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- Joa, amoooooor. - alarga el mayor, cerrando la puerta del departamento mientras se sacaba los zapatos. 

- ¡Estoy en mi cuarto, Hyung! 

Deja su mochila en el suelo, sacando únicamente un folder. Y luego corre hasta la habitación de su novio. 

- Emilio, no corras, puedes caerte. - reprocha el pelirrojo, sin despegar su vista del juego. 

- ¿No me darás mi beso de bienvenida?  Sonríe y le pone pausa al juego. 

Se levanta y se cuelga cómo un koala a Emilio, enrrollando sus piernas en su cadera y sus brazos en su cuello. 

- ¡Joaquín! 

Se apresura a besar sus labios antes de que el otro pudiera reclamarle algo sobre no tomarlo por sorpresa porque podrían caerse y bla bla bla. 

- Tengo algo para ti. 

Ambos se sientan en la cama. 

- Primero. - le entregó el folder. - Estos son los apuntes de Filosofía y Álgebra. De Filosofía tendrás exámen el miércoles y de Álgebra sólo una práctica el lunes. También está la clase de Computación y Arte, tienes tarea en ambos, para mañana. Creo que eso es todo lo que me dijeron tus compañeros. - frunce el ceño un poco, procurando no olvidar nada. - ¡Oh! Y tenías que hacer un resumen de un libro, pero cómo supuse que tendrías demasiado con todas esas tareas, estuve en la biblioteca durante el receso y lo que escribí, también está ahí. Anoté las ideas principales y todo lo que puedas necesitar para la clase. 

- ¡Hyuuuung! ¿Qué mierda habré hecho para merecerte? - lloriquea abrazando a su pareja. 

— ¿Con esa boquita me besas? — regaña Emilio. 

- Sí, y te amo muchito. 

- ¿Muchito muchito? 

- Sí, muchito. 

- Pues yo te amo muchote. - ríe, dejando un beso en su cabello. 

— ¿Y qué es lo otro, Hyung? — se separa un poco, para verlo con una sonrisa. 

El mayor saca su celular y pone su contraseña, la cual no se esmera en ocultar pues Joaquín la sabía y viseversa. 

Ambos sonríen al ver su fondo de pantalla. Una foto de ambos abrazados mirando el cielo en la noche. 

La madre del menor la había tomado sin que se dieran cuenta, pero a ambos les gustó tanto que terminaron perdonándola con la condición de rolear la foto. 

Abre su galería y busca un vídeo en especial. 

Lo reproduce y se lo muestra a su novio. 

— Quítense la ropa. 

— ¿Qué? 

— ¿Es que acaso son sordos? Que se quiten la jodida ropa. 

Joaquín mira acusador al mayor. 

— ¿Con esa boquita me besas? 

— Touché. — chasquea la lengua. 

Los tres chicos se quitan prenda por prenda hasta quedar sólo con bóxer.  Otros tres chicos llegan con botes de pintura, los cuales dejan en el piso y luego salen del salón. 

— Cada uno, tome un bote y se lo echan encima. — ordena. 

— Oye amigo, de verdad lamentamos lo q-... 

— ¿Tengo que volver a repetirlo? — interrumpe. 

En el suelo habían muchas hojas de periódico, pero no llegaban a cubrir todo el suelo, por lo que el pelirrojo dijo: 

— Si la pintura llega a manchar el piso, les irá mucho peor. 

Cada uno tomó un bote y realizaron dicha acción. 

Joaquín suelta una carcajada, teniendo que cubrirse la boca para poder seguir viendo el vídeo.

— Bien, ahora esperaremos a que seque. 

— ¿Qué dices? Si seca nos será muy díficil quitarla. — refunfuña uno de los de ahí. 

— ¿Acaso ustedes pensaron qué tan lejos está la casa de Joaquín? — contraataca, dejando con la boca cerrada a los tres. 

Hubo un corte en el vídeo, y después sigue la grabación pero esta vez desde otro ángulo. 

— Ya está bien. Ahora, los tres saldrán cuándo toque la campana y caminarán por todo el instituto diciendo: No molestaré a Joaquín Bondoni en lo que me queda de mi repugnante existencia. 

— ¡Eso ya es...! 

— ¿Qué es lo que van a decir? 

Los tres chicos se miran entre sí, y suspiran. 

— No molestaré a Joaquín Bondoni en lo que me queda de mi repugnante existencia. — dicen los tres a unísono. 

Se oye el sonido de la campana y Emilio les abre la puerta para que salgan. 

La cámara le sigue el paso a los tres chicos, que caminan por los pasillos mientras repiten dicha frase. 

Se oyen carcajadas y burlas, cómo también reclamos y gente en desacuerdo con lo que sucedía. 

Y el vídeo se corta, después de que los chicos miren a la cámara y digan: 

— Nunca más te haremos algo así, Joaquín. 

El mayor apaga su celular y mira curioso a el más pequeño. 

— ¿Y? 

— ¡Eso fue muy genial, Hyung! No puedo dejar de pensar en sus caras todas indignadas y llenas de vergüenza. — ríe. 

— Espero que con eso ya estés más tranquilo, cariño. 

— Gracias, Hyung. Aunque sé que no es la manera de resolver las cosas, te lo agradezco mucho. 

— Ah, y la pintura que usé no se la van a poder quitar hasta después de unos diez baños. 

Y ambos ríen escandalósamente.



Por si les gusta la pareja de "Dylan y Alex" ayer publique una historia sobre ellos por si gustan ir a leerla

Boyfriend #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora