C A P I T U L O 7.

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—Me estás mintiendo —Dije. No podía ser cierto eso, no podía creerlo.

—Es verdad... —Tomó un pañuelo y se lo puso en la nariz.

—¿Alguna vez has tenido relaci...

—Si, varias veces y no me gusta, ya lo confirmé.

—Seguramente las personas con las que estuviste no lo hacían bien—Delia me miró seria e incrédula —A lo mejor si lo haces con una mujer sería diferente —Me acerqué a ella y me empujó.

—Estoy segura que soy asexual—seguía llorando —Vete, ya no quiero ser tu amiga —me señaló la puerta.

Mi corazón palpitaba del coraje que estaba sintiendo. En verdad no podía creer que fuera asexual, ¡maldita sea!¡¿quien puede vivir sin sexo?! Pero me daba más coraje que con ella no hubiera logrado nada. El orgullo me mataba.

—Si quieres pegarme, adelante, me da igual—me miró con miedo y me acerqué de nuevo a ella.

—Si algún día por casualidad te dan ganas de acostarte con alguien, llámame —suspiré rendida y salí, dejándola llorando.

Al llegar a mi casa, me acosté. Me sentía desanimada, por primera vez no lo había logrado... Estaba decepcionada de mi misma.

Prendí mi celular y aparecieron las llamadas perdidas de mi madre, pero no le pensaba llamar.

Después de que me diera un poco de insomnio por estar pensando en mi derrota, pude quedarme dormida.

Al día siguiente, estando en la escuela, mi madre me llamó para regañarme. Yo sólo le dije que ya no me volvería a escapar, que simplemente fue un desliz e increíblemente me creyó y lo dejó pasar. También me habló sobre la demanda, me dijo que lo había solucionado todo pero que si cometía otro error, me pondría a trabajar por mi propia cuenta.

Al caminar por los pasillos de la escuela, me encontré con Giselle y sus amigas.

—Hola Astrid—Giselle se aclaró la garganta —Sólo quería pedirte perdón por mi comportamiento, por escupirte y eso—Giselle miró a sus amigas las cuales parecían que la estaban obligando a pedirme disculpas —No te merecías que te castigaran por mi culpa y lo siento —Lo dijo sin mirarme, aún parecía enojada.

—No te preocupes Giselle, lo comprendo, sé que me merezco lo peor y más— fingí tristeza.

—Cualquier cosa...—volvió a mirar a sus amigas y ellas le dieron un golpecito —que necesites, aquí estamos para ayudarte.

—Muchas gracias —sonreí victoriosa y ella parecía que me quería asesinar. Pero yo estaba satisfecha de que me pidiera disculpas.

Yo regresé a mi clase y como siempre no me podía concentrar, ¿Qué otro objetivo tenía? Me había quedado claro que ya no podía hacer nada con Delia. No le podía cambiar su sexualidad, pero aún así me sentía mal, en verdad quería acostarme con ella.

Me acosté en mi banca apoyándome en mi brazos y Alex me habló.

— Oye, ¿estás bien?— Me tomó del brazo. Yo lo miré y me enderecé para mirarlo.

—¿Tú te acostarías conmigo Alex?— Fui directa para que me dijera la verdad. Él se empezó a reír nervioso.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Respóndeme—Lo miré desanimada.

—Eres una chica muy guapa, claro que me acostaría contigo —rayaba su cuaderno aún nervioso.

Experta en ilusionar (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora