C A P I T U L O 27.

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Narra Astrid

No podía creer que Delia me había terminado, me dolía. Por más cursi que sonara me había roto el corazón y se sentía de la mierda, a mí nadie me dejaba.

Estaba tratando de no llorar, no quería hacerlo pero sentí mis ojos llenarse de lágrimas hasta que lograron salir unas cuantas. Me las limpié de inmediato, no iba a permitirme ser débil esta vez.

Encendí un cigarro y me dispuse a conducir mientras me dirigía al bar lésbico, no quería pensar en Delia, tenía que distraerme de alguna manera para evitar llorar.

—Dame todo el alcohol que puedas —le dije a Sofía una vez estando en la barra del bar.

—¿Pasa algo? —rió.

—No... Solo dame las botellas, quiero perderme —le dije con seriedad.

—Lo que digas —literal me entregó muchas botellas abiertas y una copa —hace mucho que no te veía por aquí, creí que era porque te habías molestado conmigo.

Bebí de inmediato. odiaba sentir el ardor en mi garganta, pero más odiaba sentir las emociones de mierda.

—La verdad no recuerdo haberme enojado contigo, seguro solo estaba ocupada y por eso no venía.

Llegaron otras chicas y Sofía las atendió, mientras yo seguía bebiendo de la botella.

—Oye mujer, cálmate —dijo una chica como de mi edad, parecía que estaba en sus veinte —¿Otra vez beberás hasta perder la conciencia como la vez pasada? —Se sentó a lado de mi —Deberías tener más cuidado, no todas las mujeres somos buenas.

—¿Te conozco? —Se me hacía raro que me hablara como si fuéramos viejas amigas.

—Yo te llevé a la casa de tu conocida en estado de ebriedad ¿Recuerdas?

—No tanto... —recordaba que alguien me había llevado, pero no recordaba su rostro.

—Una chica se quería aprovechar de tu estado y decidí intervenir, te veías muy mal.

—¿Y debo agradecerte? —levanté una ceja.

—No es necesario, solo te digo que no te recomiendo que te pongas ebria en un lugar que no sea tu casa —sonrió y casi se iba a ir, hasta que hablé.

—¿Qué mierda acabas de decir? —me reí incrédula —¿Esperas que me divierta en casa?

—Embriagarse no es sinónimo de diversión, ten cuidado.

—¿Acaso te crees mi mamá?

—No, solo es una advertencia —iba a seguir su camino y me paré para ir con ella.

La chica era muy atractiva, su cabello era largo y de color café claro al igual que sus ojos. Era unos centímetros más baja que yo y tenía una buena figura.

—¿Te gustaría beber conmigo? Tal vez después me puedas llevar en tu carro, pero ahora rumbo a tu casa —Me acerqué a ella coqueta y retrocedió.

—En verdad lo siento, pero yo no me acuesto con la primer persona que se me atraviesa —me dijo burlona y me molesté.

—¿Entonces por qué estás aquí? ¿En serio no te quieres acostar con alguna de las chicas que hay? no lo niegues.

—No vengo aquí para ligar, tengo otras razones que no te incumben —dijo con tranquilidad.

No parecía tan fácil, quería distraerme por lo que intenté jugar un poco.

—Que agradable es encontrar a una persona que no sea igual que el resto, yo tampoco vengo aquí para ligar, pero en cuánto te vi y me hablaste pensé que podía intentar algo diferente contigo, que podía romper mis propias reglas al respecto solo por esta vez. Me gusta como piensas y todas las chicas de aquí son muy guapas pero tú, por dios ¿Ya te viste en un espejo? Seguro lo besas cada que te ves en el, eres muy muy hermosa, le ganas a todas estas mujeres juntas —me acerqué más a ella y lo permitió esta vez —Quería tomar hasta perderme, pero tú me has hecho reflexionar, me gustaría divertirme de otra forma contigo, tú proponla ¿Qué dices?

Experta en ilusionar (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora