Capitulo 15- La Noche De La Familia

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Capitulo 15

La noche de la familia

25 de noviembre de 1998 17:30-00:52

Ella lo observaba desde un pequeño arbusto. Podía ver como Tim Johnson entraba a su casa y cerraba de un portazo la puerta. Había pasado días difíciles en aquella caverna que había sido su único refugio e n lo profundo del acantilado. Un deseo se había despertado en ella, un deseo que clamaba por la sangre de sus incautos y sádicos agresores. Debían pagar por sus crímenes y bromas. Su familia parecía no haberse preocupado por buscarla mientras estaba muriendo en una caverna del lago, quizás era muy obvio que no la querían allí, así había sido desde que había nacido, no recordaba porque pero la habían enviado a un desolado campo con su abuela para que se confine allí mientras ellos vivian una vida normal con su hija buena.

Tenía heridas por todo su cuerpo como cortadas, raspones y piel que se descascaraba. Ella había contado tres días de pura agonía entre las rocas y el agua salada del lago Kawaski pero al cuatro día algo había pasado.

Recordaba la tercera noche cuando parecía estar abrazando a la muerte. Esa noche no grito ni lloro solo se durmió y soñó con algo maravilloso y muy fuera de lo común. Ella no era de las personas que vivian soñando pero esa noche si paso.

Era un águila que soltaba destellos de fuego y que se proyectaba en medio de un sol eclipsado surcado por varicosas líneas de fuego que en un momento explotaban quemando todo y erradicando todo a su paso. Todo, excepto el águila.

El águila seguía allí. El águila nunca moría. ¿Por qué?

Porque el águila es la cazadora.

Simplemente por eso.

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Todavía lo observa de allí pero debía poder colarse adentro de su hogar y darle una sorpresa. Para eso había preparado algo especial.

Debía esperar a que la noche la cubriera con su manto de misterio e impunidad.

****************

El sol se había perdido hace mucho y la madre de Tim se hallaba limpiando las sillas y la mesa de exterior que estaban ala lado de una gran pileta natatoria. Ella la observa desde un arbusto con un cuchillo en sus manos. No tenía miedo. Para llegar a Tim sin problemas debería acabar con toda su familia antes.

Poco a poco a los compas del goteo del filtro de la piscina fue emergiendo de entre los arbustos sin que la mujer se entere de su presencia, esta seguía ocupada barriendo las migas del piso y ordenando un juego de platos y de tazas que habían usado en lo que parecía una tarde perfecta.

Iba lentamente dando pasitos con el cuchillo escondido en la parte de atrás de su ropa. Sentía la humedad del agua de la pileta combinada con la sequedad que tenía en la boca.

-¿Quién eres?- pregunto sobresaltada la mujer al vela al lado de la pileta, su pelo perfectamente arreglado parecía haberse alborotado- No son horas seguras para que los niños ronden libres.

Ella no le contesto solo se limito a mirarla.

La señora se acerco a ella y le ofreció hacerla entrar a su casa:

-¿Quieres un poco de Te?- pregunto amablemente la señor Johnson

No debió confiar en ella. Bueno parece que se dio cuenta de eso en el momento en que ella mostro el cuchillo.

Se oyó el terrible grito de la señora antes de que el cuchillo le rebanara la garganta y la dejara desangrarse. Ella se quedo un tiempo mirando el cuchillo y como ahora estaba impregnado de la sangre de su primera víctima. En el piso la señora Johnson se desangraba rápidamente.

Torpemente la arrastro hasta la piscina y con patas en su abdomen y  logro tirarla hasta que cayera en el fondo. Nadie en la casa parecía haberse dado cuenta de los gritos de la mujer.

Siguió avanzando para continuar con su misión destructiva. El ventanal que daba al interior de la casa estaba abierto de par en par y por allí parecía que la humedad de la pileta cesaba.

La casa tenía un aire de los 70’ y estaba llena de cacharros. El living y la cocina eran una sola habitación separada por una alacena llena de platos y de  elementos de cocina. Tenían un gran televisor frente al sillón y la mesita que formaban el living en su mayor parte.

Lentamente dio unos pasos hasta la escalera que estaba entre el living y la cocina. La escalera llevaba al segundo piso de la casa.

Allí arriba solo se oía el ruido de la ducha y unos pasos que provenían de la habitación de los padres de Tim.

Sigilosamente y agazapada a un lado de la escalera subió hasta el umbral del pasillo del segundo piso.

Examino la primera habitación que estaba a la izquierda del final de la escalera. Allí simplemente había unas lavadoras y un fregadero que ella se dispuso a examinar.

No había nada excepcional, solo había bolsas de jabón en polvo, ropa y cachivaches pero en el fondo de uno de los placares había un bidón medio lleno de combustible y unos fósforos.

Todo salía bien.

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Observaba tranquilamente desde el dintel de la puerta atenta a que el señor Johnson se pusiera una toalla en su entrepierna y entrara a bañarse. Cuando hizo esto ella ya estaba lista.

Lentamente roció la cama, los placares y la alfombra con combustible procurando no hacer mucho ruido. El plan era que el sujeto se encontrara cercado por el fuego y se quemara vivo allí pero por las dudas debería rematarlo luego de acabar con Tim.

El ruido provocado por el fosforo al ser raspado contra la lija de la cajita retumbo en sus oídos desconcentrándola. Debían pagar. Y así seria.

El fuego se inicio instantáneamente al primer contacto entre el fosforo y la alfombra.

 

El momento más importante había llegado.

El niño sabía que ella estaba allí porque la había estado observando mientras se orinaba parado desde la puerta de su habitación.

El sabía que iba por él.

El fuego se propagaba y los gritos del padre de Tim se oían a lo lejos.

Su futura víctima no tenia por donde huir… pero aun así se resistió.

Cuando ella quiso dar el primer puntazo este lo esquivo y la hizo tambalear, el segundo paso cerca de su oreja pero no dio en el blanco, pero el tercero si. El tercero fue directo al estomago del pequeño demonio y le perforo como mínimo un  poco del intestino. Sus prendas se mancharon de sangre y ella se empezó a reír frenéticamente.

El trato de quitarle el cuchillo pero no pudo.

La casa empezaba a arder pero ella no se conformo con dejarlo sin haberse vengado de buena manera. Paso horas y horas abrazada por el fuego propinándole cuchillazos en el abdomen y en la cara.

Al final de la noche ninguno de los dos estaba reconocible.

 

 

 

 

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