|CAPÍTULO 14

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El recuerdo es el diario que todos cargamos con nosotros.

Oscar Wilde.

Colette

Estoy exhausta y con un tremendo dolor de cabeza, mi meta para hoy será obviar lo que sucede y entretener la mente en la fiesta de aniversario no voy a hacerle caso a lo que me provoca su cercanía surreal.

Antes de que mi madre venga por mí me pongo de pie, retiro los desechos de Moto en una bolsa de basura, le coloco agua y comida. Me voy al baño retiro mi ropa y me meto a la bañera con agua caliente, hoy quiero tomarme un tiempo dentro del agua caliente matutina está será mi última debido a que mis días fuera de la escuela acabaron y tendré que despertar más temprano desde mañana, además quiero aprovechar este día junto a Kai, sus padres ya regresaron de sus actividades fuera del país y estarán en la celebración.

Siento un gran amargo en el fondo porque Tom no vendrá y eso me molesta sé que sus estudios van primero, pero quisiera que estuviera aquí y celebrara este logro con nosotros, después de todo la empresa será nuestra y debemos conocer socios en cada celebración, ver los movimientos de nuestros padres y todo lo demás, pero en fin si quiere quedarse estará bien.

Pongo mi cabeza en el extremo de la bañera y coloco más espuma sobre el agua, tomo una jarra de cristal que contiene pétalos rojos y vierto un poco en el agua, (desde pequeña me ha gustado tenerlos en la bañera cada que me baño en ella).

El agua se siente bien, está bastante relajante.

Cierro mis ojos y siento esos labios húmedos saboreando los míos, no sé porque lo pienso, pero dejo que el recuerdo venga comienzo a sonrojarme y pienso en otra cosa.

Los pensamientos de lo sucedido anoche llegan a mi cabeza no quiero darle vueltas al asunto, pero tengo una extraña sensación por conocerlo, hay bastante pro y contra, así que le haré caso a los contras y uno de ellos es que si me ilusiono con esto y luego acaba va a dolerme y no estoy lista para aguantar daños sentimentales.

Salgo de la ducha, tomo una toalla colocándola alrededor de mi cuerpo yéndome directo a mi guardarropa. La mañana de hoy no hay que tomar nada elegante ni bonito me ahorraré los ánimos para esta noche, tomo una playera azul y unos shorts jean, me hago un moño improvisado.

Hoy no bajaré a Moto conmigo, reviso mi teléfono que está sobre la mesita de noche, no hay mensajes de Tom, ni de mi mejor amigo Kels, les hablaría de él, pero ya mañana sabrán. Se qué dirán que todas las personas más cercanas a mí son del sexo opuesto, pero no sé con los chicos siempre me he llevado mejor que con las chicas, tal vez a eso se deba mi miedo a tener una relación, porque tomo los ejemplos de mis primos y mejor amigo.

― Colette, te necesito abajo ― llama mi madre en la puerta.

― Ya bajo.

Termino con mi iPhone lo pongo en mi bolsillo trasero y salgo de la habitación.

Bajo las escaleras y sin percatarme de los demás presentes mis ojos van directo a una persona en especial. Lleva puesto un vestido blanco muy elegante y su cabello rojo hace que su cara resalte con esos hermosos ojos azules.

Me arrojo a sus brazos quien me recibe emocionada, pensé que no la vería hasta que yo fuera a Pensilvania.

― ¡Te extrañé tanto, abuela! ― digo cuando separo el abrazo.

― Yo igual los extrañé a todos ― responde con una gran sonrisa en el rostro, a veces pienso que vengo del vientre de Colena Dominique, todas mis facciones son parecidas a las de ella incluyendo el cabello y los atributos.

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