Boyfriend #1

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— Buenos días, Bondoni. Toma asiento.  El pelirrojo realizó dicha acción, y se sentó al lado de su novio. 

— Me informan que Wang te golpeó y que por eso Emilio peleó con él hoy. ¿Eso es cierto? 

— Sí, Director. Me dejó el ojo morado y la nariz sangrando. — hizo un puchero. 

— ¿Qué tiene que decir contra eso, Wang? 

— Eso no es cierto, yo jamás golpearía a alguien. 

— Si claro. — Emilio rió irónico. 

— Él me golpeó. Se lo puedo asegurar. 

— Mire Wang, ellos dos dicen que usted golpeó a Bondoni de primer año. Usted, siendo de tercero, debería ser un buen Hyung y ser ejemplo para él. No andar golpeando sin razón alguna. Y Bondoni, qué son estas amistades, — señaló a Emilio.

— usted es de los mejores de mis estudiantes y él está entre los peores. Sinceramente pienso que debería buscarse buenas amistades, Bondoni.

— Con todo respeto. Yo intento ayudar a Emilio-Hyung en todo lo que puedo. Como sabrá, me ocupo también de mis propios trabajos, por lo que no le doy mucho tiempo a mi... Digo, a Hyung. Y que me junte con él, no significa que vaya a bajar mis notas, porque usted sabe que yo no me distraigo por cosas personales, a menos de que sea urgente. 

— Bueno, yo solo lo aconsejo. Jackson quedas suspendido por un día; Lunes. Ya vayan a clase.  Los tres salieron de la oficina del director. 

— Amor, ¿qué clase te toca? 

— Historia. — hizo un puchero. 

— No hagas eso que me dan ganas de besarte. 

— Nadie te detiene, Hyung. 

Emilio besó a su novio, olvidando por completo a Jackson. 

— Oh por Dios, sin homosexualidades en mi presencia. 

— Tu cállate. — ordenó el azabache, volviendo a lo que hacía antes. 

•π• 

A la hora del receso, Emilio citó a Joaquín al gimnasio. El menor no estaba seguro de lo que harían allí, pero estaba emocionado de ver a su novio. 

— ¿Hyung? — entró al lugar. 

Vio a Emilio tirado en medio de la cancha, lo que hizo que riera. 

— Ven aquí, amor. 

Bondoni se sentó al lado de su Hyung. 

— ¿Qué te parece una rapidita? 

— ¡Sí! Hace tiempo que no hacemos una de esas. ¡Vamos a los vestidores! 

Ambos chicos se levantaron para ir al lugar mencionado. 

Se cambiaron de ropa y tomaron un balón de baloncesto. 

— Diez canastas para ganar. El perdedor tendrá que hacer lo que diga el ganador. 

— De acuerdo. 

Comenzaron a jugar. Ambos eran buenos en esto, así que ninguno la tendría fácil.  Pasaron siete minutos, y ambos solo tenían tres canastas. 

El receso estaba por acabar, pero a Joaquín le tocaba física y a Emilio no le importaba llegar a Matemáticas. 

El menor tenía la pelota en su control, corrió por lado de la cancha para llegar a la canasta de su novio. Iba a lanzar la pelota para encestar, pero Emilio fue rápido y se la quitó en un segundo. 

Sin embargo, Bondoni no se la dejaría tan fácil. 

El mayor, creyendo que esta vez podría encestar, se acercó al otro lado de la cancha, ya tenía el tiro perfecto, pero sintió una lengua lamer su oreja y por la distracción, no logró meter la pelota a la canasta. 

— ¡Eso es trampa, Bondoni! 

— Nadie puso las reglas aquí. 

Y mientras conversaban, el grado de Joaquín iba entrando para hacer la clase de física. A ninguno le importó. 

El pelirrojo aprovechó la situación para correr con la pelota a la canasta de su novio. Y ganó un punto. 

— ¡Cuatro a tres, Hyung! 

— ¡No es justo! 

— ¡Nadie dijo que te distrajeras, Emi! 

En un movimiento rápido, el azabache le quitó la pelota y logró encestar. 

— Cuatro a cuatro. 

A este paso, los estudiantes se sentaron en las gradas para poder ver a los dos chicos jugar baloncesto. 

Más para apreciar a Emilio en shorts que cualquier otra cosa. 

Las personas comenzaron a hacer sus apuestas, más de la mitad fue por Emilio y el resto por Bondoni. 

Pero, a todo esto el menor ya tenía ocho puntos y su novio seis. 

— Al parecer alguien va a lavar la ropa~ 

— Pues ese no seré yo. — rió Emilio. 

En unos cuantos minutos más ambos ya tenían nueve puntos. El entrenador estaba viendo también todo desde las gradas, prefiriendo ver eso a hacer clases. 

— La siguiente canasta gana, Hyung. 

— Pues ve preparando tu dignidad, Joaquín. 

El menor gruñó bajito y no perdió tiempo en quitarle la pelota a Osorio. 

Estaba ya a mitad de cancha, pero sintió un pie obstruir su pase y cayó al suelo. 

— ¡Joaquín! ¡Lo siento! — Emilio se agachó para auxiliar a su novio. 

— Hyu-Hyung mi b-brazo. — sollozó el menor. 

El azabache al escuchar eso, no dudó ni un segundo en levantarlo tipo princesa a su pequeño y salir corriendo la enfermería. 

Lo último que escuchó antes de salir fue; 

— ¡Bien el show se terminó! ¡Todos 20 vueltas-...! — por parte del entrenador.  Pero tampoco le importó demasiado, ahora solo interesaba su bebé herido. 

— Mi amor, anda dime, ¿dónde te duele? — le preguntó mientras doblaba la esquina. 

— Mi mu-muñeca. — señaló, apretándose la misma. 

— Cariño, no te la sujetes, te dolerá peor. Ya vamos a enfermería, amor. 

Para abrir la puerta tuvo que apoyar su espalda en ésta, lográndolo con éxito. 

— ¡Disculpe, es una emergencia!