|CAPÍTULO 30

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Último adiós.

La carta de Ethan.

Al día siguiente.

Colette

Mi día había iniciado bien, no hubo encuentros y traté de bloquearlo tal y como nos dijo la abuela, pensando que el otro era nuestro enemigo, así en universo dejaría de estar entretenido con nuestro cariño al darse cuenta de que ya no quedaba nada bonito y habíamos renunciado.

La noche se cierne sobre Francia acompañada con la brisa fresca del último día de abril. Es increíble como pasó el tiempo, estaba tan sumergida en esta burbuja que ni siquiera lo noté, un mes con todo esto justo hoy.

Me encuentro encerrada en mi habitación con el cuerpo sobre la cama y la cabeza fuera, Moto está en mi regazo y lo acaricio con mis manos.

Todos los de esta casa están sumergidos en sus labores y la abuela no tiene pensando irse de la casa hasta nuevo aviso, dice que vigilará para que no eche todo a perder, porque sí, estuve a punto de hacerlo esta mañana.

Aún no he podido leer lo que contiene ese sobre blanco, la abuela dice que puedo ir a ese lugar una última vez, al principio negué, pero agrego que podía ir sola, después de todo también era mi lugar y una última vez no estaría mal, pero la cosa es que no se si en realidad quiero saberlo, sería ser masoquista de mi parte.

― Como crees necesitas un cierre bonito para todo esto ― mi angelito siempre es tan bonito.

― Yo nunca estuve de acuerdo con esta locura, sabes si el universo es el culpable de todo esto pues que se la trague y la escupa en saturno  ― rio e ignoro esto.

Ambas desaparecen y decido acostarme sobre la cama cerrando los ojos. Si debo esperarle debo tener la certeza de que las últimas palabras que vengan de él, también sean con la misma promesa.

Suelto un largo suspiro, al mismo tiempo en que las caricias de Moto en mi mano se van haciendo lejanas, siento mi alma abandonar mi cuerpo emprendiendo el viaje no tan largo.

Caigo como una pluma al mismo tiempo en que la tristeza vuelve a estancarse en mi pecho con los recuerdos recientes de este lugar. La brisa juega con mi cabello y la falda de mi vestido blanco. Respiro profundo caminando despacio hasta que veo el sobre blanco flotando bajo la luz de la luna, mis pies se mueven despacio al tiempo en que retengo las lágrimas con las manos echas puños.

Respiro, pero siento que voy a hiperventilar, trato de relajarme, pero sea lo que sea que esté ahí, será un puñal a la herida. Con manos temblorosas tomo el papel abriéndolo, encontrándome una perfecta caligrafía, me siento sobre la manta comenzando a leer.

Supongo que este será mi último adiós, los ojos se me llenan de lágrimas y las aparto nerviosa para poder leer.

"Colette que no se ha muerto, solo va a alejarse por algo necesario."

Tú calla, que duele casi igual y yo no soy fans de las despedidas. Callo mi subconsciente iniciando la lectura de una vez.

Querida Intrusa.

Me duele escribir esto, pero tomaré un respiro y dejaré que mi corazón hable por mí.

Las lágrimas comienzan a desbordarse por mis mejillas y siento dolor en mi pecho, al mismo tiempo en que lo escucho hablar con ese aire de coquetería que empleaba cada que me daba un cumplido. Respiro unas dos veces antes de continuar.

El amor envió un aviso a mi puerta una noche donde necesitaba sentir que mi pesar enserio le importaba a alguien, quería sentir la sinceridad en las palabras de alguien después de haber tenido pésima noche, no tendría las palabras de mi hermana ya que como sabes estaba en estado delicado y de mi madre estaba seguro de que lo primero que escucharía de sus labios iba a ser un reclamo, (tal cual pasó).

Quería sentirlo porque en el fondo todos queremos existir e importar en la vida de otro, que no solo sea por compromiso, que sea porque en realidad le importamos a esa persona, quería verme desde otros ojos que no sean los míos.

Tú llegaste justo antes de que tocara fondo, cuando perdía el control y casi acabo con la vida de Liam, pensaba que intentaba olvidar a mi ex y estaba imaginando cosas, pero no, es como si tu lugar siempre estuviera ahí sin que yo lo supiera y aparecieras para reclamarlo.

Joder duele, cada palabra duele. Más lágrimas, niego con la cabeza al mismo tiempo en que ahogo un grito frustrado en la manga de mi vestido.

Tu voz me dio calma, me detuvo, tu rostro me hipnotizo, tus ojos me ataron, tus labios sobre los míos me desarmaron, pero, pero tú bipolaridad. ¡Joder! Me dio felicidad, porque sí, cada momento a tú lado he sido feliz y no me basta es por eso por lo que estoy dispuesto a ir por más.

El tiempo en que estaremos alejados será un reto que estoy dispuesto a lograr, ningún obstáculo me va a derribar. Contigo soy feliz y voy a perseguir mi felicidad.

Al principio creía haber estado loco, no sé si lo esté, pero si es un sí, amo mi locura y amo que seas parte de ella.

Esto no es un alejamiento voluntario, es necesario, agradezco que tu abuela nos haya ayudado.

Solo espero que seas feliz, que me esperes si sientes la misma necesidad que yo, si cambias de parecer algún día ya que la vida suele ser impredecible, entenderé cuando llegue a tu vida y estés con alguien, seré feliz si tú lo estas.

Pero sobre todo recuerda algo, Colette Dominique.

Esto no es para siempre, para siempre somos tú y yo.

Ethan S.

El papel se me escapa de las manos moviéndose con la brisa llevándose mis miedos y dudas, alejo todo pensamiento negativo solo dejando la última frase que me mantendrá de pie hasta el final.

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