Capítulo 5 - De compras

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Max fue directo a su casa. Al entrar, su madre, que estaba cosiendo en una silla al lado de la puerta, empezó a hacerle preguntas:

- ¿Qué estabas haciendo ahí fuera tan tarde? Ya son más de las diez. He preguntado a la madre de ese chico, el que es amigo tuyo, y me ha dicho que no estabas con su hijo.

- Para empezar, no es mi amigo, solo le conozco del colegio. Y se llama Lucas.

- Bueno, me da igual eso. ¿Qué estabas haciendo entonces? Ya me estaba preocupando...

- He estado en el bosque. - Dijo el chico, mientras subía las escaleras hacia su habitación.

- ¿Cómo que al bosque? ¡Sabes muy bien que ese sitio es peligroso! Dicen que allí vive la chica esa...

El chico llegó a su cuarto, cogió su hucha y la rompió. Se guardó algo de dinero en el bolsillo del pantalón y bajó corriendo las escaleras.

- ¿Y ahora a dónde vas, jovencito?

- Me voy a comprar unas cosas que me han pedido para un trabajo del cole.

- ¿A estas horas?

- ¡No me esperes para cenar! - Dijo él, cerrando la puerta.

- Este niño, siempre igual...

Max corrió hacia la tienda más cercana. Era una pequeña tiendecita que parecía que tenía un poco de todo. El dependiente era un hombre bastante mayor, que se extrañó al ver a un niño comprando tan tarde.

- Buenas noches, jovenzuelo. ¿Qué desea?

- ¡Hola! ¿Tiene una mochila, una riñonera, o algo parecido?

- Claro, espera un segundo... - El hombre se metió en el almacén, y salió con un par de mochilas pequeñas de distintos colores. - Solo me quedan estas dos mochilas...no sé si te gustará alguna de estas.

El chico las observó con detenimiento. Las dos eran bastante parecidas, por no decir iguales. Eran pequeñas, con algunos flecos para decorar, pero con un estilo muy simple. Lo único que variaba era el color: una era blanca y la otra azul.

- No sé cuál le gustará...

- ¿No es para ti?

- No, no. Es para una amiga. - En ese momento, Max se quedó pensando. Era la primera vez que decía que Maya era su amiga. Pero no se arrepintió. Simplemente sonrió al dependiente y se decidió. - La blanca, quiero la mochila blanca.

- Vaya, menuda rapidez. Se ve que conoces bien a tu amiga.

- Bueno, no sé, simplemente me he acordado de su forma de vestir.

- Muy bien, son 5€. ¿Algo más?

- Sí. También necesito una botella de agua...pequeña, que quepa en la mochila. Y un mapa de la zona, y unos guantes para la montaña, y...

- Espera, hijo. Te puedo dar la botella de agua y el mapa, pero si quieres equipamiento para la montaña, tendrás que ir al pueblo de al lado, porque aquí no vendemos nada de eso...lo siento, chico.

- Está bien...deme la botella y el mapa, por favor. - Dijo un poco desanimado.

El dependiente volvió a meterse en el almacén, y volvió con una pequeña botella de agua y un mapa de la zona, que incluía los pueblos cercanos y Sierra Helada.

- 6.50€, por favor.

Max sacó el dinero de su bolsillo, y se fue sin mediar palabra.

El poder ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora