban como borregos al unisonó sus suplicas por ayuda. El fuego se propagaba y no había salida y era inútil quedarse allí a gritar o a esperar la muerte.

El humo mareaba a Susan. Y la hacía tambalear tanto que la hizo detener cinco veces en los pasillos a los que el fuego aun no había llegado.

¿Dónde estaba la salida?

La única salida que ella conocía era la gran puerta con rayas preventivas amarillas y negras. Pero seguramente debería haber conductos y otras puertas que llevaran al subsuelo de la mansión de los amos. Había solamente que usar la lógica para llegar a alguna respuesta. ¿Qué era lo que más probabilidades tenían de fallar y de causar un incendio? Definitivamente el tomógrafo no pensó Susan con gracia.

Era obvio de que la sala de enfermeras era lo que menos probabilidades tenían de incendiarse. Quizás solo en el caso de que una vieja enfermera veterana que fumaba se olvidara su cigarrillo encendido y que este se vulva un fuego devastador por una amplia gama de factores.

Y también quizás era un poco más probable que la anterior opción que se incendiara el pabellón “B” de cuidados intensivos ya que podía ocasionarse un cortocircuito en las maquinas de soporte vital y ocasionar un gran incendio con la contribución de la habitación contigua al pabellón que funcionaba como almacén de drogas y fármacos.

Y por último la más probable se daría en la sala de energía que alimentaba a todo el hospital. Era una sala llena de maquinas que seguramente estaba completamente cableada y llena de equipos de criogenia, refrigeración o distribuidores de energía. Quizás solamente cinco o seis operarios trabajaban allí pero debían estar asegurados por una puerta que los dejara huir en caso de que un incendio se iniciara por un desperfecto mecánico.

 

A su alrededor el fuego provoca daños estructurales y provocaba que varias porciones de pared se desprendieran dejando destrucción a su paso. Para detener el fuego y asegurarse de que los enfermeros restantes mueran aseguro la puerta con una banqueta que había en los pasillos. Detrás de ella había una gran conmoción; los enfermeros y unos doctores que todavía estaban de pie huían despavoridos de ella como si fuera una bestia leprosa. Estaban realmente asustados y más aun cuando en medio de su escapada Los Amos cortaron la iluminación en los pasillos.

Susan se puso a la par del grupo que escapaba de ella y se mezclo con la multitud que estaba parada en medio de la oscuridad susurrando y chillando del temor.  Se cubrió con la cara el pelo y se puso un barbijo que le habían dado en su estadía en cuidados intensivos. De esa manera pasaría desapercibida.

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