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Llegada la hora del almuerzo, Joaquín recogió sus cosas rápidamente y fue a su casillero para guardarlas, y sacar de una vez las de la siguiente hora. 

Teniendo ya lo nesesario en su mochila, cerró el casillero y puso la mencionada en su hombro, arreglando su cabello y yendo hasta la cafetería para ver a su novio. 

Caminó con la mirada en el suelo. Sabía que si la levantaba, su pecho le dolería mucho por todas las miradas que le dan.  Así que sólo se concentró en llegar a la mesa de su novio. 

— ¡Hyung! — sonrío cuándo se sentó a su lado. 

— ¡Cariño! — le sonrío de vuelta. 

Lo abrazó por la cintura y dejó un suave beso en su mejilla. 

— Mejor dame uno justo... — el mayor puso su dedo en sus labios. — aquí. 

Y cumplió lo dicho. Sus labios se tocaron en un simple roce. 

Nada extravagante para ellos. Pero para los demás... 

× 

Después de almorzar, Joaquín fue al baño... Ya saben, a hacer lo que todos hacen en los baños... ¡No me hagan explicarlo! 

La cosa es que a penas terminó, salió del cubículo para lavarse las manos e irse de una vez a su salón. 

Pero habían tres chicos impidiéndole el paso en la puerta del baño. 

— Permiso, tengo que salir. — pide amablemente, sin buscar problemas. 

— ¿Lo oyes? Piensa que lo dejaremos irse así nada más. — ríe uno de ellos. 

— Llegaré tarde por su culpa, háganse a un lado. — espeta, perdiendo la paciencia. 

— Bien, vete. 

Frunce el ceño cuándo los tres se hacen a un lado para que salga, pero no le toma importancia y sale rápidamente de ahí. 

Y luego, todo es azul. 

— Jodida mierda. 

× 

Emilio se encontraba consolando a un Joaquín llorando envuelto entre las cobijas. 

Ésta sí que no se las perdonaría nunca.  A penas había abierto la puerta, todo su cuerpo fue cubierto con pintura azul. 

Y ahora estaba llorando por toda la vergüenza que sintió cuándo todos comenzaron a reírse de él. 

— Joaco, amor, ya no llores. — deja un beso en su cabello. — No sabes lo mucho que me rompe el corazón verte llorar. 

— H-Hyung... La pintura n-no sale... — solloza, y esconde su cabeza entre sus piernas. 

— Lo solucionaremos, cariño, pero deja de llorar, ¿si? 

Las personas que le habían hecho eso a su novio, la pagarían muy caro por hacerle pasar toda esa vergüenza.

Boyfriend #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora