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Emilio se levanta de la cama, cuidadosamente para no despertar al otro cuerpo que descansa a su lado. 

Se estira un par de veces y revuelve su cabello. 

El reloj marca las 8 de la mañana, maldice por lo bajo al despertar tan temprano. 

Sale del cuarto y cierra la puerta despacio. Luego revisa la habitación de sus Hyung's, pero ambos siguen dormidos.  Baja a la cocina, y se sirve un vaso con agua. 

Bebiendo el contenido, se dirige a la nevera a ver si hay comida, nada. Tal vez debería ir a... 

— ¡EMILIO! 

Suelta el vaso, el cual se rompe al chocar con la superficie de loza. 

Su mente sólo piensa en ese grito que soltó Joaquín y corre hasta el piso de arriba a ver qué sucede. 

— ¡Joaquín! 

El mencionado estaba en posición fetal, balanceándose adelante y atrás, murmurando cosas por lo bajo. 

— Emilio... Emilio...

— Sí, cariño, aquí estoy... 

— ¿Que pasa? Escuchamos un grito... — se escucha decir a Ethan detrás de ellos. 

— Es él, Emilio... ha vuelto, él, él volvió...  Y cuando alza la mirada todo es negro. 
— ¿Emilio? 

Se levanta, no hay nadie. 

— ¿¡Emilio!? 

Silencio. 

— Hola, Joaco, ¿me extrañaste...? 

...

— Joaquín, ¡Joaquín despierta! 

Por fin abre los ojos, con su respiración agitada, se sienta de golpe y mira a su alrededor. 

— Emilio... 

— Cariño, tuviste una pesadilla, es todo, ¿estás bien? 

Niega con la cabeza y abraza a su novio. 

— Están volviendo otra vez, Hyung... 

— Tranquilo, lo solucionaremos. Descuida. 

××× 

— Ethan Hyung, Joaquin, Emilio y yo cocinamos kimchi, esperamos que les guste. 

— Más les vale que esté rico porque sino nunca les perdonaré que hayan roto mi licuadora. 

— Ese fue Camilo, a mí no me mires. 

Al terminar de comer los cuatro, Ethan les ordena que laven los platos y se va a la sala a ver televisión. 

— ¿Crees que le haya gustado? — murmura el moreno al oído de Emilio. 

— Lo dudo mucho, tú hiciste la salsa. 

— ¿Y eso qué tiene que ver? 

— Que la salsa es la que le da sabor a la comida, seguro hiciste algo mal. 

— Hyung... Su comida estuvo muy rica, no tienen de qué preocuparse. — les sonríe Joaquín. 

— Gracias, cariño. ¿Quieres ir a ver a Alex? 

××× 

Cómo dijeron, fueron a ver a Alex. 

Al hablar con él, éste les dijo que planeaba ir a estudiar a Busán, al mismo instituto que ellos. Lo cual era genial. 

Alex era un buen amigo de ambos, hace tiempo que no se veían, pero en unas semanas podrían hacerlo a diario. 

Al regresar, guardaron sus cosas en sus maletas. Y después de un buen baño, fueron a la estación. 

— Fue lindo tenerlos aquí unos días. Los extrañaré, chicos. — revuelve el cabello de ambos. 

— También te extrañaremos, Ethan Hyung. Gracias por recibirnos en tu casa. 

— Siempre que quieran. Emilio, cuida a Joaquín, ¿quieres? — le dice Camilo dándole un abrazo. 

— Lo haré, siempre lo hago. 

××× 

Busán, 21:30 p.m. 

— Hogar dulce hogar. — suspira. — ¿Vamos a dormir? Mañana tienes que ir a estudiar. 

— ¿Me llevarás? 

— De hecho, te tengo una sorpresa

— ¿Qué será, qué será? — ríe. — Vamos a dormir. 

Después de ayudar a Joaquín a lavar su mano, ambos se acuestan en la gran cama del cuarto de Emilio. 

Se repartieron uno que otro beso, y se quedaron dormidos. 

Al despertar, lo primero que hace el mayor es el desayuno, mientras espera que Bondoni termine de ducharse, decide hacerlo el también. 

Elige un conjunto rápido, toma un par de zapatillas y mira por la ventana. 

La sorpresa ya está ahí. 

— ¡Amor, llegarás tarde! 

— ¡Dame un segundo, Hyung! 

Mete a su mochila un par de libros y toma su celular. 

Va corriendo hasta la puerta y ve cómo Emilio lo mira de arriba a abajo. 

— Te recuerdo que no estoy ahí para cuidarte. 

— Me las arreglaré sólo, entonces. — le guiña un ojo. 

Llevaba unos pantalones negros ajustados con una camisa a cuadros. Zapatillas blancas y sus orejas llenas de todas las perforaciones que se había hecho hace tiempo. 

— Te ves muy bien. 

Emilio se coloca sus gafas de sol y tras decir ese cumplido, toma a su novio de la mano y lo lleva fuera del edificio. 

— ¿Listo para la sorpresa? 

Al asentir, Osorio cubre sus ojos con sus manos. Sabe que se dirigen al exterior porque ya conoce el edificio al derecho y al revés. 

— 3, 2, 1... ¡Sorpresa!

Boyfriend #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora