Capítulo 35 - Cambios de tema

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Estaban sentados en el suelo de la cueva. Maya lloraba abrazada a Lucho, mientras éste le acariciaba suavemente el pelo para que se calmase. Él había pensado en preguntarle por lo que Petra le dijo en el hospital, pero sabía que no era el mejor momento.

- Todo es culpa mía... - Dijo ella. - Si yo no...si yo no hubiese...si yo no hubiese ido a buscarte...nada de esto habría pasado...

- ¡Hey! ¡No digas eso! Sabes que habrían venido a buscarnos de todas maneras.

- A mi no me habría importado si hubiesen venido a buscarme. En el fondo...no tengo nada que perder...no tengo nada...

El chico miró al suelo, como si las palabras de Maya le hubiesen herido.

- Yo sí que tengo algo que perder...y por eso no me gustaría que viniesen a por mí.

- Has pasado por lo mismo que yo...estabas tan solo y perdido como yo...¿qué es lo que tienes que perder? - Quiso saber ella, calmándose un poco más.

- A ti.

Maya dejó de llorar. Se separó un poco del chico y lo miró fijamente. No vino venir esa respuesta, y tampoco sabía qué decir.

- Ehhh, bueno...creo que deberíamos...buscar lo que dijimos antes...pero...pero podemos ir juntos...y así nadie se queda solo... - Dijo la chica, cambiando de tema.

A Lucho pareció molestarle que cambiase de tema, pero prefirió callarse y hacer lo que ella proponía.

- Vale, vamos juntos y problema solucionado. - Contestó el.

Salieron de la cueva y fueron a por todo lo que necesitaban. Se les hizo tarde y cayó la noche antes de que volvieran.

- Ya es de noche... - Dijo Maya, encendiendo en su mano un pequeño fuego para iluminar el bosque. - Creo que deberíamos volver ya.

- ¿Estás segura? Apenas tenemos comida y el agua ni siquiera hemos ido a recogerla todavía.

- Hmm, no creo que pase nada por pasar una noche así. Mañana por la mañana iremos a por lo que nos falta. Pero ahora mismo es bastante peligroso andar por aquí.

- Sí, tienes razón. Volvamos.

Caminaron de nuevo hacia la cueva, escalaron el muro y llegaron a su "guarida". Lucho puso las ramas que habían recogido en el centro de la cueva y encendió un pequeño fuego.

- Creo que ya debería contarte lo del hospital... - Empezó Maya.

- Me voy ya a dormir. - La interrumpió él, tumbándose en el suelo.

- ¿Eh? Oye, ¿estás bien? - Quiso saber ella.

- Buenas noches.

- Buenas noches, supongo.

El chico se dio la vuelta, dando la espalda a su compañera. Ella se quedó mirando el fuego fijamente durante un largo rato. Tenía mucho en lo que pensar.


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