|CAPÍTULO 18

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Que cuando el amor no es locura, no es amor.

Pedro Calderón de la Barca.

Francia, ciudad de Lyon
7:00 am.

Colette

Despierto extrañada con que ahora mientras duermo puedo vivir un sueño. Me levanto rápidamente de mi cama, limpio la casa de Moto y tomo una ducha rápida, me cambio poniéndome un top blanco acompañado de unos jeans raspados y converse, me hago un moño improvisado, tomo mi mochila y coloco mi teléfono en el bolsillo trasero. Me despido de Moto, abro la puerta y la cierro detrás de mí.

Ayer no fue mi mejor día en la escuela, pero cabe decir que la noche que tuve lo recompenso, es la primera vez que hablo con un chico con porte de chico malo, pero que no te insulta o te trata como una mierda solo porque según ellos no saben lo que es estar enamorado o la otra excusa que he leído bastante tienen un pasado familiar bastante tóxico y por eso te tratan como porquería para después justificarlo. Me hartan ese tipo de personas. Cabe decir que me estoy ilusionando con cosas que nadie va a creerme o que solo él y yo estamos viviendo, pero dicen que las mejores cosas pasan en silencio cuando nadie se entera ni opina al respecto. Ethan es extraordinario es el chico que toda chica querría tener, dulce, romántico, testarudo, celoso y hermoso. No sé si sea real o no, pero... mientras no lo mire a los ojos estará todo bien, disfrutaré su compañía y todo estará perfectamente.

El que anoche lo soñara sin camisa puesta es una completa locura, para mi suerte estuvo en mi cama sin una.

Llego hasta la cocina encontrándome a Chocolat preparando el desayuno.

― ¡Bonjour, Chocolat! ― digo sentándome en el comedor de la cocina.

― ¡Bonjour! ― me responde poniendo el desayuno en la mesa.

― ¿Mi abuela bajó a desayunar? ― le pregunto untándole mermelada al pan. Últimamente ha estado distante y taciturna y no he tenido tiempo de hablar con ella.

― Se fue minutos antes de que llegaras, tomo chocolate y dijo que estaría en su habitación hasta la comida, está extraña desde anoche ― dice y se va al mesón a terminar con lo que debe hacer.

Cuando ya he terminado de embarrar el pan lo tomo para llevarlo a mi boca.

― ¡Merde, Tom! ― grito cuando no me deja completar la acción tomando el pan de mis manos dándole un mordisco, sonriendo con picardía.

― Buen día también, hermanita ― sigue riendo descaradamente sentándose a mi derecha.

― ¿Me llevarás a la escuela? ― pregunto rodando los ojos, para no realizar un drama por eso, mi mañana iba muy bien y no iba a empezar a ser dramática.

Tom se prepara un vaso de jugo termina de comerse mi pan, espero por su respuesta, pero hasta que no termina con el ultimo trozo de mi pan no me responde, ruedo los ojos por segunda vez haciendo uso de mi paciencia.

― Con respecto a eso, ― fija su mirada en mí ― se presentaron varios asuntos en la universidad y tengo que regresar mañana temprano, ― la expresión de mi rostro cambia y él agrega: ― por eso te llevaré a la escuela, pasaré por ti cuando salgas pasaremos el resto de la tarde juntos, probablemente regrese el fin de semana ― termina y no sé si ponerme feliz o llorar, (las despedidas no son lo mío).

― No es justo, Tom ― me limito a decir y termino con mi vaso de jugo.

― Lo siento, nena, sé que dije que me quedaría por más tiempo, pero tengo que regresar y no seas dramática, Colette, que algunas veces no se si enserio estás triste o solo quieres hacer drama ― con esto último alborota mi cabello, yo le regalo una sonrisa asesina.

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