|CAPÍTULO 7

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Pensilvania

Ethan

Aun cuando sé que estoy despierto y veo a mi madre enfrente de mí, estoy pensando lo que acabo de ver. Siempre me he cuestionado después de que sueño con algo, pero esta vez no diré que fue un sueño porque se ha sentido más real que todos mis anteriores sueños, juro que su esencia podía sentirse, nunca había visto o sentido semejante cosa, y más asombroso aún sus palabras aliviaron el vacío.

― Ethan, te estoy hablando ― dice mi madre mirándome con cara extraña trayéndome de nuevo a la realidad.

― ¿Sí? ― respondo, veo que es algo tarde de la noche y papá no está aquí.

― Cariño, puedes irte a casa mañana temprano estaremos allá, tu padre vendrá más tarde, está en el departamento de policías ― me mira pensativa, porque obviamente conoce a su hijo, por un momento duda en que decir, pero luego continua ― Ethan, nada de alcohol, directo a casa ― termina.

― Sí mamá, cualquier cosa que suceda no dudes en avisarme ― digo parándome del sofá y sobándome la cara en frustración, le doy un abrazo a mamá, me acerco a Kiara que aún está durmiendo, beso su frente la observo por un segundo le doy una última mirada a mamá y salgo de ahí.

Por lo tarde que es el lugar está totalmente despejado, solo hay unas enfermeras en el área de recepción, tuve suerte que mis padres dijeron que me quedaría hasta que ellos regresaran porque aquí las visitas no se permiten tan tarde a menos que sea para quedarse con el paciente.

Llego hasta la salida, subo al jeep enciendo mi auto, una música de The Weeknd, Blinding lights, suena en la radio inundando el auto, subo el volumen, me gusta la canción y porque estoy totalmente cegado por las luces de los autos, literal. La carretera está algo desolada, golpeo el volante muchas veces, porque estoy bastante frustrado, ¿qué carajos está pasando conmigo?

Varios minutos después detengo el auto enfrente de mi casa, tomo una lata de cerveza que estaba en la gaveta, de un solo trago dejo la lata sin nada de contenido, la puerta del garaje se abre me adentro estaciono y bajo del jeep. Camino por el patio delantero para abrir la puerta de la casa y para mi sorpresa Kaylee está justo parada en la entrada, ¿cómo entró? No sé ni me interesa. La veo ponerse algo tensa cuando me ve, pero no debería estarlo si se descontrolaron sus hormonas yo las hubiera calmado ahora no me apetece que venga con la cola entre la patas, no me gusta referirme de mala manera a las mujeres por lo que me trago mis pensamientos.

Un silencio bastante incomodo se interpone, joder.

― Si vas a hablar o decir algo, pasa no muerdo ― le digo abriendo la puerta e invitándole a que entre primero.

Hizo lo que hizo, pero ser cortés es lo mío, ella falló, pero eso no le quita lo de ser una dama es su cuerpo si los chicos se divierten ellas igual pueden, pero eso es cosa que este mundo no comprende. Lleva puesto unos jeans ajustados con un top blanco de mangas largas ajustadas, su cabello luce radiante como siempre, no lleva nada de maquillaje y en su hombro posa una cartera de cuero negra.

― ¿Algo que desees tomar? ― pregunto dirigiéndome a la cocina y soltando las llaves en el mesón.

― Agua ― responde colocando sus manos en los bolsillos traseros de su jean.

― Bien ― vierto el agua en un vaso de cristal y se lo paso, ella toma un trago y luego lo suelta en la isla de la cocina.

― Ethan, yo... ― intenta hablar.

― Kaylee, tranquila no pasa nada, no voy a juzgarte, solo estoy algo molesto, pero ya se me pasará, te acostaste con él sin ningún remordimiento ahora no intentes arreglarlo porque ya está ― la interrumpo.

― Bien.

Otro incómodo silencio reina, pero luego ella habla.

― ¿Cómo está Kiara? ― me pregunta sin poder mirarme a los ojos y agradezco eso.

― Pues tiene algo de amnesia, pero vendrá mañana a casa estará en tratamiento y ver a su molesto hermano le ayudará a recordar cómo es que terminó en la playa ― digo sin preámbulos es algo delicado, pero a Kaylee le tengo confianza para esas cosas.

― Eso me alegra mucho, quería ir al hospital con los chicos, pero ya sabes sería algo incómodo para ambos.

― Te entiendo.

― También agradezco que no le hayas contado nada a Sasha de lo sucedido.

Asiento con la cabeza y otro estúpido e incómodo silencio llega.

― Entonces ya me voy, Ethan, lo siento la verdad todo fue muy lindo contigo.

Me molesta y no soy capaz de retenerme las siguientes palabras que salen a continuación.

― Si todo fue muy lindo conmigo, ¿por qué lo hiciste? ¿Por qué no me llamaste?

Una lágrima se derrama por su mejilla y me parte el alma como me enoja, la limpia rápidamente y esconde su rostro.

― Yo lo siento ¿sí? Perdóname yo no quería...

― Te repito no hay problema, ¿si quieres te llevo? ― me ofrezco para terminar con el tema.

― No quiero molestar, pido un taxi.

― Ni se te ocurra, los hombres de ahora andan como depredadores tras las chicas, no sería educado si no te llevo ― le digo, la verdad quiero llevarla, no porque cambiaré de opinión y voy a desnudarla en el jeep, sino que es tarde se preocupó en venir de una manera muy prudente, aunque prudencia no tenía estando sobre Nico en la playa donde había un montón de chicos que podían verlos incluyéndome en ese combo, da igual voy a llevarla porque no soy una puta bestia.

― Bien ― dice y me da una sonrisa de boca cerrada que muchas veces podía abrirla solo dando unos cuantos besos, pero no es momento para pensar en eso, la invito a seguirme, salimos de la casa vamos al garaje y subimos al jeep.

Nos adentramos al tráfico de la carretera, no sé qué pasa que desde hace un rato Blinding lights me trae totalmente loco, Esta canción es algo intensa porque la puedes escuchar cuando estés melancólico y subirte el ánimo, la pista es totalmente divertida y pegajosa mientras que la letra te motiva a tomar una soga, por ende, suena en la radio y la subo a todo volumen lo irónico que estoy aquí con la persona que sé que no vamos a volver a formalizar la relación, con la persona que acaba de joder todo.

Prontamente llegamos a su casa después de un no tan largo camino oscuro y silencioso, estaciono frente a su casa, ella titubea si en bajarse o decir algo antes de irse, pero no lo hace y baja del jeep le da la vuelta para adentrarse a su casa, yo aún espero a que entre, dios me maldigo por ser tan cordial con las chicas.

― Kaylee, ten una hermosa noche ― le digo y antes de que ella responda su padre sale y yo pongo mi auto en marcha, si estuviéramos en otras situaciones estoy seguro de que me la estaría comiendo y su padre hubiera aparecido en el momento.

Ya en mi casa, tomo algo de comer de la nevera y me dirijo a la habitación, quito mi ropa me meto a la ducha abro el grifo y rápidamente el agua caliente tapa mis poros, luego salgo seco mi cuerpo, coloco un bóxer seguido de un pantalón de pijamas blanco, me tiro en la cama cierro los ojos y recuerdo esas palabras:

― Todo estará bien ― salieron de los labios más hermosos, delicados y apostaría a que dulces, aunque nadie sabe, la cosa está en que me hicieron sentir bien, me levanto de la cama tomo pintura, pincel y cambio la hoja por una nueva totalmente blanca.

Dibujaré esos hermosos labios, rosas y delicados.

Luego que termino con el dibujo me siento sobre la cama trato de recordar lo que he visto, ¿por qué ha pasado? ¿Por qué se sintió tan real? ¿Por qué le doy tanta importancia si solo es un sueño más? Y lo más importante es ¿por qué llegó en un momento que lo necesitaba y me ha aliviado? Con esto pensamientos me echo hacia atrás, dejando la pintura de lado, tantas cosas en unos días quizás me han hecho perder la cordura. Nada tiene sentido.

Me tumbo sobre la cama quedando totalmente dormido.

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