Capítulo 14 - La preocupación de Max

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Max seguía mirando el colgante con temor. No sabía muy bien qué hacer, pero de lo que estaba seguro es de que su amiga estaba en peligro.

- Tengo que...tengo que ayudarla... - Dijo Max, hablando solo en su cuarto.

De repente, el colgante dejó de brillar. El chico lo miró con los ojos muy abiertos. Aquello solo podía significar dos cosas: o Maya había muerto o se había salvado.

- Maya... - Susurró. - ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué has hecho esto sola?

Acto seguido, un grito se apoderó de la planta de abajo. Max supo que era de su madre y bajó corriendo las escaleras, dejando el regalo de su amiga en la mesilla. Al llegar abajo, vio la cara horrorizada de su madre, apoyada sobre la puerta.

- ¿Qué pasa? - Preguntó él.

- Hijo, recoge tus cosas ya, que nos vamos. - Respondió rápidamente su madre, muy nerviosa. Se apartó de la puerta y comenzó a meter cosas en una maleta.

- Pero...¿qué pasa?

- Ahora no hay tiempo. Venga, sube y coge la maleta del armario. Mete todo lo que quieras, pero no te entretengas mucho.

Max subió las escaleras corriendo, sin entender nada. Se paró un momento y miró a su madre con impaciencia.

- ¿Volveremos? - Añadió al ver que ella recogía como si no fuesen a volver.

- No lo creo, hijo, no lo creo. - Le contestó su madre, con voz apagada.

El chico siguió subiendo las escaleras hasta llegar de nuevo a su cuarto. Por primera vez, empezó a fijarse en los gritos que se oían desde el exterior. Abrió la ventana y vio el panorama, con los ojos muy abiertos: algunas viviendas cercanas ardían en llamas, mientras los habitantes del pueblo huían desesperados. Otras personas llevaban cubos de agua para apagar las llamas. Todo era un caos.

Cerró las ventanas, sacó su maleta y en cuestión de minutos ya había cogido todos sus objetos de valor y los había guardado.

- ¡Max, date prisa! ¡Baja ya! - Le gritó su madre desde la planta de abajo.

- ¡Ya voy! - El niño iba a salir de su habitación, cuando se dio cuenta de que se le olvidaba el colgante. Sabía que no podía irse sin él.

El poder ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora