cincuenta y nueve

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Quienes estaban más que sorprendidos al ver a su compañero salir de toda aquella majestuosidad de espectáculo eran los piratas. —¿Cómo es posible? —pues habían presenciado las heridas que su compañero cargaba.

—Yo tampoco lo entiendo, se supone que deberíamos estar muertos, pero al bajar aquella intensa luz todo se volvió oscuro, y de un momento a otro Ji Min estaba a mi lado sonriéndome... —explico Jeon.

—¡Ni siquiera deberías estar respirando! —grito el príncipe.

Park estaba cerca de ellos, parecía no mirarlos y estar dentro de un trance, pero notaban sus cambios. Su cabello antes plateado ahora era negro, tenía mechones dorados que sobresalían en las puntas. Alrededor de sus ojos también tenía esa misma tonalidad, parecían escamas por su rostro y pómulos, por todo su cuerpo mas bien.

—¿Es una broma?

Ji Min no dijo nada, levanto la pierna izquierda unos centímetros y al intentar patear como si hubiera un suelo este salió impulsado a una velocidad increíble hacia delante donde se encontraba Eun Kwang, levanto el puño derecho y golpeo su mejilla de nuevo mandándolo a nadar lejos.

—No sé qué hiciste, pero te aseguro que no podrás contra mí, —mascullo el príncipe recuperándose.

El príncipe se levantó y nado de nuevo hacia Ji Min moviendo su tridente tal cual una espada intentando darle un golpe, pero era esquivado o simplemente detenido.

Ji Min estaba evitándolo bien, pero no poseía un arma por lo que no podría estar a la ofensiva y eso Eun Kwang lo tomo como oportunidad. No sabía qué demonios había hecho ese humano, pero ahora mismo debía detenerlo, aunque en su interior sabia la verdad preferiría ignorarla y acabar con ello.

En un rápido movimiento el príncipe lanzo su tridente lastimando el brazo derecho de Park, apenas rosándolo, pero causando una herida leve. Los ataques continuaron de esa forma provocando varios rasguños poco a poco al pirata.

—¡Ji Min! —grito Jung Guk, su espada no podría ser usada por el pirata y los otros dos la habían perdido en el proceso. Tenía que tener algo para poder defenderse...

Cuando Park escucho el grito del tritón al que amaba le miro, al mismo tiempo le sonrió y el contrario sintió como su corazón brincaba al momento en que se volvía más liviano por alguna razón, aunque a su mirada él estaba acorralado.

El príncipe ataco de nuevo esta vez dirigiendo su filo contra el pecho de Park, pero antes de siquiera llegar a tocarlo este lo detuvo entre sus dos palmas y luego cerro los ojos.

—Ni siquiera lo necesito... conmigo es suficiente, pero te lo enseñare por gusto para callarte el maldito hocico, —susurro con voz ronca y pausada.

Eun Kwang no entendió, hasta que Ji Min lanzo el arma contraria de regreso apartándolo de él, pero sus manos volvieron a unirse esta vez sin nada entre ellas. Abrió los ojos y de su brazo antes inexistente una luz comenzó a brotar, iluminando una marca, pero sin dejar ver por el brillo que era. El brillo se volvió tangible como agua y rodeo todo el cuerpo de Ji Min convirtiéndolo en un hermoso farol dorado lleno de estrellas.

Mientras todo eso sucedía en el exterior, en la mente de Park se reproducían las imágenes y sonidos que hace unos momentos se instalaron en su cabeza como sus nuevos recuerdos, y que aquello que pensó había soñado, fue la realidad.

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El silencio era sordo y calmado.

over heat 지국 jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora