|CAPÍTULO 19

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Los ojos besan primeros que los labios.
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Luego de leer durante un largo rato, decido escuchar a: Amour plastique, coloco mis audífonos tomo mi cámara, recojo a Moto bajo las escaleras llegando hasta la piscina.

Cuando llego hasta mi destino dejo a Moto caminar por el pasto y comienzo a tomar fotos, a las flores y todo lo que tengo alrededor. Mientras lo hago un escalofrió se apodera de mí, tras pensar en ese idiota barato.

"Idiota barato que empieza a gustarte, es hermoso, tiene muy buen léxico, es dulce, posee el tamaño perfecto, da muy buenos besos, puede imaginarte que otras cosas hará mejor."

― ¡Tú te callas! ― le grito a mi conciencia.

― ¿Todo bien, Colette? ― pregunta mi abuela a mis espaldas provocándome un gran susto, ni siquiera escuché sus pisadas. Respiro profundo para actuar normal.

― Sí, sí abue, todo perfecto ― me mira con cara de que no me cree ― pensé que estabas en la empresa. ― decido cambiar de tema duda por un momento.

― Sí, decidí venir antes, y así paso más tiempo contigo, de ver tantas botellas y personas me estaba aburriendo ― dice riendo con lo último. Me confunde, juro que vengo del vientre de esta señora.

― ¿Preparamos muffin, mientras hablamos? ―propongo, asiente, recojo a Moto y volvamos a dentro.

El día está llegando a su fin dándole paso a la noche. Mi mente está muy confusa y a cada nada pienso en Ethan en diferentes maneras.

Llegamos hasta la cocina que está completamente desierta y organizada.

Me da nostalgia este momento, porque los abuelos son un regalo que no muchos pueden disfrutar, me quejo bastante y derramo lágrimas por cosas como; no tengo a alguien que me quiera, cuando en realidad he sido bendecida con el de arriba, hace mucho no compartía con ella y me llena de felicidad poder hacerlo en esto momentos.

Tomo harina de la lacena y comenzamos a preparar la receta de la abuela.

― ¿Por qué estuviste tanto tiempo en Pensilvania? ― pregunto de pronto mientras vierto la medida exacta de leche en el tazón donde se encuentra la harina. Las palabras de usted o señora quedan de lado con mi abuela, primero porque no me gusta hacerlo y segundo porque le hace sentir más vieja. La veo pensativa por unos segundos mientras yo espero atenta a su respuesta.

― Me juré algo a mí misma, ― espero atenta a que continúe, duda por un segundo, ― nada importante ― responde con nostalgia como si hablar al respecto le quiebra el alma, decido omitir mis preguntas para no dañar el momento feliz que estamos llevando, asiento con una sonrisa y hablamos de como estuvo su estancia y todo lo que hizo.

Dejamos los moffin en el horno por treinta minutos.

Me unta la harina en la nariz.

― Abue ― me quejo divertida y ella se ríe de mi expresión.

― Siempre me encantan tus caras con mezcla de todas las emociones posibles ― ríe y vierte otro poco de harina en mi cabeza, me mira desafiante, tomo un poco de harina me separo del mesón y le lanzo un poco la cual desata una guerra de harina entre ella y yo.

Mi abuela siempre será la mejor, debido a que por más edad que tenga podrás dialogar con ella en la faceta que quieras.

― ¿Eeey pelea de harina sin mí? ― dice mi padre deteniendo la pelea, miro por la ventana percatándome de que el sol ya se ha ocultado, detrás de él llega mi madre con su bolso Prada en la mano.

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