cincuenta y siete

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—¿Usaras su cuerpo para cubrirte de nuevo, príncipe Jeon?

Ya no lo sentía, Ji Min realmente había dado su ultimo respiro al protegerlo esa vez.

—Creí que mi hermano me prohibió tocar el agua de nuevo por culpa de la diosa, ahora veo que de quien en realidad quería protegerme, era de ti —expuso Jung Guk.

—El pilar de los delfines se dio cuenta de lo que buscaba, él sabía lo que quería y cuando pudo habérmelo dado sin derramar sangre, eligió a su pequeño hermano menor y lo protegió. Pero sabes, no todo iba a acabar así...

—¿De que estas hablando? —tenía que ganar tiempo.

—Yo ya te había visto antes, te conocía. Eres hermoso y creí que cuando te encontrara finalmente te cortejaría y le pediría tu mano a tu hermano, gobernarías junto a mí y esto no tendría por qué haber sucedido, —explico mostrando una expresión de tristeza y melancolía que rápidamente cambio a una de furia, —pero luego te encontraste con ese humano... ¡y te enamoraste de él! ¿Acaso sabes lo que le ocurrió al príncipe Tae Min por haberse enamorado de un humano? ¿Quieres que eso mismo te suceda a ti?

Estaba mal, el príncipe de los tiburones no conocía la verdadera razón por la cual Tae Min quedo así, pero era extraño, sabe lo de la diosa, ¿Acaso intentaba meterle otra idea en la cabeza?

—¡Mientes! Sabes que es culpa de Afrodita y que ahora está buscándome por un capricho, ¿Qué harías tu contra ella?

—Jung Guk, lo que busco es el tridente, un arma empuñada por un dios al nivel de Afrodita, si estuvieras a mi lado te protegería de ella y de cualquiera que intentara hacerte daño, estar conmigo es la mejor opción.

—...

Jeon tenía que seguir hablando, los otros piratas ya estaban más cerca y Eun Kwang al parecer no se había dado cuenta aún.

—¿Eso... Puede cambiar?

—¿El que? —pregunto confundido.

—¿Aun puedes detener esta masacre si hago lo que quieres?

Seo sonrió. No estaría más que complacido si tiene un poder original como Tritón, tendría el tridente y a su lado la hermosa voz del océano, por supuesto que estaba dispuesto a cambiar.

—Deja a ese pirata muerto y toma mi mano, no te matare, buscare otra forma de exponer el tridente. Dejare que tus amiguitos vuelvan a donde pertenecen sin ningún rasguño, y dejare que tu reino se salve junto con tu hermano.

Solo debía decir otra cosa más... aun no podía ceder.

—¿Por qué, haces esto? —era su última arma. Aun no sabía cómo es que él no cayó ante su voz, por lo que, aunque pudiera de nuevo dormir a los demás no podría escapar de un pilar, si mostraba su poder como es realmente no lo aguantaría y todo quedaría peor. Los únicos capaces de hacerle frente a un pilar, es otro pilar con el mismo poder heredado.

—Por poder, —respondió simple.

—¡Pero somos príncipes! Deberías hacer esto por tu pueblo, por los tuyos, no por algo tan banal como un poder, —se estaba arriesgando.

—Y como somos príncipes deberías entenderlo, merecemos gobernar más que solo una raza, podríamos poner a todos los humanos a nuestra merced, podríamos tener el mundo y llegar al mismo nivel que los dioses.

—Eso solo es un sueño... aunque quisieras obtener el tridente para ti mismo solo eres un ser descendiente de un semi-dios, ni siquiera un dios, ¿crees que podrías obtener un poder así?

over heat 지국 jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora