Boyfriend #1

56

El primero en despertar fue Joaquin. 

Casi al instante se dio cuenta que no estaba en su cama, pero luego recordó que durmieron en la sala y se calmó. 

Abrazó más al cuerpo que aún dormía, quien mantenía sus brazos sobre la cintura de Joaquín. 

Suspiró muy aliviado. En los brazos de su novio siempre se sentía cómo en casa.  Su paz fue interrumpida por un teléfono que comenzó a vibrar, anunciando la llegada de una llamada. 

Era el de Emilio. Y dispuesto a no despertarlo, el castaño contestó. 

—¿Emilio? ¿Dónde rayos estás? 

—Hey, soy Joaquín. Emilio está durmiendo. —dice en un tono de voz bajo. 

—Oh, Joaquin, soy Jae, ¿se puede saber porqué el trasero de tu novio está en su cama y no aquí? 

El menor no puede evitar reír por la pregunta. 

—Hoy faltaremos, es nuestro aniversario. —informa con una pequeña sonrisa. 

—Felicidades. Huh, cuándo despierte, dile a Emilio que me llame, por favor, es urgente. 

—Está bien, adiós. 

Apagó el celular, no tenía nada más que hacer en él, y cerró los ojos, dispuesto a seguir durmiendo. 

♥ 

Emilio abrió lentamente los ojos, y lo primero que vio fue el cabello castaño de su prometido. 

Dejó suaves caricias y un beso en éste, y tomó su celular para ver la hora. 

Eran las diez y media de la mañana.  Desbloqueó el celular, y vio que su historial de llamadas estaba abierto.

La última había sido de hace tres horas, de... ¿Jae? 

Por lo visto la llamada había sido contestada, de seguro el ruido había despertado a Joaquin. 

Se levantó despacio de su lugar, y salió del fuerte de sábanas que habían hecho.  Fue hacia el pequeño balcón que tenían, y se sentó en una de las sillas. 

Le devolvió la llamada a Jae. 

—¿Hola? 

—Jae, hola, me llamaste. 

—Ah, sí, tu novio contestó, dijo que estabas dormido. 

—Sí, lo estaba. —soba sus ojos con una de sus manos. —¿Qué pasó? 

—Hoy... Pasó algo en el salón. Cuándo llegué todos estaban viendo algo en el pizarrón, al comienzo no le di importancia, pero después alguien mencionó el nombre de Joaquín. —va bajando el tono de su voz, poco a poco. —Me acerqué a ver qué pasaba. Emilio, la pizarra estaba llena de fotos de tu novio... Lo único que lo cubría era una polera que le llegaba hasta el muslo. 

—Disculpa, ¿qué? 

—Al parecer alguien pasó frente a tu departamento y vio a Joaquín en el balcón vestido así. Le tomó muchas fotos, y las puso en casi todo el instituto. 

En ese momento, Emilio agradeció haber convencido a Joaquín de faltar ese día. 

—Les pedí a unas amigas y amigos que me ayudaran a sacar todas. Te juro que nadie tiene una copia de esas, al menos no impresas. 

—Jae, necesito, pero en serio necesito, que trates de averiguar quién hizo esto. Y si te enteras que alguien tiene alguna de esas fotos, sabrás qué hacer. Hoy no puedo ir, le prometí a Joaquín que pasaríamos el día juntos. 

—Lo sé, es su aniversario. Tranquilo, Emilio, por hoy yo me encargo. 

—Gracias. Oh, y, Jae, busca a un mocoso llamado Luke Choi, él te ayudará, estoy seguro de que ya se enteró. 

—Bien. No pienses en todo esto hoy, es su día, diviértanse. 

Luego de despedirse, Emilio suspira frustrado y cubre su rostro con sus manos. No le gustaba para nada todo eso. 

—¿Emilio? ¿Ocurre algo? 

Voltea su vista hacia la entrada del balcón, dónde su novio le estaba mirando, recién despertado. 

—Nada, cielo, ven aquí. 

Joaquín se sienta en su regazo, y apoya su cabeza en su hombro. 

—¿Dormiste bien? —le pregunta, sobando su brazo con cariño. 

—Sí, Hyung. Aún tengo sueño, pero ya no quiero volver a la cama. —deja un pequeño beso en su cuello. —Feliz aniversario, Emilio. 

—Feliz aniversario, Joaquin. —besa su nariz, y luego sus labios. 

Cuándo festejaban algún aniversario, les gustaba llamarse por sus nombres. No sabían porqué, pero ya se les había hecho costumbre. 

—Ah, cierto, Jae te llamó, dice que le llames de vuelta. 

—Está bien, lo llamaré al rato. ¿Desayunamos? 

Joaquín asintió. 

Su día recién comenzaba y ya llovían vergazos.

Maratón especial de un año adaptando 2/3