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Joaquín estaba en clase de matemáticas, tratando de prestar atención. 

Y digo tratando, porque habían dos chicas detrás de él tirándole papelitos.  Gruñe levemente y pide permiso para ir al baño, a lo que su profesora le da derecho. 

Al llegar se encierra en un cubículo y se sienta en la tapa del baño, cerrando los ojos un momento para calmarse. 

Pero escucha cómo alguien hace algo del otro lado. 

Se levanta para salir, pero la puerta no cedía. 

— ¿Qué mierda? ¡Sáquenme de aquí! 

La persona sólo ríe y se va del baño. 

Joaquín sigue forcejeando con la puerta, comenzando a desesperarse, no le agradaban los lugares pequeños.  Comienza a gritar, esperando que alguien lo escuche, pero los minutos pasan y nada. 

Se encoge en su lugar, maldiciendo levemente por haber dejado su celular en la mochila. 

Emilio mira su reloj, viendo que sólo quedaban unos minutos para que el receso acabara.

Frunce el ceño, ¿Joaquín no pensaba ir a comer con él? 

A menos que... 

Se levanta y sale corriendo de la cafetería, va hasta el salón dónde fue su última clase, viendo únicamente su mochila sobre la silla. 

— ¡Maldición! 

Toma el objeto de tela y lo guarda rápidamente en su casillero. 

¿Ahora qué mierda le habían hecho a su novio? 

Va hacia los patios traseros que nadie visita, pero no hay nada. 

Tampoco en el gimnasio, ni en los baños del mismo. 

¡Los baños! 

De acuerdo, son unos 17 baños, sin contar los de las chicas. 

Pero, si lo reduzco a los más cercanos al salón de matemáticas, me quedan sólo tres. 

Sin embargo, si pienso cómo Joaquín, iría al baño más cercano porque no me perdería matemática por nada en el mundo. 

Emilio asiente, estando de acuerdo con su cabeza.  Al ir a el baño de la derecha, ve que hay un cartel que dice fuera de servicio. Y cuándo intenta abrir está cerrado con llave.  Decide ir al siguiente baño. 

— ¿Ha-Hay alguien ahí? 

Una voz entrecortada se escucha desde el otro lado. Detiene sus pasos y regresa hasta la puerta. 

— ¿Joaquín? 

— ¡Emilio! ¡Sácame de aquí, por favor! 

Recuerda el miedo de su novio hacia los lugares pequeños. 

— ¡Tranquilo, te sacaré de ahí! ¡Solo debes esperar unos minutos! ¿Puedes hacer eso, cariño? 

— Sí, Hyung. V-Ve rápido, por favor. 

Sale corriendo en busca de un conserje. 

— Ya está bien, amor. Estoy aquí contigo. 

Lo abraza protectoramente y le agradece con la mirada al señor que le abrió la puerta. 

Se lo piensa un segundo, y decidido toma la mano de su novio para ir a la cafetería antes de que se acabe el receso. 

— ¡Quiero dejar una cosa muy en claro! — grita, a lo que todos lo miran curiosos. — ¡Él es Joaquín Bondoni, y es MI NOVIO! ¡Yo lo conozco durante mucho tiempo, y sé que no se merece todo el odio que ustedes le están dando en éste momento! ¡Así que, quién le toque AUNQUE SEA UNO DE SUS CABELLOS; LE HARÉ LA VIDA IMPOSIBLE! ¿¡SE ENTIENDE!?

Boyfriend #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora