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Lo primero que vio Emilio al llegar fue desastre. 

Y a él no le gustaba el desastre. 

—¿Qué mierda pasó aquí? ¡¿Joaquín?! —gritó preocupado, dejando las pequeñas bolsas que traía en el suelo, dispuesto a ir a buscar a su novio.

—¡Hyung, llegaste! 

El pequeño cuerpo de su novio apareció por el pasillo, corriendo a velocidad hasta él. 

Joaquín se colgó a Emilio cómo un koala; con sus piernas en sus caderas y sus brazos rodeando su cuello. 

—Joa, ¿qué mi-...? 

Los labios de Bondoni sobre los suyos lo interrumpieron. 

—Am-... 

Otra vez. 

—Cie-... 

Beso. 

—¡Bas-...! 

Otro más. 

—Ah, te crees muy gracioso. 

Joaquín ríe un poco. 

—Hyung malo, me abandonaste prácticamente durante todo el día. Tuve que llamar a Melany Noona para no aburrirme. —hace un pequeño puchero. 

—¿Y sigue aquí? —el otro niega. —Ya, ¿y me puedes explicar qué pasó con nuestra sala? 

—¿Oíste eso? ¡Creo que me llaman! Iré a ver quién es. 

Empujó levemente el pecho de Emilio para huir, pero éste apresó más su cintura. 

—Tienes tres segundos antes de que lo averigüe por mi cuenta, Joa. Tres... 

—¡No cuentes hacia atrás, sabes que-...! 

—Dos... 

—¡Hyung! 

—Uno... 

—¡Ya, te diré! ¡No digas cero! 

A Joaquín, las cuentas regresivas nunca le agradaron, le causaban una sensación de desesperación y miedo. 

Básicamente, era su debilidad, a parte de Emilio. 

—Te escucho. 

—Es que... Luke vino de visita con su novio y... ¡Ah, Luke tiene novio! 

—¿Qué? 

—¡Sí! Me lo presentó hoy, es muy-... 

—No, espera, no me importa. —el castaño le fulmina con la mirada. —No me cambies de tema. 

—Huh, bueno. Íbamos a jugar twister, pero mientras buscaba la caja, recordé que teníamos un juego de realidad virtual y me pareció buena idea jugarlo. 

—Pues no parece que haya sido tan buena idea. 

Y entonces, Osorio nota algo en el rostro de Joaquín. 

—¿Estuviste llorando? —frunce el ceño. 

—¿Qué? No, claro que no. 

—Joaquin. 

—Me caí cuándo jugábamos y me lastimé más la muñeca. —dice rápidamente, escondiendo su rostro en la curvatura del cuello del otro, para no tener que verlo a la cara. 

Sabía que lo regañaría. 

—¿Y no pudo ser lo primero que debiste decirme? —lo toma de la cintura y lo baja con suavidad. —Déjame ver. 

La férula había dejado de usarla hace más o menos dos días. Sin embargo, se quedó con la venda. 

Más vale prevenir que lamentar. 

Emilio la quitó con cuidado, y una vez toda es removida, inspecciona la zona de la muñeca. 

—Hiciste bien en quedarte con la venda, te pudiste haber hecho más daño aún. —vio una pequeña mancha de color morado; un moretón. —Tienes un golpe, te echaré una crema, y volverás a usar la férula unos días, ¿sí? 

El castaño asiente, y el mayor deja un beso en su frente. 

Y bueno, Emilio recibiría miles de golpes sólo para que la piel de Joaquín no tuviera ni un sólo razguño.

Boyfriend #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora