C A P I T U L O 8.

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—¿Pero que mierda?—Miré a Delia confundida.

—¡Escóndete!—Delia me movía desesperadamente. Yo sin entender, me escondí abajó de su cama, ella se puso una blusa grande y abrió la puerta.

—¿Por qué no abrías?—dijo su madre—Te dije que no le pusieras seguro a tu puerta.

—Lo siento se me pasó, estaba dormida—dijo Delia un poco agitada.

—Tu padre y yo iremos de compras y a llevar a tu hermano a distraerse un rato ¿quieres venir?

—No gracias, descansaré un poco más.

—Bueno, ¿estarás bien?

—Si mamá, no te preocupes—Su mamá le dió un beso en la frente y se fue. Delia cerró la puerta con seguro— Salte.

Yo salí debajo de la cama y vi mi cuerpo que sólo llevaba ropa interior puesta.

—¿Qué es esto?—Señalé mi cuerpo.

—Eres tú—dijo con obviedad.

—¿Qué mierda pasó ayer?

—¿No te acuerdas?—me preguntó.

—No me acuerdo de muchas cosas, sólo que estaba en el bar y después en un carro con una chica extraña ¡me duele la cabeza!

—Ayer me convenciste de que tuviéramos sexo, así que lo tuvimos.

—¿Qué? ¿Así de fácil?

—Si, tienes los tuyo...

No podía ser que hubiera tenido sexo con Delia y ni siquiera me acordaba de nada.

—Entonces... ¿Te gustaría repetirlo? ¿Que tal ahora?—dije emocionada y esperanzada porque ya estaba consciente. Se escuchó la puerta de su casa cerrarse, señal de que sus papás se habían ido.

—No, ya no habrá otra vez, me costó pero lo hice por ti, además te duele la cabeza.

—¿Por qué lo hiciste por mi? y además... ¿sabías que tener sexo te alivia el dolor de cabeza? Esa no es una excusa para mi.

—Porque era algo importante para ti... Ahora te puedes ir, no pienso hacerlo de nuevo— Se quitó la blusa para cambiarse y vi su cuerpo lleno de marcas, una de sus marcas en el abdomen estaba sangrando. Me acerqué rápidamente a ella y vi su herida de cerca.

—Esta cortada es reciente ¿que hiciste?—Empecé a buscar por toda la habitación hasta que encontré en su escritorio una pequeña navaja con sangre escondida entre papeles, tomé la navaja—¿Que es esto?—Me sentía enojada— ¿Te lo acabas de hacer?—Me acerqué a ella con la navaja en mi mano— ella cerró los ojos— No te haré daño— Suspiré y me acerqué a su herida—¿Tienes vendas?

—No.

Miré alrededor para ver qué le podía poner para tapar la herida y se me ocurrió taparle con mi blusa.

—¿Qué... haces?— Se sorprendió al ver mi blusa manchada de sangre— Ya no servirá después.

—Sólo es una blusa... —No me gustaba echar mi ropa a la basura, pero suponía que estaba siendo buena porque se atrevió a acostarse conmigo—¿Tienes botiquín en tu casa?

—Si pero no lo necesito.

—¿Donde está?

—No te diré.

—¿Donde está?—Me estaba enojando más.

—En la cocina...—dijo rendida.

Fui a la cocina y saqué varias cosas del botiquín. Regresé a la habitación y volví a cerrar la puerta con seguro.

Experta en ilusionar (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora