Capítulo 15 - Un nuevo compañero

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Maya ya casi había llegado al siguiente pueblo más cercano. Se paró un segundo y miró hacia atrás para ver si alguien la seguía, pero no, estaba completamente sola en medio del bosque. Entonces, justo cuando se disponía a continuar, un grito agudo la frenó.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - Dijo ella. Estaba temblando, pero no sabía si era por el frío o por el miedo.

Nadie respondió. Cerró los ojos e intentó calmarse, pero no pudo: algo se había posado sobre su hombro. Volvió a abrir los ojos rápidamente y se fijó en la gran ave posada sobre su hombro derecho.

- Tú...¿tú no eres el ave de caza de la madre de Bruno? ¿Qué haces aquí?

El ave la respondió con un alegre grito.

- Tú tampoco eras feliz allí, ¿verdad?

El águila la miró. Parecía entender lo que decía. Parecía comprenderla.

- ¡Hey! ¿Te apetece venir conmigo al siguiente pueblo? Está aquí al lado. - Continuó, con un alegre tono. - Bueno, y luego ya veré lo que hago contigo.

Después, ambos continuaron su camino. La chica tenía curiosidad por saber más sobre el ave. Le parecía un buen entretenimiento, y pensó que en el siguiente pueblo podía encontrar las respuestas que buscaba.

Llegó en unos diez minutos. Se colocó la gorra para que le tapase bastante la cara y caminó por las calles empedradas del pequeño pueblo, en busca de alguna tienda de ropa: no podía continuar sin ropa de abrigo.

- Un águila macho, ¿verdad?

Maya miró al hombre que le acababa de hablar, y examinó lo que dijo. <<Ya suponía que era un águila, pero bueno, ahora sé que es macho, por si le quiero poner un nombre>>. Pensó ella.

- Es un ave preciosa, y muy inteligente. Si le miras a los ojos, quizá hasta puedas ver lo que piensa. - Continuó el hombre, viendo que la chica parecía estar interesada. - ¿Tiene nombre?

- ¿Eh? No, no, todavía no. - Estaba intentando hablar lo menos posible. Había cogido muchísimo miedo con los acontecimientos anteriores.

- No es fácil ver a un ave de este tipo con tanta confianza y seguridad como para posarse en el hombro de un humano. Tienes talento, chica.

El águila miró con curiosidad al hombre. Parecía que no estaba de acuerdo con lo que decía. Era un ave bastante joven, pero sus ojos reflejaban una gran experiencia.

- Entonces...¿no piensas ponerle un nombre? ¿O es que no es tuya?

- Pues...la verdad es que se vino conmigo porque sí. Supongo que puedo ponerle un nombre...no me dijeron que tuviese uno.

El poder ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora