capitulo 2- La Arboleda

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Capitulo 2

La arboleda

Dolor por todas partes. Dolor en cada parte de su cortado y lacerado cuerpo. El agua no hacia un gran trabajo, ya que ni siquiera serbia para lavar las heridas, el agua no era cristalina sino que tenia tonalidades verdes y marrones características del musgo y de la tierra que dominaba en el pantanoso arroyo.

¿Sería la solución dejarse llevar por la corriente hasta entrar en una rápida corriente que la llevara a una cascada llena de peñascos y morir producto de los golpes?

<< ¡Qué dices idiota!, si aprendiste a nadar cuando eras una niña. No te hagas la difícil que tanto como tú y como yo nos perjudicaremos si terminamos como una bolsa de papas que se cayó de un camión de verduras>>

La voz se manifestó de repente y en el momento más oportuno. Quien sabe de dónde habrá venido, pero sirvió para alertarla de que debía salir del arroyo y conseguir ayuda en vez de resignarse a morir por la pura y mera acción de un cuerpo de agua. Lentamente, con la mitad de su cuerpo sumergido en la para nada cristalina agua, empezó a mover sus pies y sus manos aunque le causara más dolor. A simple vista solo veía acortes pequeños en toda su mano, en la cara y en los brazos, en algunos ya se había coagulado la sangre pero otros eran heridas más profundas que debería remediar luego.

Con uno de sus brazos se logro aferrar a una erosionada roca que estaba en la orilla izquierda y usarla para sostenerse mientras se esforzaba para salir del arroyo. Primero arrastrándose luego caminando lento se fue acercando hasta los arboles que daban inicio a una larga fila irregular de estos.

Los troncos parecían viejos, muy resistentes y llenos de una extraña capa de musgo color verde que se mezclaba con pequeñas plantitas que solo crecían de un lado de los arboles. Con una sola mirada al cielo pudo ver que en lo más alto de los arboles había grandes nidos de aves rapaces.

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El tronco que había elegido era ideal, por mucho era el más grande de un bosque que parecía no tener fin ni principio. Le había costado treparlo pero ya arriba  se había dado cuenta de que fue una buena elección, porque ofrecía un gran refugio contra la lluvia y la hostilidad del bosque y de los monstruos que allí fuera acechaban.

Sin mirar y tapándose la boca procedió a examinar las feas cortadas que parecía tener en sus piernas. Su ilusión se cayó a pedazos, su rodilla estaba surcada por un gran corte profundo que dejaba al descubierto un grotesco e hinchado pedazo de musculo que la hizo dar arcadas hasta vomitar lo que parecía alimento.

La tarde parecía pasarse más rápido de lo normal mientras ella dormía aletargada tratando de olvidarse la fea herida que tenía en su pierna, para que esta no tenga contacto con la tierra que se encontraba en cada centímetro cuadrado del tronco, la envolvió con una de sus remeras y la dejo reposar.Se despertó sobresaltada por un trueno que anunciaba el desencadenamiento de una terrible y amenazante tormenta que no tardo en convertirse en un aguacero incontenible que arrasaba con los pequeños arboles del bosque, pero no podía hacerle nada al gran tronco en el que se refugiaba. Moviéndose sigilosamente y con el impulso de la pierna que no estaba cortada se acerco hasta la abertura del tronco y con las manos trato de frenar el agua y llevársela a la boca. La mayor parte se le escurrió por las manos pero logro beber unas gotas. Hasta que observo que al otro lado de un acantilado que se podía ver desde el orificio del tronco hay alguien.

Su corazón se sobresalto.

Era una figura alta, tenía entre sus manos un objeto que parecía un hacha y a su lado había una chica que parecía desnuda que gritaba a los compas de los truenos y de la lluvia, mientras el extraño la miraba y la pateaba. Sus pechos se podían ver y creo que la última que los vio fue ella porque sintió como si estuvieran a su lado él, su hacha y la mujer desnuda. El ruido del hacha y los gritos la mujer al ver como salían chorros de sangre de donde antes habían estado sus pechos la hicieron tirarse para atrás tratando de taparse los oídos.

Los gritos duraron toda la noche y aunque tratara de no escucharlos lo hizo durante toda la noche mientras sollozaba echa un ovillo ahora sabiendo de que no estaba segura en ningún lado del bosque y el atacante ya tenía a su próxima víctima.

A ella.

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