|CAPÍTULO 25

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Disfrutando unos minutos de la magia que nos rodea.

Colette.

― Esto es increíble, ¿por qué tarde tanto en aceptarlo? ― le pregunto a Ethan mientras ambos después de haber bailado nos encontramos sobre su cama, yo con mi mejilla en su regazo, mientras el lee el diario de su abuelo contando las maravillas que podemos hacer y con la mano libre peina mi cabello.

― Por tus miedos e inseguridades ― contesta con la vista fija en el libro.

― Quien lo diría la valiente Colette es un manojo de nervios cuando de amor se trata.

Él sonríe.

― Te entrometes, pero eres una pendeja ― cierra el libro y siento su mirada divertida sobre mí.

― Bueno, es que me ves así toda ruda, pero en realidad no lo es, es como si me protegiera para no ser herida, ya que suelo herirme fácilmente.

― ¿Y se lo dices a la persona que puede hacerlo? ― pregunta suave.

― El que tenga miedo no significa que no me sienta segura en tus brazos, ― lo abrazo más fuerte ― además a veces hay que correr el riesgo.

Sonríe abiertamente, causando ese sonido agudo que llevo repitiéndolo en mi cabeza que me hace sonreír a mí también.

― Aunque si me lastimas, te busco y te mato ― lo amenazo divertida, su mano viaja a mi cadera.

― Esa cara de ángel que llevas no creo que sea capaz de herir ni una mosca.

― Por eso te salvas, aunque estás advertido.

Ambos sonreímos, sumiéndonos en un ambiente tan agradable que comienza a ser parte de nuestros momentos del día favoritos.

― ¿Te parece si practicamos las líneas plasmadas ahí? ― señala el diario, asiento separándome de él. ― Bien ¿A dónde quieres ir intrusa?

― Que decida el universo ― nos tiramos sobre la cama, ambos sonrientes. Ponemos la vista en el techo cerrando los ojos.

La oscuridad nos consume, mientras nuestras manos se unen despacio sobre la cama.

― Ethan, no sucede nada ― abro un ojo, pero el sigue con ambos cerrados, sereno y termino resignándome a seguir en la misma posición.

Maldita locura. Pienso.

"Locura que..."

― Ya sé qué me gusta ― interrumpo a mi conciencia que siempre aparece a contradecirme cada que me quejo de esto.

Suelto un largo suspiro.

Mis parpados se van cerrando despacio cayendo en un abismo profundo completamente azul como si estuviera cayendo desde el cielo.

No me detengo y sigo bajando hasta que caigo en los brazos de Ethan con la respiración acelerada.

― Te tardaste unos segundos ― me mira a los ojos y no sé porque cada que me mira siento que ya mi corazón le pertenece solo a él.

― Tengo poca paciencia.

― Somos dos.

― Pero me aguantas a mí.

― Bueno contigo tengo un 5%, considérate afortunada ― me baja despacio de sus brazos y mis pies descalzo pisan el pasto verde dando esa sensación de satisfacción, como si fuera la vida real y no estamos cayendo por abismos llegando a lugares diferentes.

― A yo creo que un 99, ― niega divertido ― pensaste en una finca ― hago cara extraña. Al parecer no eligió el universo, más bien él.

― Camina ― no responde solo toma mi mano guiándome por no sé dónde ya que todo a mi alrededor es pasto y no hay nada.

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