Capítulo 26 - Nostalgia

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Max ya había llegado al descampado. Había corrido para poder llegar mucho más rápido que el resto del grupo, y se paró a recuperar el aliento.

- Entonces, según me dijo el herrero, tengo que coger...el camino de la izquierda. - Dijo señalando el camino. - Ir a Sierra Helada...uf, Maya lo ha tenido que pasar muy mal para llegar hasta allí. Bueno, intentaré buscar un pueblo cercano y me quedaré allí, no pienso subir hasta la cima como ella, me moriría de frío. Solo necesito esconder el colgante, necesito saber si Maya está bien. No puedo permitir que lo vendan como una piedra preciosa. ¿Y si el que lo comprase sabe de dónde procede? No, no, no puedo permitir eso...necesito alejarme.

Empezó a caminar por el sendero que conducía hasta Sierra Helada. Era un camino todavía más largo y difícil que el que cogió Maya, por eso él solo quería quedarse en un pueblo, lo suficiente para pensar en otro plan y que no puedan vender el objeto.

- Hace tiempo que el colgante no brilla...espero que esté bien. ¿Habrá encontrado ya...al chico? ¿Me lo presentará? Eso estaría bien...así yo podría confirmarle si es él...aunque no es que lo recuerde mucho...Maya simplemente ha tenido que buscar a un chico aleatorio esperando que sea él...ojalá tuviese mejor memoria... - Max hablaba por el camino para entretenerse. - ¡Ay!

Estaba tan concentrado que había tropezado con algo sin darse cuenta. Se levantó y miró el objeto: una lanza que parecía bastante antigua, con una hoja muy afilada, manchada de sangre. Max palideció al instante.

- El arma reina de las batallas...papá tiene una de estas en su casa...desde que mamá le echó de nuestra casa, le veo cada vez menos...el pueblo donde vive, Nuxton, está bastante lejos...todavía recuerdo cuando me enseñaba a manejar cosas como estas, diciéndome que a lo mejor algún día atacarían nuestro pueblo, y que yo tendría que salvarlos a todos... - Había cogido el arma y la miraba fijamente.

- ¿Me la devuelves, chico? - Le dijo una voz a sus espaldas.

El pequeño Max se giró y vio a un joven rubio con ojos azules. Éste le quitó la lanza de las manos.

- ¡Eh! ¡¿Pero qué haces?! ¿Quién eres tú?

El joven no contestó. Cogió el arma con el mango y golpeó a Max, que cayó al suelo. El colgante de fuego, que estaba en su pantalón, también cayó a su lado.


El poder ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora