Experta en ilusionar (Terminada)

C A P I T U L O 31. FINAL.

Al fin llegó el día que tanto esperábamos "la graduación" no podía creer que por fin lo había logrado, después de tantos años reprobando y perdiendo el tiempo, por fin podía salir. No estaba segura si entraría a la universidad, pero eso era lo de menos porque había completado algo en mi vida. Mamá se alegró, pero aún así no confiaba lo suficiente en mi, y me dijo que tenía que trabajar con ella por un tiempo hasta que me hiciera más responsable, me cagaba esa idea pero esperaba convencerla para no hacerlo.

Me tuve que vestir decentemente, me coloqué un vestido de bajo de la toga y me maquillé con colores más vivos. Odiaba los tacones, así que decidí ponerme zapatos más cómodos.

Pasé por Delia a su casa y se veía demasiado hermosa, su vestido azul combinaba con sus tacones, al igual que su maquillaje. Me regaló una sonrisa e hizo que me derritiera por dentro.

-Nosotros llegaremos más tarde a la escuela para tomarles fotos -dijo su madre mientras nos acomodaba para tomarnos una fotografía de recuerdo.

-Esto me da vergüenza -dijo Delia con timidez -Ya nos tenemos que ir, mamá, se nos hace tarde.

-Las veré allá y ¡Felicidades! -exclamó su madre con alegría y nos abrazó.

-Adios mamá, te quiero -Delia se despidió mientras yo le ayudaba a ponerse la toga encima de su vestido.

-Estás preciosa -la tomé de la mano y le di una vuelta.

-Gracias, tú también -sonrió de lado.

Nos dirigimos a la escuela y antes de entrar Delia me detuvo.

-Quiero decirte algo -dijo Delia viéndome a los ojos y tomándome de las manos -Tengo que agradecerte por estar siempre conmigo, sé que no he sido la mejor pareja del mundo pero tú me has demostrado que lo eres, llegué a la graduación gracias a ti -sus ojos se llenaron de lágrimas -Quiero que sepas que nada de lo malo que haga es tu culpa, nunca lo será, porque aunque no seas perfecta, eres lo mejor que he tenido -derramó unas cuantas lágrimas.

-¿Pero por qué lloras? -Le limpié las lágrimas.

-Desde que te conocí, tu belleza me atrajo, te fui conociendo y descubrí que no eres lo que pintas ser. Eres una chica increíble ¿De acuerdo? No les creas a las personas que te dicen lo contrario porque todos somos imperfectos y cometemos errores. Me ha quedado claro que tienes un corazón enorme que le tienes miedo mostrar a todo el mundo, pero me lo enseñaste a mi y te agradezco por eso -acarició mi mejilla -Que nunca se te olvide que te amo con todo mi corazón, aunque a veces sea muy mala para demostrarlo -de nuevo le limpié las lágrimas que recorrían su rostro -Astrid, prométeme que pase lo que pase, no te enojarás conmigo y seguirás abriendo tu corazón en un futuro.

-¿Qué estás diciendo? -sonreí -Se te salió lo cursi eh.

-¿Me lo prometes?

-No te puedo prometer que no me enojaré, pero trataré de ya no hacerlo y menos contigo. Ya te he dicho que no te dejaré de querer nunca, así que siempre me abriré contigo.

-No quiero que todo lo malo de mi, te lo atribuyas a ti, porque no te lo mereces -me sostuvo la mirada por un momento -No lo olvides, por favor -pegó sus labios a los míos. Podía probar el sabor a sal de sus lágrimas, me encantaba besarla -Puso mi frente con la suya después de que terminara el beso y me sonrió triste.

-Se corrió tu maquillaje -Le limpié su mejilla con mi pulgar -lo bueno que tengo más -me dirigí al carro para sacar papel y pinturas, le limpié la cara y me dediqué a maquillarla -Por favor, ya no llores, hermosa, se correrá todo otra vez.

Mientras la maquillaba, no dejaba de mirarme a los ojos, me ponía muy nerviosa su mirada fija en mi, seguro trataba de intimidarme.

Terminé y cuando entramos a la escuela parecía una fiesta, todos estaban tomándose fotos, aventando libros, cuadernos y hasta bebidas alcohólicas.
Daban ganas de hacer lo mismo pero todavía teníamos que volver a nuestros respectivos salones para que nos dieran una charla.