treinta y ocho

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Hace 10 años...

-¡Ji Min vuelve aquí! -escucho el grito de Tae a lo lejos. -¡Nam Joon me matara si-! -de la nada dejo de escucharlo, puede que incluso el capitán lo haya capturado antes de lo que creía, debía escapar de ahí si no quería pasar un mes entero quitando percebes del barco.

-¡Lo siento Tae Hyung!

Al parecer a una vela del barco se le ocurrió pasar enfrente de ellos justo cuando hicieron un choque de espadas, y a consecuencia esta se rompió. Si lo ves desde un principio en realidad no fue su culpa, sino la de Kim por no haber atado bien las velas al mástil.

Los demás estaban en tierra buscando nuevas provisiones, y no los habían dejado salir a ellos dos porque sabían que serían un peligro si alguien tan siquiera pensaba que podía jugar con ellos... aun desde más jóvenes ya tenían reputación, y por esa misma razón todos querían confírmalo, dando como resultado demasiadas peleas y mucha sangre. Eso para el capitán no era nada bueno, pues sus dos nuevos tripulantes debían aprender más sobre el mundo al que se habían metido, eran unos polluelos en aquel entonces.

Ji Min corrió intentando alejarse de todo aquello, llegando justamente a la orilla del mar donde había demasiadas piedras que sería capaz de esconderse por un rato esperando a que el capitán se calmara un poco, eso y dándole tiempo a los demás, específicamente a Jin, para que pudiera esconderse detrás de él.

Eso lo aprendió apenas al llegar al barco, y no de una buena manera.

Llego y la arena blanquecina parecía llamarle, por lo que no lo dudo y simplemente se recostó sobre ella dejando que aquella suavidad le calmara los músculos. Eso de que cada vez que pisan tierra hay alguien que este retándolos a un duelo lo está cansando, pero no por ello le está aburriendo, simplemente es algo que comenzó a disfrutar desde que sabía que había un tiburón rondando a su alrededor.

Cerro los ojos y el sonido de las gaviotas junto al mar fue algo que disfruto con parsimonia, le encantaban los días tranquilos y soleados, si estuviera dentro del mar estaría aún más feliz... pero eso era mejor en la noche, donde el agua era perfecta para su piel.

En ese momento escucho los chapoteos provenientes de la roca en la que se escondía, y la curiosidad fue otro tema.

-¿Hola? -empuño sin vacilar su espada y se levantó de un brinco, comenzó a avanzar a paso lento esperando a que quizá alguien le saltara encima. -¿Hola?

De un momento a otro su mirada cambio, y entonces brinco directo a donde sabía que estaría la otra presencia, lo sentía... era como ver todo en blanco y negro, y justo solo en una parte había colores rojos, podía sentir el calor de los otros seres vivos. Movió su espada justo para atacar, pero, así como tenía esas intenciones hostiles estas desaparecieron para finalmente acabarse desvaneciendo. Lo que había frente a él era solo un mito... no podía ser real.

Una criatura que la mitad de él era pez, y la otra mitad humano... ¿era él acaso un cuento? La belleza que poseía era demasiada para ser de ese mundo, realmente nunca había visto algo similar, algo tan finamente delicado y extravagante. El color rojo parecía contrastar con su blanca piel, haciéndole parecer un hermoso espécimen.

-¡Una sirena! -grito emocionado. -¿Eres real?

Pero antes de si quiera pensar en responder, la sirena abrió su boca y en su mente pensó en una canción que haría que el humano cayera inconsciente, aunque lo que paso no se lo esperaba.

-¡Espera no me noquees! -pidió, -primero déjame curarte y luego simplemente puedes borrarme la memoria o lo que quieras.

La sirena abrió los ojos sorprendido, pues al ser su aleta de un escarlata intenso como la sangre era imposible que viera la herida que ahora tenia, y la arena ni siquiera estaba manchada... aun no.

over heat 지국 jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora