|CAPÍTULO 21

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Colette

La vida puede ser una desgracia cuando se lo propone, una completa locura cuando se lo dispone, pero sobre todo una caja de sorpresas causando emociones.

A veces hay cosas en la vida incognoscibles, por más que tratemos de descubrir que sucede no encontraremos información alguna. Eso es lo que me sucede en esto momentos donde mi alma se encuentra abrazada por unos brazos suaves y delicados alrededor de mi cintura, mientras mi rostro esta recostado en su pecho disfrutando de la sensación que me provoca su cercanía.

Hace unas horas atrás me encontraba besando sus labios, pero ya luego me encontraba en mi habitación, debido a que mamá me llamaba para confirmar que si estaba en la cama y de la nada mi alma dejó abandonado mi cuerpo sobre la cama teniendo la necesidad de detener lo que sea que ocurría con Ethan, era increíble en la forma que mi alma aclamaba su cercanía y la necesidad de estar para él cuándo lo necesitara.

Ver a su hermana en ese estado me hizo sentir adolorida y la forma en la que la defiende me hizo aceptar sin hacer tantas preguntas lo que está sucediendo con nosotros, después de todo no puedo negar que esto me agrada y si me gusta leerlo ¿puedo probarlo? Bueno, aunque ustedes siempre dijeron que sí, yo era quién me negaba, aún que todavía me cueste aceptarlo.

Empiezo a conocerlo y con eso agregándole que siento cosas por él, cosas que no quiero, porque me duele que sigamos avanzando y a la mañana siguiente cada uno amanezca en su habitación sin tener idea de lo que sucedió, olvidarlo no es lo que me abruma, lo abrumante es olvidar lo lindo que es tener a alguien exclusivamente para ti, a alguien que te habla de manera tan delicada y llena de respeto, es tener que olvidar a alguien que en pleno siglo XXI no te mira con una mirada llena de morbo al contrario te observa como lo más delicado y a la vez sabes lo fuerte que eres, pero sobre todo duele olvidar como sus ojos me perforan el alma llena de puro amor y la manera en que nuestras miradas conectan nuestras almas sin tener la necesidad de unir los labios.

Es la forma suave y delicada de besarme sin la urgencia de quitarme la ropa y llevarme a la cama.

Mi mirada se encuentra fija a las bombillas que están colgadas, la música que estaba sonando en el jeep ha dejado de sonar y un completo, pero amigable silencio nos rodea.

― ¿Pensando en tu próximo ataque intrusa? ― la voz de Ethan me saca de mis pensamientos, su frío aliento detrás de mí acaricia mi cuerpo causándome un grato escalofrió.

― No, la verdad mis ataques surgen espontáneamente, ― rio y alzo mi rostro para mirarlo ― tu más que nadie eres la práctica de eso ― termino y vuelvo a mirar las bombillas.

― ¿Había sucedido esto antes? ― pregunta.

― ¿Te refieres a aparecer en sueños y calles extraña besando a un desconocido? ― me alejo delicadamente de sus brazos, lo veo afirmar ― en ese caso, no, es la primera vez que me pasa, apenas voy conociendo de que se trata todo esto ― termino mirando sus ojos, mientras él me mira con una sonrisa genuina que marca sus hoyuelos achinando sus hermosos ojos azules.

― En ese caso, me alegro de haber sido tu detonante ― su respuesta me sonroja y termino mirando hacia otro lado.

Es increíble que todo esto se sienta tan real y más molesto es que cada que intento preguntar su ubicación simplemente las palabras no salen es como si eso estuviera prohibido en este jueguito del universo.

"Jueguito que te gusta."

― Ven caminemos un rato ― Ethan me extiende la mano cuando estaba a punto de responderla a mi subconsciente. Sin dudarlo tomo la mano y nos adentramos a los senderos divididos por alambres repletos de luces.

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