C A P I T U L O 26.

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En ese momento me molestaba sentir el hormigueo en mi estómago. Una pequeña sonrisa se escapó de mis labios, no lo podía evitar, me había dicho que me amaba.

La quería abrazar, pero no quería caer ante sus tentaciones. Tenía que hacer algo al respecto.

—Astrid... Emm —Le dije nerviosa —¿Podemos hablar?

Me miró a los ojos y su rostro cambió a preocupación.

—¿De qué?

—Vamos a mi habitación —Le dije e hice que me siguiera.

Me senté en mi cama y ella también se sentó a lado de mi.

La música había dejado de sonar y un silencio se apoderó de la habitación mientras trataba de enlazar mis pensamientos.

—Quería hablar de nosotras...—hablé al fin mientras sostenía la rosa que me había dado.

—¿Sobre qué? —dijo aún con su mirada preocupada que me mataba por dentro.

—La verdad no sé si sea bueno... que estemos juntas... es decir, las dos estamos mal mentalmente hablando ¿Sabes? —admitía que lo había dicho con miedo y duda.

—¿De qué hablas? —frunció el ceño —yo no estoy mal —dijo con seguridad.

—Por favor Astrid, no quiero discutir eso, sabes bien lo que hiciste.

—¿Sigues con esa tontería? — alzó la voz —Te vuelvo a repetir que no iba a hacer nada, que no entiendas eso ya es tu problema.

—Pero no solo eres tú —continué —no me siento tan bien y no te quiero perjudicar más.

—¿Perjudicar de qué? La verdad no te entiendo, ¿Qué no te ha quedado claro que estoy enamorada de ti?

—¡Si, lo sé! Y yo también de ti, Astrid ¡también te amo! —exclamé —pero por eso mismo no quiero que esto termine mal...

—Sigo sin entender que tratas de decir ¡¿A qué quieres llegar con todo esto?! —se molestó.

—Que creo que lo mejor sería darnos un tiempo en nuestra relación... —No quería estar lejos de Astrid, pero la amaba tanto que por su bien y el mío debíamos de estar solas un tiempo.

—¡¿Qué clase de estúpidez es esa?! ¡¿Un puto tiempo para qué?! —comenzaba a gritar.

—¡Para las dos! —grité igual porque me comenzaba a alterar —¡Tenemos que estar un tiempo solas!

—¡Mejor dime que encontraste a alguien más y que no quieres estar conmigo! —Se levantó.

—¡¿Qué?! —contesté incrédula — ¡Esto no involucra a otras personas, se trata de nosotras!

Otra vez el silencio tomó protagonismo y Astrid agachó la cabeza como si estuviera procesando todo.

—Un tiempo es como... ¿Terminar? —dijo más calmada y desanimada.

—Algo así, pero solo por un tiempo.

—Que tontería —Negó con la cabeza —A nadie en mi puta vida le había dado una puta flor y cuando te la doy ¡¿me terminas?! —Se acercó a la puerta enojada y la abrió —¡Jódete Delia! ¡En verdad jódete! —Salió y cerró la puerta con fuerza.

Yo me quedé un momento pasmada por lo que acababa de hacer. Había terminado mi relación y eso no me hacía sentir mejor, no quería que estuviera mal, pero también lo iba a estar si seguía conmigo. Tenía que dejar que pensara en ella misma y sus acciones, que dejara de preocuparse por mi, para cuando estemos mejor poder volver.
Aunque no sabía si yo podía mejorar, ideas no muy buenas pasaban por mi cabeza con frecuencia.

Experta en ilusionar (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora