Capítulo 8 - Las primeras desilusiones

16 3 1
                                    

Maya atravesaba la ciudad con la gorra tapándole la cara. Parecía día de mercado, así que la gente no se fijó mucho en ella. Fue directamente a una tienda de ropa que había visto de lejos.

Había bastantes personas en la tienda. Llegó al apartado de ropa y equipamiento de montaña: tenían de todo. La chica fue mirando los precios antes que la ropa, ya que el dinero que le había dado Max no era mucho. Cogió unos guantes negros sin dedos. <<Estos pueden serme útiles para la caminata, donde todavía no hace mucho frío, pero necesito otros más abrigados también>>. Pensó ella, rebuscando entre los guantes. Encontró otros que parecían bastante abrigados, también de color negro, y un abrigo blanco como la nieve que parecía ir a juego. Hasta que miró el precio desorbitado que tenía todo.

El dependiente la miró, extrañado. No es que tuviese muchos clientes que llegasen con una gorra cubriéndoles la cara.

- ¿Quiere algo más? - Preguntó él, viendo que la chica solo llevaba unos guantes sin dedos.

- No, gracias. - Respondió, mirando hacia otro lado.

- La gente que para por aquí suele venir a equiparse para ir a Sierra Helada.

- Y allí es a donde me dirijo. - Maya hablaba con un tono frío, poco propio de ella. Pero sabía que no debía ser amable y hablar lo menos posible. No iba a hacer amigos.

El dependiente la examinó.

- Me parece que con unos pantalones cortos y unos guantes sin dedos no vas a llegar ni a la vuelta de la esquina, chica. Por cierto, son 10€.

La chica soltó el dinero, cogió los guantes y se fue sin mediar palabra.

El poder ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora