treinta y dos

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-Oh vamos, yo sé que me extrañaban. -exagero la diosa moviendo su despampanante cabellera rubia de un lado hacia el otro.

-Si eso significa quererte ver muerta... sí extrañamos eso. -respondió con burla Yoon Gi.

Nadie del barco estaba sorprendido, pues sabían cómo podía a ser el sarcasmo de aquella personalidad. Al mismo tiempo no estaban asustados pues lo que aparecía frente a ellos no era la verdadera diosa, sus ansias de sangre no eran tan notables y eso solo era porque era una ilusión que alguien más provoco, por órdenes de ella.

-Nunca nos vienes a visitar, ni siquiera un saludo mi señora, ¿Cómo deberíamos sentirnos? -hablo con puro sarcasmo el capitán Nam Joon.

-Escuche de parte de mis subordinados... que ustedes tal vez tuvieran algo que es mío, pero veo que se equivocaron los inútiles... siguen siendo solo ustedes seis.

Ji Min al escuchar eso quería darse la vuelta por instinto a donde sabia estaba Jeon, pero si la diosa no lo veía era porque este se había escondido y si de la nada comenzaba a buscar a alguien que se supone no está... ella lo sabría. Y los demás pensaron lo mismo.

El tiburón del mar pensó que por un momento aquella situación volvería a sus ojos, todo aquello que presencio haría que tuviera ganas de asesinar a la diosa del amor y la belleza, creyó todo el tiempo que sería feliz yendo contra ella para degollarla y luego morir por su pecado.

Pero no fue así.

Tenía miedo. Miedo de que ella estuviera buscando a Jung Guk, sabía que era fuerte... por los siete mares, ¡era una diosa! ¿Qué haría un humano como él contra alguien que vive en el cielo, y la tierra puede estar a su merced?

-Hola Ji Min, ¿cómo esta tu amigo? -la diosa lo hacía a posta, la rabia que por un momento invadió todo el espacio no pasó desapercibido para Jeon, quien hasta el momento solo había deseado desaparecer de ahí.

Recobro el sentido, ver a la misma mujer que había jurado cazarlo frente a él no era nada bueno, tener a Ji Min lejos de él solo hacia las cosas más complicadas, pero un rápido vistazo hacia delante le hizo entender que esa isla lo protegía, ese barco lo hacía y quería creer por un momento que Park también compartía esos pensamientos.

Tenía miedo.

Ir contra un ser como lo era Afrodita no estaba en sus planes, las manos le temblaban y quería correr hacia aquel vasto mar y lanzarse a las profundidades del océano donde nadie lo encontraría, o eso creía, pues sabía que ahí también le estaban esperando y tendría el mismo destino.

Por un momento frente a sus ojos pasaron esos momentos donde era sostenido por los brazos de Ji Min, donde desde el inicio se sentía como en casa, donde ahí sabía que podría encontrar su hogar, aunque no fuera un tritón. Vio su espalda y esta estaba tensa, una parte de él tenía la necesidad de pegarse su cuerpo y delinear cada parte de su piel con las yemas de sus dedos. Quería hacerle saber que todo estaría bien pero sinceramente a ese punto ni siquiera podía moverse y no podía prometer, que nada malo pasaría.

-Creo que fue un saludo muy conmovedor, pero es hora de irme. -anuncio finalmente aquella mujer. -Solo espero que no me decepcionen.

-No te preocupes, si hablamos de decepcionarte sabes que seremos los primeros en tu lista. -sonrió con sorna Ji Min.

Claro que no se había olvidado de su conversación, pero en esos momentos por alguna razón hacer que se fuera rápido era la prioridad, luego seguiría buscando una manera de despellejar a la serpiente que tenían por frente.

over heat 지국 jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora